El barbero de Sevilla. Rossini. Munich

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Nationaltheater de Munich. 30 Julio 2014.
Este año se ha incluido en el Festival de Ópera una única representación de esta ópera de Rossini, contando con la presencia de Juan Diego Flórez como el Conde Almaviva. En pocas ocasiones habría estado tan justificado como en ésta volver al título original de la ópera, es decir: Almaviva o sia l’inutile precauzione. La actuación del gran tenor peruano ha cambiado totalmente el resultado de la representación, pasando de lo que habría sido un Barbero de Sevilla más a una representación exitosa, donde el protagonismo pasa indudablemente de Fígaro al Conde Almaviva.
La producción escénica se debe a Ferruccio Soleri y cumple ahora 25 años desde su estreno en Munich. Se trata de un trabajo tradicional y agradable, que no molesta ni aporta nada nuevo que no haya sido visto tantas veces anteriormente. La escenografía de Carlo Tomassi ofrece un escenario giratorio, que muestra por delante la fachada de la casa de Don Bartolo y, al girar, se ofrece el interior, que es donde transcurre prácticamente toda la ópera. Se deja amplio espacio libre para movimiento de actores, contando con un adecuado vestuario de Ute Frühling.
La dirección escénica va por caminos bufonescos, especialmente en lo que se refiere a Don Basilio y Don Bartolo, no faltando algunas morcillas que parecen ser de la cosecha de los intérpretes. Entre ellas destacaré la que mete Juan Diego Flórez disfrazado de Don Alonso, quien, a la pregunta de Don Bartolo sobre su identidad, responde: ¡Riccardo Muti!. Se puede decir que los cantantes se lo pasaron bien en escena, especialmente Flórez, que estuvo muy divertido.
La dirección musical estuvo nuevamente encomendada a Paolo Carignani, quien nos ofreció una lectura controlada, pero muy poco rossiniana. Siempre ha sido seña de identidad del compositor de Pésaro sus famosos crescendos, pero no parece que Carignani comparta la idea. No hubo tales. Aquello sonaba más a Donizetti que a Rossini. No faltó control, pero se echó en falta sentido rossiniano. Hubo serios problemas de concertación en los conjuntos que cierran el primer acto de la ópera, seguramente debidos a falta de ensayos. Tampoco la Bayerisches Staatsorchester es la formación más adecuada para sacar chispas a esta partitura. Correcto el Chor der Bayerischen Staatsoper.
Como si estuviéramos en el título original mencionado más arriba, diré que Juan Diego Flórez tuvo el doble mérito de ofrecer una interpretación magnífica y cambiar el resultado de la representación. Me pareció que la voz ha ensanchado algo en el centro, lo que no le impide alcanzar los sobreagudos con la facilidad de siempre. Seguramente, todos habrán adivinado que puso el teatro boca abajo con su interpretación del Cessa di piu resistere. Tengo la impresión de que si continúa su evolución, no habrá muchos Almavivas por parte del peruano. Será una pena, ya que siegue siendo el Almaviva de la historia de la ópera.

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Juan Diego Flórez en los saludos finales
El barítono ruso Rodion Pogossov fue un desenvuelto Fígaro, con una voz agradable, de volumen un tanto reducido y bastante escaso de colores, por lo que su interpretación vocal resulta un tanto monótona dentro de la corrección.
La mezzo soprano americana Kate Lindsey ofreció una voz atractiva en la parte de Rosina. Cantó con gusto, destacando en agilidades. La voz es de tamaño bastante reducido, no ayudándole en su proyección un cierto engolamiento. En los concertantes resultaba inaudible.
Renato Girolami fue un Doctor Bartolo de voz potente, pero no muy sobrado de vis cómica. Tiene tendencia a vociferar, lo que no resulta muy adecuado en el aria A un Dottor della mia sorte. Sus agilidades son un tanto precarias y su habilidad escénica se basa en exageraciones bufas.

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Rodion Pogossov y Renato Girolami
Algo parecido ocurre con Peter Rose en la parte de Don Basilio. Funciona mucho mejor en Barón Ochs que aquí. Tiene volumen suficiente, así como tablas, quedando corto en agilidades.
La soprano Hanna Elisabeth Müller cantó el aria de Berta bastante mejor de que estornudaba en escena. La verdad es que fue todo un lujo en este personaje secundario.
Cumplieron bien tanto Andrea Borghini (Fiorello) como Dean Power (Oficial).
Teatro repleto con las entradas agotadas hace bastante tiempo. El publico mostró su satisfacción con la representación. A escena abierta las mayores ovaciones fueron para Juan Diego Flórez tras el Cessa di piu resistere, con una duración de nada menos que dos minutos y siete segundos. Al final ovaciones para todos, especialmente para el divo peruano.
La representación comenzó con 5 minutos de retraso y tuvo una duración total de 3 horas y 17 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 37 minutos. Diez minutos de aplausos, bastante arrastrados los dos últimos.
El precio de la localidad más cara era de 163 euros, habiendo butacas de patio por 142 y 117 euros, éstas las más laterales. En los primeros pisos las localidades oscilaban entre 91 y 64 euros, mientras que en los pisos más altos el precio era de 39 euros, que pasaban a 15 y 11 euros paras las de visibilidad muy reducida.
José M. Irurzun