El foco sobre…. FACUNDO MUÑOZ

El tenor Facundo Muñoz, nacido en Buenos Aires el 12 de junio de 1979, inició sus estudios en Córdoba, Argentina, y los prosiguió en España. Se encuentra interpretando el personaje de Chamaco de Don Gil de Alcalá (Penella) en el Teatro de la Zarzuela, que se estrenará el próximo 5 de mayo. Las dos pasadas temporadas estuvo en la Ópera de Oviedo con I Puritani, de Bellini, y Nabucco, de Verdi.

El tenor Facundo Muñoz

Ha interpretado personajes como Alfredo (La traviata) o Javier (Luisa Fernanda)  en la temporada lírica de Medellín (Colombia) y sus compromisos futuros le llevarán nuevamente a la Ópera de Oviedo para participar en la ópera Norma, de Bellini, y a otros lugares que de momento no nos puede desvelar.

Con Facundo Muñoz, Opera World tiene el placer de comenzar un ciclo de entrevistas breves y desenfadadas a fin de dar a conocer mejor caras prometedoras de la lírica actual.

¿Principal rasgo de tu carácter?

Creo que se puede decir que es la paciencia, la perseverancia. Facundo Muñoz

¿A qué dedicas tu tiempo libre?

A mi familia, principalmente. Cuando no hay que estudiar o preparar algún proyecto.

¿Cómo te llevas con las redes sociales?

No me llevo mal, pero podría sacarle más provecho, seguramente. Sobre todo para poder difundir más mi labor y darla a conocer en mi país natal. Es fácil verme por Facebook 

¿Una ciudad para perderte?

Innsbruck… Venecia…

¿Un antídoto para los malos tiempos?

 El arte en directo, en cualquiera de sus expresiones.

¿Tienes mascotas?  

Sí, un perro pequeño y próximamente un pez.

¿Qué no puede faltar en tu maleta?

Algún perfume. Facundo Muñoz

¿Qué le debe aportar la ópera a la sociedad actual?

Tomar contacto con los sentimientos, con uno mismo. Vivimos demasiado distraídos por el trabajo, la TV con su sensacionalismo y entretenimiento superficial.

¿Qué es lo más difícil, para ti, en la carrera de artista lírico?

Hay muchas cosas difíciles en esta carrera, tal es así que quizás lo más difícil para mí sea poder ver mis logros con objetividad, asumirlos realmente como tal cosa, puesto que al ser esta una carrera de fondo, de constancia y perseverancia, generalmente miramos siempre adelante, a largo plazo y por objetivos que están por alcanzarse… Por lo tanto valorar lo que voy logrando en el presente es lo que quizá más me cueste.

Facundo Muñoz en un escena de 'Nabucco' en la Ópera de Oviedo © I. Martínez / Ópera de Oviedo
Facundo Muñoz en un escena de ‘Nabucco’ en la Ópera de Oviedo © I. Martínez / Ópera de Oviedo

¿Qué personaje que hayas interpretado te ha marcado más y por qué?

Sinceramente, todos me han marcado, desde el más pequeño al más extenso o arduo. Pero, si tengo que señalar uno, podría decir que fue Don José (Carmen), un rol de una complejidad absoluta que marcó una concepción diferente de mi instrumento y me hizo asumir otro rumbo.

¿Cómo te ves en diez años?

Arriba de un escenario, indudablemente. Con mayor madurez y haciendo roles que me seducen muchísimo… Óperas como Tosca o Aida

¿Una anécdota divertida durante un ensayo o una función?

Anécdota divertida… En su momento no fue muy divertida que digamos, pero viéndola a la distancia sí que lo es. En una producción de El barberillo de Lavapiés,  yo interpretaba el rol de Don Luis y a mi enterada debía subir tres escalones  de un practicable, para luego, ya a la vista del público, bajar una escalera, también de tres escalones. Los pantalones eran tipo Luis XV, esos que se abrocha por debajo de las rodillas, y el caso es que, al intentar doblar mis piernas para subir aquel peldaño, pues resultó ser que la tela no cedía (era de tipo raso) y no me permitía subir el pie siquiera 5 cm. Aquello para mí fue un momento de terrible estrés y al día de hoy no sé cómo lo hice, pero subí embozado y todo, y bajé. Lo cierto también es que la desconcentración fue absoluta y me costó gran esfuerzo volver a centrarme en el texto que venía… A partir de esa experiencia, en cada prueba de vestuario que hago, realizo todo tipo de posturas y movimientos para asegurarme que no haya inconvenientes. Facundo Muñoz

¿Con qué director/a de escena te gustaría trabajar?

Aquí, en España, he tenido el privilegio de poder trabajar hoy en día con uno de ellos, que es el señor Emilio Sagi, nombre que escuché desde que llegué a estas tierras y con quien siempre he querido llegar a trabajar; grandioso en su sensibilidad y mirada, paso a paso entreteje los rasgos característicos de un todo, un maestro sin duda alguna. Un delicioso regalo poder crear bajo su mirada. Otro con el cual me encantaría poder tener una experiencia es Alfredo Sanzol. Siempre lo he sentido nombrar y he visto alguno de sus trabajos, pero al ver la puesta y apuesta que logró concretar en El barberillo de Lavapiés en la producción del Teatro de la Zarzuela, supe sin duda alguna que esa dinámica y estética sería algo que me sería de gran aporte artístico. Su teatralidad tanto escénica como dinámica logra hacer del espacio y los artistas una tremenda transformación.

¿Tienes un lema vital?

Nunca lo he pensado como tal cosa… Pero siempre miro el lado bueno o positivo de cualquier evento. Y siempre hay seguir adelante.

¿Dónde estás y con quién en el momento de contestar a estas preguntas?

En Madrid, en el departamento de un amigo, junto a una ventana por la cual entra el sol y una brisa fresca. En este instante, estoy solo mientras escribo.

Redacción OW El foco sobre… Facundo Muñoz