El diablo en el poder. Barbieri. Madrid

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Tras su primer intento frustrado de estrenar una ópera el madrileño Barbieri se dedica a la zarzuela como gran defensor de este género y ya desde su primera incursión en 1850 con “Gloria y peluca” obtiene el éxito que será la constante en su carrera.

Tras varios estrenos y seis años más tarde, el 11 de diciembre de 1856, la zarzuela en tres actos “El Diablo en el poder” con libreto de Francisco Camprodón se estrena en el recién inaugurado Teatro de la Zarzuela. Siendo este título el único de la trilogía que presenta el teatro de la calle de Jovellanos estos días como homenaje a sus fundadores que se pensó para este coliseo.

En un ambiente de corte, la del rey Felipe V, es el marco para desarrollar la acción de esta comedia amoroso-política que tanto le gustaba a Barbieri en el que los enredos amorosos se utilizan con fines políticos y las distintas clases sociales se usan, intercambian y manipulan siguiendo la tradición española del siglo de oro y la posterior literatura francesa del XVIII.

Si la frase final del “Barberillo de Lavapies” era “…Siempre son los mismos perros con diferentes collares”, amarga y real crítica social al paisaje político, dieciocho años antes “El Diablo en el poder” acaba con otra mucho más acida cantada por todos los personajes y coro de la zarzuela“…Puede que siendo ministro el Diablo, llegue la España dichosa a ser: quizás él haga que en este infierno nos entendamos alguna vez”.

Es el personaje del Diablo el que focaliza la dramaturgia que Álvaro del Amo ha creado para esta versión semiescénica e interpretado por el actor Emilio Gutierrez Caba que tuvo algunos problemas de memoria imperdonables y patentes en su actuación. A veces contratar a un “nombre” no siempre funciona aunque esté sentado y con el guión delante.

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Partitura extensa, con más de quince números musicales distribuidos en tres actos y como curiosidad con tres preludios instrumentales, uno por acto que contextualizaban la acción de cada uno de ellos y que fueron servidos magistralmente por la batuta de Jose María Moreno.

Igualmente el coro estuvo brillante a pesar de la difícil situación por la que comienza a pasar en cuanto número y edad de sus componentes (que esperemos que las instituciones encargadas sepan llevar a mejor puerto que con el Coro Nacional)…destacando el coro de educandas del primer acto, el coro de la crisis del segundo y el final de la obra.

El sexteto protagonista fue un lujo en lo canoro y muy entregado en lo actoral si bien destacaron más las féminas que los hombres.

Elena de la Merced sonó un poco más apagada que en otras ocasiones que la hemos escuchado con problemas de volumen en el registro medio-grave, si bien la parte de las agilidades y en dúo con la flauta de su difícil romanza “Domar mi orgullo” se resarció con creces de esta impresión.

Su marido el barítono Josep Miquel Ramón se fue creciendo como Ubilla, en un papel que le iba como anillo al dedo y tras un principio un tanto errático confirmó su valía en la primera romanza “En mi ausencia y en mis duelos” y en el dúo del segundo acto “La política es un juego”.

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Emilio Sánchez tuvo algunos problemas al encarar el papel cómico del Conde del Sauce en la parte canora pero lo salvo en los numerosos concertantes y con la bis cómica que supo sacar del personaje.

El personaje de Elisa de Montellano fue interpretado por Ruth Iniesta que con un timbre profundo supo cautivar al público recibiendo grandes ovaciones al final de su actuación a pesar de no tener una gran romanza. Igual se podría decir del resto de los cantantes Fernando Latorre y Marifé Nogales cuyas intervenciones en dúos y concertantes aportaron gran calidad a una representación caracerizada por el ritmo, inspiración y vivacidad del mejor Barbieri.

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Felicitamos a los gestores del Teatro de la Zarzuela por esta iniciativa y deseamos que esta y otras zarzuelas del gran Barbieri suban al escenario haciendo ciclos enteros de este compositor. Sin ánimo de equivocarnos…el Teatro de la Zarzuela tiene en su haber producciones de “Barberillo de Lavapies”, Pan y Toros”, Gloria y peluca”, Jugar con fuego”, “Los diamantes de la corona”…que perfectamente podrían conformar un ciclo Barbieri…junto con la que hemos comentado en este escrito y otras que podrían añadirse.

 

Roberto Benito