Carlos Javier López Sánchez
El Coro de Ópera de Juventudes Musicales de Granada se presentó el dos de noviembre en el Auditorio Manuel de Falla de Granada con el Requiem de Mozart. Se trataba de la puesta de largo de esta nueva formación, surgida milagrosamente gracias al empeño de la Asociación de Juventudes Musicales de Granada, y de los propios músicos y profesores que lo componen y apoyan. En estos tiempos en los que el mundo musical ve cómo van desapareciendo conjuntos, e incluso aquellos que parecían asentados pasan por momentos de incertidumbre, todos debemos alegrarnos porque al fin Granada tiene un coro de ópera.
En el Requiem de Mozart, interpretado dentro del Ciclo de Requiem con el que la formación se da a conocer a lo largo del mes de noviembre en la ciudad de la Alhambra, el coro estuvo acompañado por los solistas Abenauara Graffigna (soprano), Estíbaliz Ruiz (contralto), Román Barceló (tenor) y Francisco Crespo (bajo). Todos, junto a la Joven Orquesta Sinfónica de Granada, fueron dirigidos por Gabriel Delgado.
El público, que agotó las entradas del Manuel de Falla, pudo comprobar ya en el Introitus, que el nuevo coro suena empastado y expresivo, y que sus miembros han conseguido en apenas unos meses unas cotas muy altas de calidad técnica. El Coro convenció en el Kirie y demostró su desparpajo en el Dies irae. El Tuba mirum, aunque tristemente empañado por los titubeos del trombón, sirvió para demostrar la eléctrica conexión entre Román Barceló y Francisco Crespo, cuyas voces se complementan a la perfección gracias a su similar técnica. Había ricos armónicos de madera en la voz del bajo granadino, mientras que la elegante y emotiva línea de Barceló le daba la réplica con su característico sonido cálido y metálico. En el Recordare debe subrayarse, así mismo, la potente alianza entre Ruiz y Crespo, sobre las inocentes cuerdas de la Joven Orquesta. Los coristas demostraron sus armas una vez más en el Rex tremendae, atacado con un punzante y sobrecogedor squillo. El Lacrimosa, brillante, fue su mejor momento, digno de los mejores coros internacionales, si bien sus ansias por demostrar su calidad dejaron algunas frases demasiado energéticas.
El cuarteto solista tuvo ocasión de lucirse en el Benedictus, que sonó muy convincente. Aquí destacaron ellas: el bellísimo timbre de Estíbaliz Ruiz, imbricado con delicadeza en el conjunto, abrió la página, dejando el listón altísimo, si bien Graffigna contestó con un canto elegante, soltura técnica y seguridad en la emisión.
Más dudas dejó la visión orquestal de Gabriel Delgado, tal vez demasiado enrocada y contemplativa, lenta y falta de pulso vital, mortuoria en lugar de espiritual. A las insufribles pausas entre páginas, que hacían caer la emoción del discurso mozartiano, se sumaron las inseguridades de una jovencísima orquesta que, aunque briosa, dejó entrever una evidente falta de experiencia. Las evidentes diferencias entre la orquesta y los cantantes, que en ocasiones parecían interpretar obras distintas, deslució en parte el resultado final, que quedó descompensado en este aspecto.
La Asociación de Juventudes Musicales de Granada, presidida por Rafael Ruiz de Pablos, cosechó un gran éxito que levantó de sus butacas a buena parte del público. Se braveó con entusiasmo al nuevo Coro de Ópera de Granada, y la ovación sonó a sincero agradecimiento. El Coro de Ópera de Juventudes Musicales de Granada, dirigido por Andrés Juncos, y preparado por José Pablo Serrano y Coral Morales, tiene los mimbres necesarios para abordar en el futuro proyectos que harán sentir orgullo a la ciudad de Granada, que asiste estos días a su presentación.
Abenauara Graffigna (soprano)
Estíbaliz Ruiz (contralto)
Román Barceló (tenor)
Francisco Crespo (bajo)
Coro de Ópera de Juventudes Musicales de Granada
Joven Orquesta Sinfónica de Granada
Dir. Gabriel Delgado