El arte de la dirección por Leonard Berstein

El arte de la dirección por Leonard Berstein, subtitulado y completo. Mas de 10 horas.

Para no perderselo

http://youtu.be/b-ygX0LSnLs

Hay personas que sienten particular atracción por los conciertos musicales didácticos, en los que se explican aspectos y características de una obra a manera de que el público aprenda. En cambio, muchos están en desacuerdo y aducen que uno debe asistir a un concierto con una preparación previa para disfrutar plenamente el programa.

La ignorancia en el primer caso no debe criticarse, así como la autosuficiencia del segundo caso tampoco, de manera que ambas maneras de escuchar un concierto dependen de las necesidades de la audiencia.

En lo personal, antes de requerir una explicación técnica o de los significados, o bien escuchar sólo la ejecución sin algún comentario del artista, prefiero enterarme de primera mano del contexto en el que fue producida la obra, ya que sin duda alguna esa información nutrirá mi propia experiencia y conoceré al creador y no tanto los tecnicismos o significados, lo cual considero debe ser responsabilidad de la propia audiencia.

En el plano de las artes plásticas he asistido a la inauguración de alguna exposición en la que está presente el autor, y escuchar preguntas del público con relación al significado de los cuadros expuestos. Lo más adecuado es que sea el pintor quien pregunte al espectador el significado que encuentra en su obra.

Este es el tema de hoy: la responsabilidad de las audiencias al enfrentarse a la creación artística.

Sin duda alguna no todos podemos asumir esa responsabilidad; no es por falta de conocimientos sino por falta de interés. Estamos condicionados al consumo de entretenimiento chatarra de tal manera que nuestro sentido de apreciación está prácticamente atrofiado.

El Arte en términos generales requiere de audiencias receptivas y a la vez críticas. En pocas áreas de nuestra vida podemos ser tan exigentes como en el Arte. Debemos poner al creativo al filo de la navaja, no aceptar a la primera cualquier cosa que nos proponga pues estamos satisfaciendo a nuestro espíritu y no a nuestro cuerpo, de manera que tenemos derecho a que nuestra alma no sea perturbada.

Lo anterior le puede parecer descabellado pero establece la gran diferencia entre ver una telenovela y un cuadro de Picasso. Como siempre usted decide sobre lo que escucha, lo que lee, lo que mira. Recuerde que el arte alimenta el alma y el entretenimiento al cuerpo.

Bajo esta óptica y con estos argumentos parece que trato de alejarlo del mundo del arte y la cultura, pero es todo lo contrario, solamente le advierto sobre esa responsabilidad que debe asumir como espectador ante estas disciplinas.

El creador no tiene por qué ser un maestro en el escenario, el papel de maestro debe ser representado por la audiencia y aprobar o desaprobar al ejecutante.

Quien debe ser calificado es el ejecutante, el público califica, y la parte que califica debe saber más que la parte que es calificada.

De nueva cuenta expongo conceptos que le pueden parecer inaceptables pues nuestra tradición establece que todo lo que se presenta sobre un escenario es superior a la otra parte representada por la audiencia.

Seguramente usted ha asistido a conciertos en nuestra ciudad y aplaudido a la orquesta que hizo pedazos una obra. La euforia seguramente le impidió ver mi cólera traducida en un gesto desaprobatorio. La orquesta obtuvo una excelente calificación proporcionada por un maestro tolerante. Así no podrán mejorar ni el alumno ni el maestro.

Leonard Bernstein (1918-1990) fue el anfitrión del programa de televisión “Conciertos para jóvenes”, serie transmitida de 1958 a 1972, de inminente carácter didáctico que impulsó el desarrollo de la apreciación musical.