«El caballero avaro» de Rachmaninoff en la Fundación Juan March

                                   «caballero avaro» Rachmaninoff Fundación March  Redacción OW

El caballero avaro, la ópera más oscura de Rachmaninoff, en el ciclo teatro musical de cámara de la Fundación Juan March y el Teatro de la Zarzuela

La ópera cuenta con la dirección de escena de Alfonso Romero y la dirección musical de Borja Mariño, y busca crear puentes entre el concepto de avaricia como pecado capital y la criptomanía. El libreto de esta ópera de Sergei Rachmaninoff (1873-1943) estrenada en 1906 en el Teatro del Bolshói está basado en una de las ‘Pequeñas tragedias’ (1830) del icono de la literatura rusa Alexandr Pushkin (1799- 1837) y refleja las consecuencias de la avaricia en una patológica relación paternofilial ambientada en la Europa medieval. «caballero avaro» Rachmaninoff Fundación March

Todas las funciones serán en la Fundación Juan March, habrá cuatro los días 25 y 28 de septiembre a las 18:30h y los días 1 y 2 de octubre a las 12h para todos los públicos. El 27, 29 de septiembre y 3 de octubre habrá tres representaciones para público infantil. Además, la función del día 28 se transmitirá en directo por Radio Clásica (RNE) y por streaming en Canal March, YouTube y RTVEPlay.

Igor Voievoedin en un ensayo de "El caballero avaro" / Foto: © Dolores Iglesias
Igor Voievoedin en un ensayo de «El caballero avaro» / Foto: © Dolores Iglesias

Reproducimos el comunicado a la prensa que recibimos en la redacción de OW:

Madrid, 20 de septiembre de 2022.- La Fundación Juan March y el Teatro de la Zarzuela han presentado hoy ‘El caballero avaro’, ópera en un acto de Sergei Rachmaninoff basada en la obra homónima de Alexandr Pushkin. Se ofrecerán cuatro funciones en la sede madrileña de la Fundación, los días 25 y 28 de septiembre y el 1 y 2 de octubre, para las que podrán solicitarse entradas de forma gratuita. «caballero avaro» Rachmaninoff Fundación March

Esta coproducción consolida el ciclo Teatro Musical de Cámara, siguiendo la estela de otros títulos rusos y raramente representados, como ‘Mavra’, de Ígor Stravinski (2016), y ‘Mozart y Salieri’, de Rimsky-Korsakov (2017). ‘El caballero avaro’ constituye así una ocasión para acercarse a una gema desconocida y oscura en la obra de Sergei Rachmaninoff. Se trata de su segunda ópera, género en el que el compositor ruso se prodigó en tan solo cuatro ocasiones en su carrera. De atmósfera oscura y angustiosa, la trama refleja las consecuencias de la avaricia en una patológica relación paternofilial ambientada en la Europa medieval.

Con un libreto basado en una de las ‘Pequeñas tragedias’ de Alexandr Pushkin(1799-1837), ‘El caballero avaro’ sondea las profundidades de la psicología de los dos protagonistas: un padre rico y tacaño y un hijo despilfarrador y codicioso, que se endeuda para financiar su afición al juego. En el texto de Pushkin, de matiz moralista, el pecado capital de la avaricia y una espiral de conspiraciones terminan destruyendo a ambos.

Esta coproducción entre el Teatro de la Zarzuela y la Fundación Juan Marchcuenta con la dirección musical de Borja Mariño y la dirección escénica de Alfonso Romero. Si bien Rachmaninoff quiso musicalizar de forma rigurosa el texto de Pushkin, ambientado en la Edad Media, la representación en el auditorio de la Fundación Juan March busca crear puentes entre dos visiones: la de la avaricia como un pecado capital y su rostro moderno, la de una patología de la mente.

Los tintes psicológicos y oscuros que esta nueva entrega de Teatro Musical de Cámara destaca estuvieron presentes tanto en la confección del texto como en su musicalización, años después. Alexandr Pushkin ideó sus ‘Pequeñas tragedias’ en un contexto convulso: encerrado por una epidemia de cólera que obligó a retrasar su boda, en 1830. Tras retratar los conflictos entre la avaricia enfermiza del padre y las súplicas de su hijo, se vio obligado a inventar que el texto era una adaptación y no una obra original. Lo hizo por miedo a alimentar incómodas comparaciones con su propio padre, que había dilapidado la herencia familiar.

Sergei Rachmaninnoff también conoció la carga de vivir en la pobreza con un nombre aristocrático. Su padre había derrochado su dinero y, antes de alcanzar la fama, tuvo que mantenerse impartiendo clases de piano. Escribió esta ópera en 1906 bajo el hechizo de ‘El anillo del nibelungo’, que había visto en Bayreuth en su viaje de novios, y utiliza el novedoso método de orquestación wagneriano para evocar a personajes, ambientes y seres inanimados –como la oscuridad del sótano o el fulgor de las monedas de oro, quizá un homenaje al anillo que hila la tetralogía wagneriana–. Su personal lenguaje musical le permite recrear una atmósfera oscura y angustiosa, sorteada de oleadas emocionales, que aleja esta obra de los cauces de la ópera tradicional.