El esplendor barroco de Biber llega al Auditori de Barcelona

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Con un auditorio prácticamente lleno las huestes de Savall desembarcaron para ofrecer uno de los conciertos más atractivos del ciclo de “El so Original” que organiza el mismo intérprete desde hace ya años.

Un programa dedicado a uno de los compositores más ricos, musicalmente hablando, de la corte de Salzburgo de la segunda mitad del s.XVII, Heinrich Ignaz Von Biber, que supo cultivar todos los géneros de la época desde las sonatas para violín y continuo hasta cantatas y óperas.

Dentro de su amplio corpus Jordi Savall seleccionó tanto música instrumental como vocal ofreciendo así un programa amplio y variado, representativo de las características musicales de los gustos de la Corte e Iglesia del Salzburgo de la época.

Si el origen de la policolaridad y búsqueda de estereofonías sonoras nace con los Gabrieli en Venecia, pronto el éxito de estas innovaciones llega al Sacro Imperio Romano Germánico y uno de los frutos es la fanfarria con la que se abría el concierto a modo de llamada solemne y virtuosa a todo un mundo sonoro, grandilocuente y efectista.

La demostración de poder, sea de la Iglesia, sea de la Monarquía se manifestaba no sólo a nivel de las artes representativas sino también de las sonoras de ahí el apabullante Motete “Plaudite tympana” a 53 voces distribuidas en diversos coros donde se mezclaban voces e instrumentos organizando un discurso sonoro de contundentes armonías aunque no tan arriesgadas como las de otros compositores anteriores a Biber.

A veces la ironía y el humor al servicio de la una política triunfalista se ha traducido en música como es el caso de la tercera partitura del programa donde Biber se mofa, a través de su Battalia a 10 voces escrita en 1973, del ejército francés con una orquesta de cuerda y continuo que refleja el caos de la armada gala en contra de la fuerza y orden germánica que les vence. Una partitura llena de humor pero de gran exigencia y concentración para hacer llegar todos los efectos casi teatrales que contiene y que los efectivos de Le Concert des Nations supo ofrecer con pulcritud aunque no con tanto humor como hubiera sido deseable.

Biber compuso otro tipo de Sonata pero siguiendo el mismo estilo imperial para el Obispo de Olomouc, la Sonata Sancti Polycarpi, para instrumentos de metal y contínuo.

No es la primera vez que Savall se introduce en el universo de Biber ya que había grabado en 1999 otra de las grandes misas de este compositor, la Missa Bruxellencis junto con algún réquiem, pero esperemos que esta versión de la otra inmensa Missa, la dedicada a la Catedral de Salzburgo a 53 voces pronto la podamos escuchar grabada en el espacio para el que fue compuesta. La versión ofrecida en el Auditori aunque fue muy correcta, tal vez pecó de dos cosas, falta de presencia de los efectivos vocales que se quedaron cortos en proyección ante tanto efectivo instrumental y por otra parte el no aprovechar los espacios que disponía el Auditori para contextualizar mejor los efectos buscados por el compositor de policolaridad distribuyendo los diferentes coros a distancias mayores que no en el escenario del Auditori.

Sea como fuere el público respondió con aplausos prolongados a este magnífico programa.

 

Nicolás Piquero