El Caserío vuelve al teatro donde se estrenó

El Caserío

Se repone esta obra de Jesús Guridi en el Teatro de la Zarzuela, que fue donde se estrenó en 1926 y donde se representó por última vez en 1977. Una larga ausencia para una obra importante. 

En esta ocasión he asistido en primer lugar al segundo de los repartos programados, que ha resultado un tanto modesto en términos vocales, aunque la representación ha tenido un buen resultado, con una buena dirección musical y una producción escénica correcta. 

La producción se debe al joven director de escena bilbaíno Pablo Viar, siendo una coproducción del Teatro Arriaga de Bilbao y el Teatro Campoamor de Oviedo. Tuve ocasión de verla en un par de ocasiones en el teatro bilbaíno tanto en su estreno en el año 2011 como en su reposición (Ainhoa Arteta como Ana Mari) dos años más tarde. La escenografía de Daniel Bianco (actual director del Teatro de la Zarzuela) consiste en el portalón del caserío Sasibil en el primer acto, que hace que todo se desarrolle en corbata, abriéndose después a un frontón con gradas en el lateral derecho. La procesión no está muy buen resuelta, al confundir una procesión con el rezo del Angelus, tan tradicional en los partidos de pelota. El vestuario de Jesús Ruiz resulta simplemente correcto, mientras que la iluminación de Juan Gómez Cornejo resulta insuficiente. Mejor la coreografía de Eduardo Muruamendiaraz. La dirección escénica apenas ofrece interés. En conjunto, es una producción que no pasa de la corrección. 

Las veces anteriores que vi esta producción en Bilbao contaron con unas direcciones musicales que se me hicieron insuficientes. Fueron sus responsables entonces Miquel Ortega y Miguel Roa. Aquí hemos tenido la suerte de tener en el foso a Juanjo Mena, cuya presencia supongo que se habrá debido en gran medida al hecho de ser alavés como Jesús Guridi y haber querido rendir homenaje de admiración a su paisano. No es Juanjo Mena un director que se prodiga en los fosos de los teatros de ópera y la verdad es que es una pena, ya que, cuando lo ha hecho, el resultado ha sido siempre destacable. También en esta ocasión, en la que su dirección ha sido lo mejor de la representación, notablemente mejor que la que nos ofrecieron en Bilbao sus dos colegas antes señalados. La Orquesta de la Comunidad de Madrid cumplió con su cometido, aunque no ofreciera excesiva brillantez. Algo parecido se puede decir del Coro del Teatro de la Zarzuela. 

Como digo más arriba, esta representación ha contado con el segundo de los repartos programados y el resultado se ha quedado por debajo de lo que se podía esperar. 

El Tío Santi fue interpretado por el barítono José Antonio López, cuya prestación me ha resultado muy poco convincente. La voz ofrece sonidos un tanto guturales y tiene el inconveniente de abrir el instrumento continuamente, resultando su canto monótono, poco matizado y aburrido. 

El Caserío

Ana Mari fue interpretada por la soprano extremeña Carmen Solís y tampoco su actuación me resultó muy convincente. Desde mi punto de vista su adecuación vocal al personaje deja un tanto que desear, ya que las exigencias del mismo no pasan de una soprano ligera o todo lo más lírico-ligera y Carmen Solís es una lírica plena, y casi una soprano spinto. Por otro lado, es claro que dramáticamente es el personaje menos agradecido de la obra y no ofrece muchas posibilidades de darle vida. 

Repetía actuación como José Miguel el tenor navarro José Luis Sola, a quien ya había visto en este personaje hace 6 años en Bilbao. Su actuación fue buena, aunque me gustó más en la ocasión referida anteriormente. Cantó con gusto momentos destacados de su partitura, como es caso de la romanza Yo no sé qué veo en Ana Mari, quedándose un tanto corto en los ataques más dramáticos del último acto. 

La parte de Txomin es la típica del tenor cómico de tantas zarzuelas y fue interpretada una vez más por el tenor Jorge Rodríguez-Norton, que volvió a ofrecer su voz de escasa calidad, aunque bien manejada. 

Ana Cristina Marco dio vida a Inosensia, cumpliendo con su cometido sin mayor brillantez. 

En los personajes secundarios hay que señalar la buena actuación de Itxaro Mentxaka como Eustasaia. Correctos tanto Eduardo Carranza en Manu como José Luis Martínez en Don Leoncio. 

Hay que señalar también la brillante actuación del Grupo de Danza Aukeran Dantza Konpainia. 

El Teatro de la Zarzuela ofrecía una ocupación que no llegaría al 75 % de su aforo. El público se mostró cálido en los saludos finales, aunque no entusiasmado, siendo los mayores aplausos para Juanjo Mena y el Grupo de Danzas. 

La representación comenzó con 4 minutos de retraso y tuvo una duración de 1 hora y 39 minutos, sin intermedios. Cinco minutos de aplausos. 

El precio de la localidad más cara era de 44 euros, costando la más barata con visibilidad plena 18 euros. 

José M. Irurzun