El Festival Rossini de Pésaro rinde homenaje a Luca Ronconi

 

El Festival Rossini de Pésaro rinde homenaje a Luca Ronconi

Juan Diego Flórez, la gran estrella

Si el pasado año, el Rossini Opera Festival -más conocido por las simples siglas ROF- estuvo dedicado a la memoria de Claudio Abbado, la edición de este verano, ya la nº 36, ha querido rendir tributo a otra gran figura italiana de la ópera que nos dejó hace unos meses, el director de escena Luca Ronconi. Ambos, además, fueron factores fundamentales de la denominada “Rossini-Renaissance”, y como tales formaban parte del comité de honor del Festival de Pésaro, junto a cantantes tan decisivos como June Anderson, Marilyn Horne o Rockwell Blake. Curiosamente, uno de los últimos montajes de Luca Ronconi había sido el de “Armida”, en agosto de 2014, que contó con la valiosísima aportación de la soprano española Carmen Romeu. Anteriormente, el artista había dejado su impronta en títulos como el ya histórico “Il Viaggio a Reims”, “Ricciardo e Zoraide” o “La Donna del Lago”.

Todas las apariciones de Juan Diego Flórez en el Festival Rossini son todo un acontecimiento, hasta el punto de hacer casi saltar por los aires la calma de la tranquila ciudad adriática. No olvidemos que aquí se produjo su consagración internacional, siendo casi un niño, como el noble veleta Corradino de “Matilde di Shabran”, al que siguieron prácticamente todos los títulos del compositor aptos para su voz, desde el Don Ramiro de “La Cenerentola” hasta el Arnold de “Guillaume Tell”, su mayor reto hasta la fecha.

Este año, el tenor peruano no abordaba ninguna ópera -aunque ya se barrunta para 2016 su presencia en “La Donna del Lago”-, sino la “Misa de Gloria”, destinada por Rossini a la Cofradía de los Siete Dolores de Nápoles, para la que Pergolesi había escrito su sublime “Stabat Mater”, que se tocó, por cierto, el mismo día que la nueva composición, el 24 de marzo de 1820. Aunque la pieza no alcanza la altura de otras obras sacras del autor (como su propio “Stabat Mater” o la “Petite Messe Solennelle”), revela un excelente oficio, un gran dominio del contrapunto y las líneas vocales, con momentos de gran lucimiento, pensados expresamente para dos célebres divos de aquel entonces, el tenor Giovanni Battista Rubini, de quien el cantante limeño, que cerraría la velada con el “Pianto d’Armonia sulla morte d’Orfeo” de un Rossini prácticamente adolescente, es hoy su más directo sucesor, y el castrato -puesto que las mujeres seguían sin estar permitidas en el templo- Moisè Tarquinio, encarnado en nuestros días por la soprano británica Jessica Pratt. Ella fue también la destinada a dar vida a la reina de Cartago en la cantata “La morte di Didone”, donde, de pronto, apareció el verdadero Rossini en toda su plenitud, con una página cuyos escalofriantes saltos vocales revelaban toda la desesperación de la despechada mujer abandonada. Donato Renzetti dirigió con oficio a una orquesta tal vez demasiado bisoña, la Filarmonica Gioachino Rossini, y un Coro del Teatro Comunale de Bolonia que demostró mostrarse más seguro en los pentagramas escénicos que en los pasajes polifónicos.

Graham Vick inició su relación con el certamen en 1994 con “L’inganno felice”. Desde entonces, el regista británico ha acudido con regularidad, presentando montajes tan espectaculares como los dos “Moisés” -el italiano y el francés- o el mencionado “Guillaume Tell”. Su acercamiento a esta farsa de juventud es más modesta, pero lleva su indiscutible firma. Ha situado la trama en la época del estreno (1812), con las guerras napoleónicas como telón de fondo, lo que concede a esta inocua historia de enredos amorosos una nueva urgencia, con unos personajes muy bien matizados. Rossini, que aún no había cumplido los veinte años, crea una música fresca, donde ya se aprecia su gusto por la melodía y la instrumentación, el dominio de los adornos y un especial esmero en la caracterización de unos personajes muy humanos, lejos del cliché de la ópera bufa. Bajo la animada batuta del moscovita Denis Vlasenko se movió un cuidado elenco vocal, en el que destacaron la soprano Mariangela Sicilia (reciente ganadora del concurso Operalia), el tenor griego Vassilis Kavayas o el veterano bajo Carlo Lepore, junto al barítono Giulio Mastrototaro, toda una revelación en este género.

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Una consagración y una sorpresa, o las dos caras de Rossini

La gran ópera de esta 36ª edición era, sin duda, la reposición de “La gazza ladra” en el montaje de Damiano Michieletto. Este talentoso director es, junto a Davide Livermore (el nuevo director artístico del Palau de les Arts de Valencia), el mayor renovador de la escena lírica italiana, y este festival ha sido uno de sus principales trampolines. Apoyado en unos inmensos tubos que se van moviendo al son de la música, va subrayando la grandeza trágica de esta imponente partitura, creada por Rossini para La Scala de Milán en 1817, y que relata un hecho real por el que la protagonista estuvo a punto de ser condenada a muerte, acusada injustamente por un robo que, al final, se descubrió que había cometido la ladrona urraca a la que hace referencia el título.

El estreno de la producción en 2007 contó con la soprano granadina Mariola Cantarero. Ahora ha sido otra estrella femenina del canto, la georgiana Nino Machaidze, quien defendió a la desdichada Ninetta con plenitud en el agudo, dominio de las agilidades y un impecable estilo, además de una intensidad expresiva de primer orden. A su lado estuvo el tenor norteamericano René Barbera como un Giannetto de elegante línea, encabezando un reparto extenso y sin fisuras: Simone Alberghini como el tutor de la joven, Fabrizio; Teresa Bervolino como Lucia, su déspota esposa, que finalmente se humaniza (como tiene ocasión de confirmar en su bella aria), o Lena Belkina como el travestido amigo Pippo. Únicamente demereció un tanto Marko Mimica, que no hizo olvidar a Michele Pertusi, auténticamente malévolo en su encarnación de Gottardo, el despótico señor de la villa, superior también en lo vocal. Tan solo repitieron el excelente bajo Alex Esposito como el proscrito padre de la joven, Fernando, que, para no ser delatado, provoca involuntariamente el conflicto, y la deliciosa actriz y acróbata india Sandhya Nagaraja en la encarnación del propio pájaro. Donato Renzetti demostró su absoluta maestría, adquirida en los mejores fosos internacionales.

Pero, posiblemente, la mayor sorpresa haya sido la vuelta al ‘cartellone’ de “La gazzetta”, una elegante comedia ambientada en París en torno a un nuevo rico que, para casar a su hija, decide poner un anuncio en la prensa. Rossini la escribió en 1816 para ‘desengrasarse’ de tantos títulos serios y, al mismo tiempo, para demostrar al público de la ciudad del Vesubio su dominio de cualquier género. El autor de Pésaro tenía en tanta estima la composición que reutilizó varios números de la misma en su inmediatamente posterior “Cenerentola”, a la que tanto recuerda, empezando por la célebre obertura, convenientemente ‘reciclada’ poco después en la nueva ópera.

Dario Fo realizó un inolvidable montaje en 2001, lleno de poética ironía. Mario Carniti ha seguido, muy inteligentemente, una línea totalmente distinta, más tradicional, quizá, pero plenamente válida, que casaba a las mil maravillas con el brío del foso, donde el español Enrique Mazzola supo imponer un ritmo continuo, sin altibajos, al frente de una Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia que ya la víspera había vuelto a probar su calidad de siempre, al igual que el coro homónimo, preparado impecablemente por Andrea Faidutti. Un acierto fue la invención del personaje de Tommasino, a cargo del actor Ernesto Lama, que dio al espectáculo un divertido toque de auténtico teatro napolitano.

Nicola Alaimo hizo una verdadera creación de Don Pomponio Storione, mientras que la soprano armenia Hasmik Torosyan fue su descarada hija Lisetta, con seguridad en toda clase de acrobacias vocales, al igual que el tenor ruso Maxim Mironov en su enamorado Alberto, de refinado canto, como también su rival, Filippo, a cargo del experimentado barítono Vito Priante.

Todo un hallazgo. Como también lo fue la de un quinteto que se creía perdido y ha sido milagrosamente descubierto, y que ayuda enormemente a comprender el argumento, además de ser de incuestionable valor musical. En el montaje anterior, el impredecible Premio Nobel tuvo el golpe de genio de hacer declamar las frases del texto -que sí se habían conservado- a los propios cantantes, logrando con ello una escena de incuestionable teatralidad.

Del resto de la programación podemos recordar el tradicional “Stabat Mater”, dirigido este año por la cada vez más ascendente batuta de Michele Mariotti y encabezando el cuarteto vocal la soprano canaria Yolanda Auyanet. O los recitales de bel canto, inaugurados con mucha fortuna por la mezzo siciliana Chiara Amarù (a la que siguieron la soprano rusa Olga Peretyatko y el barítono francés Florian Sempey). O la culminación de los “Péchés de vieillesse”, coincidiendo con la publicación de la edición crítica, por el legendario pianista Bruno Canino y miembros destacados de la Accademia Rossiniana, en la que, en esta edición, figuraban, entre otros jóvenes valores, las españolas Ruth Iniesta y Carmen Buendía. Como se ve, el “Rossinismo” sigue muy vivo y cuenta cada vez con más adeptos.

Rafael Banús Irusta

 

ROSSINI OPERA FESTIVAL

Gioachino Rossini: “Messa di gloria”, “La morte di Didone”, “Pianto d’Armonia sulla morte d’Orfeo”. Jessica Pratt, Viktoria Yarovaya, Juan Diego Flórez, Mirco Palazzi, Dempsey Rivera. Coro del Teatro Comunale de Bolonia. Filarmonica Gioachino Rossini. Dirección musical: Donato Renzetti. Pésaro, Adriatic Arena, 15-VIII-2015.

Gioachino Rossini: “L’inganno felice” . Mariangela Sicilia, Vassilis Kavayas, Giulio Mastrototaro, Carlo Lepore, Davide Luciano. Orchestra Sinfonica G. Rossini. Dirección musical: Denis Vlasenko. Dirección escénica: Graham Vick. Decorados y vestuario: Richard Hudson. Iluminación: Matthew Richardson. Producción: Rossini Opera Festival (1994). Pésaro, Teatro Rossini, 15-VIII-2015.

Gioachino Rossini: “La gazza ladra”. Simone Alberghini, Teresa Iervolino, René Barbera, Nino Machaidze, Alex Esposito, Marko Monica, Lena Belkina, Matteo Macchioni, Alessandro Luciano, Riccardo Fioratti, Claudio Levantino, Sandhya Nagaraja. Coro y Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia. Dirección musical: Donato Renzetti. Dirección escénica: Damiano Michieletto. Decorados: Paolo Fantin. Vestuario: Carla Teti. Iluminación: Mark Truebridge. Coproducción: Rossini Opera Festival/Fondazione Arena di Verona (2007). Pésaro, Adriatic Arena, 16-VIII-2015.

Gioachino Rossini: “La gazzetta”. Hasmik Torosyan, Raffaella Lupinacci, Josè Maria Lo Monaco, Maxim Mironov, Andrea Vicenzo Bonsignore, Dario Shikhmiri, Vito Priante, Nicola Alaimo. Coro y Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia. Dirección musical: Enrique Mazzola. Dirección escénica: Marco Caarniti. Decorados: Manuela Gasperoni. Vestuario: Maria Filippi. Iluminación: Fabio Rossi. Nueva Producción: Rossini Opera Festival (2015). Pésaro, Teatro Rossini, 17-VIII-2015.