El foco sobre … Ihor Voievodin

El bajo-barítono Ihor Voievodin nació en Dnipró (Ucrania) en 1990, ciudad en la que inició sus estudios musicales. En 2014 fue galardonado con el Premio al Mejor Debut Operístico por su interpretación de Escamillo (Carmen) en el Teatro Académico de Ópera de Dnipró. Amplió su experiencia con la Orquesta Filarmónica Académica de Zaporiyia y la Ópera Nacional de Ucrania en Kiev. Entre 2018 y 2022 estudió en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, en la Cátedra de Canto “Alfredo Kraus” Fundación Ramón Areces, en donde ha recibido clases magistrales de Ruggiero Raimondi, Teresa Berganza, Iris Vermillion, Stéphane Degout y Susan Bullock, entre otros grandes profesionales de la lírica. Recientemente ha cantado en el Teatro de la Zarzuela (Tabaré de Bretón),  el papel principal de la ópera El caballero avaro de Rachmaninov, en la Fundación Juan March de Madrid así como el papel titular de Don Giovanni en la Ópera de Oviedo. Si compromiso profesional más próximo es en el Teatro de la Zarzuela, en la ópera La Dolores. El foco sobre Ihor Voievodin

Como el Barón de "El caballero avaro" de Rachmaninov / Foto: © Dolores Iglesias - Fund. Juan March
Como el Barón de «El caballero avaro» de Rachmaninov / Foto: © Dolores Iglesias – Fundación Juan March

¿Principal rasgo de tu carácter?
Podría decir que es el optimismo, pero todos sabemos que ese rasgo hay que educar en sí mismo y reforzarlo con los hechos. Para ser optimista en mi opinión hay que tener una base de cierta seguridad, es decir ganarte algo real y tener confianza y esperanza que con el tiempo sobre esa base se puede construir algo más importante. Así que resumiendo todo diría que ese rasgo más bien es persistencia. El foco sobre Ihor Voievodin

¿A qué dedicas tu tiempo libre?
En principio cuando tengo tiempo libre suelo dedicarlo más al estudio, trabajar y desarrollar la voz tranquilamente y sin prisas. Cuando no tienes un plazo para estudiarte un papel y ponerlo en la voz es más fácil, tienes la posibilidad de experimentar y hacer las reflexiones sobre el trabajo, la reacción de la voz y del cuerpo que siempre te darán un consejo sincero. Pero claro, todos somos seres humanos y ¡no todo en la vida es el estudio y trabajo! Si tengo la posibilidad de viajar a algún sitio nuevo la aprovecho, cambiar los aires y conocer los lugares nuevos siempre es muy importante para inspirarte y desconectar de la rutina. Y si me quedo en casa en Madrid pues las cosas que hace todo el mundo. Me gusta el deporte, voy al gimnasio a menudo y hago entrenamientos de powerlifting, me gusta jugar fútbol, aunque últimamente tengo poca actividad por las producciones, veo partidos de Champions, La Liga y Premier League de Inglaterra, quedo con mis amigos para tomar algo, voy a ver las funciones del Teatro Real y Teatro de la Zarzuela o disfruto del tiempo con mi novia (si está en casa, claro, porque también es cantante y viaja por el trabajo bastante, en éste caso muchas veces me voy a pasar unos días con ella).

Ihor Voievodin, barítono / Foto: © Geraldine Leloutre
Ihor Voievodin, barítono / Foto: © Geraldine Leloutre

¿Cómo te llevas con las redes sociales?
¡Buena pregunta! Es importante hoy en día tener la actividad en RRSS para un cantante lírico. Pero no es tan sencillo también debido a la variedad de entretenimiento en las mismas. Tienes que ganarte la audiencia con más esfuerzo que en otros segmentos. Ya hace tiempo he pensado de reforzarme en éste aspecto y lo empecé a mejorar el año pasado, pero a partir del 24 de febrero de 2022 me sentí incapaz de hacerlo de la misma manera debido a la invasión de Rusia a mi país, Ucrania. Aunque en el mismo tiempo tenía una producción de La Bohème con Ópera Garage bajo la dirección de Emiliano Suárez y Miquel Ortega aquí en Madrid, no he podido seguir con la misma actividad durante un par de meses por lo menos. Estuve en mis pensamientos siempre con mi familia que sigue viviendo en Dnipró, con mis amigos y el pueblo de toda Ucrania, de mi ciudad, Kiev, Járkov, Donetsk, Leópolis y muchos más y el único sitio dónde podría desconectarme era el escenario. Hace unos meses cuando la situación empezó a cambiar a favor de Ucrania empecé a recuperar la actividad en redes un poco, aunque sé que todavía tengo bastante para seguir avanzando en RRSS.

¿Una ciudad para perderte? 

Pues hay varias😁 La primera es Madrid por supuesto, ¡de lo contrario no la elegiría para vivir! Madrid es fantástica y siempre puede ofrecerte lo que necesitas. Desde el placer de pasear por las calles y disfrutar de la arquitectura y el sol, la vida que llena la ciudad, variedades de teatros, música, vida cultural hasta el paraíso de gastronomía, actividades para cada gusto, tradiciones, fiestas y gente maravillosa.

La segunda para mi es Paris. No podría excluir la ciudad de amor de mi lista. Aunque para vivir no creo que me quedaría en Paris, me encanta la ciudad pero ya tengo el alma y el corazón aquí en España.  San Sebastián y Barcelona son joyas para perderte sin duda. También hay ciudades más pequeñas que me encantan, pero todas también son en España. Son Sevilla, Santiago de Compostela, Santander, Oviedo y muchas más, pero las ganadoras de ellas son varias de las Islas Canarias y por supuesto Valencia!

¿Un antídoto para los malos tiempos?
Creo que para mi es pasar más tiempo con la familia y amigos y también hacer deporte. Cuando tengo el cuerpo activo me siento mejor en general y también despejo la cabeza un poco lo que me ayuda a mirar a las cosas de otra perspectiva. Y pasar el tiempo con tus seres queridos nunca viene mal, ademas es tu gente de confianza total y te pueden dar una pista de salida de esos tiempos. El foco sobre Ihor Voievodin

¿Tienes mascotas?
Lamentablemente no. Debido a la actividad profesional y bastantes viajes es imposible de momento. Aunque en el futuro tengo la esperanza de tener un perro, preferiblemente el pastor alemán, que me encanta la raza, cuando tendré una casa con un jardín y el tiempo suficiente para compartirlo con él. E

Ihor Voievodin, bajo-barítono / Foto: Geraldine Leloutre
Ihor Voievodin, bajo-barítono / Foto: Geraldine Leloutre

l foco sobre Ihor Voievodin

¿Qué no puede faltar en tu maleta?
Creo que es la cámara. Siempre intento traerla a cualquier viaje porque me gusta hacer fotos y grabar mi vista e impresión de los lugares que visité. Luego lo comparto con mi familia también. Mi padre es un fotógrafo aficionado, aunque yo diría que es un profesional de primera, porque hace unas obras de arte de cualquier lugar y sabe pintar con la luz virtuosamente en fotografía.

¿Qué le debe aportar la ópera a la sociedad actual?
Yo diría que es la humanidad y una educación más amplia. La ópera contiene en sí misma distintos tipos de arte y aunque la mayoría de las obras se han compuesto hace décadas o siglos hoy en día los temas representadas en ellas siguen siendo actuales y que al verlas en vivo en un teatro en directo, además de disfrutar las harmonías musicales, el canto lírico, los bailes, la literatura y pintura, el placer estético de las producciones tan interesantes que hacen en los teatros ahora, el público tiene la oportunidad de reflexionar sobre las pasiones humanas y sus consecuencias teniendo una conexión con bellas artes en vivo, desarrollar la inteligencia emocional y la empatía. La ópera es un idioma cultural internacional.

Ihor Voievodin, bajo-barítocno / Foto: © Kirill Bashkirov
Ihor Voievodin, bajo-barítocno / Foto: © Kirill Bashkirov

¿Qué es lo más difícil, para ti, en la carrera de artista lírico?
En general creo somos unos privilegiados porque nuestra profesión nos guía a una versión mejor de nosotros mismos, por lo menos ese es mi caso. Me ha hecho unos regalos en la vida como motivarme a estudiar y hablar otros idiomas, mejorar el conocimiento general de las artes, viajar a diferentes países y conocer a mucha gente encantadora. Claro, cada moneda tiene dos caras, por supuesto, la otra para mi, lo que es más difícil, es no poder estar con la familia y los seres queridos cuando te apetece y el tiempo suficiente. Pero también encuentro y un lado bueno en esto, que te das cuenta con quién realmente quieres estar y echas de menos mucho más a esas personas.

¿Qué personaje que hayas interpretado te ha marcado más y por qué?                       A lo largo de mi carrera, que justo éste año es mi décimo aniversario desde que subí por primera vez al escenario como solista, siempre pensé que va a ser algún personaje romántico. Podría decir que es Escamillo (Carmen) o Don Giovanni, pero aunque me encantan esos personajes y amo la música de esas óperas, creo que el tipo de personajes más interesantes a nivel de interpretación depende en cada etapa de su carrera. Hace unos meses tenía la suerte de protagonizar la producción de la Fundación Juan March en coproducción con el Teatro de la Zarzuela de ”El Caballero Avaro” de Rachmaninov, dirigido por Alfonso Romero y Borja Mariño, con el rol de Barón. Es un personaje dramático y de los que te abren de repente el otro universo de posibilidades y herramientas de la interpretación. Fue todo un descubrimiento para mi experimentar las emociones, profundizamos el trabajo actoral y musical mucho con los directores de esta producción, lo cual me ha permitido crear y disfrutar una especie de “Joker” en la ópera. ¡Una experiencia inolvidable sin duda!

¿Cómo te ves en diez años?
Pues sinceramente no se decirlo seguramente. Vivimos en un mundo maravilloso pero por otro lado siempre pasan cosas horrorosas y de las que menos te estas esperando, como la guerra en mi país ahora. Pero no soy de los que se rindan y me gustaría seguir cantando en diferentes teatros, descubrir nuevos países y escenarios y seguir disfrutando cantando óperas, zarzuelas, oratorios, canciones etc., abrir nuevos personajes y obras y sobre todo compartirlo con el público, que sin él nuestra profesión sería imposible. ¡Y hare todo lo posible para cumplirlo!

Ihor Voivodin en el Parque de El Retiro de Madrid / Foto del archivo personal del artista
Ihor Voievodin en el Parque de El Retiro de Madrid / Foto del archivo personal del artista

¿Una anécdota divertida durante un ensayo o una función?
Voy a contar el primer caso de mi vida: Cuando tenía 6 o 7 años y apenas había empezado la escuela primaria y la escuela de música municipal, en Dnipró, se realizaba un programa didáctico para los niños en el auditorio del conservatorio, a dónde me había llevado mi madre. Era una semana de conciertos con la orquesta filarmónica de mi ciudad, con obras maravillosas de Mozart, Strauss, entre otros, pero sobre todo de Grieg. Después de cada concierto a los niños nos hicieron una encuesta de la música que habíamos escuchado y había un premio al finalizar el último concierto de la serie. Yo resulté ganador (tuve la ayuda de mi mamá en alguna pregunta, jajaja) y podía elegir entre dulces, un cuaderno de música con lápices o dirigir la orquesta en una fanfarria ceremonial. Y elegí a dirigir. Hasta hoy me acuerdo de los nervios al subir al escenario, con la sala llena, y encontrarme con el director musical que amablemente me ofreció su batuta. Sabía que debía marcar un 4/4 con un tiempo bastante rápido. Estuve ya en frente de la orquesta concentrándome hasta que he notado ya el silencio del publico y todos los ojos de los músicos en mí (ahora me hace gracia, porque al imaginarlo entiendo que hasta les resultaba mas cómodo, no tenían que levantar la vista estando sentados ya que en frente tenían a un niño de 1.20 metros de estatura), levanté la batuta y he dado la entrada. No me acuerdo exactamente cómo sonó la orquesta, porque solo contaba compases para acabarlo correctamente y también por el fuerte del sonido de la orquesta.

Todo fue bien porque los músicos me respondieron perfectamente y escuché unos aplausos muy calurosos del público, empecé a notar las sonrisas de los músicos y sus aplausos también. Pero en vez de girarme y saludar al público he dado otra entrada de la fanfarria. Había que ver a los músicos de la orquesta, que ya estaban relajados y con intención de felicitarme; y en cuestión de medio segundo tenía que seguirme y atacar la segunda fanfarria. Lo finalizamos y escuché los aplausos, más fuertes aún, del publico. La orquesta todavía era sorprendida de mi segunda entrada, estaba sonriéndome. Y parece que cogí el gusto de dirigir una orquesta sinfónica grande y no esperé para dar la tercera entrada. Puedo decir ahora que admiro la reacción de los músicos y su intención de no decepcionar al niño, yo, que estaba al frente. Lo hice tres veces porque así se hace tradicionalmente en mi país y me lo había contado muchas veces mi mamá, pero claro la orquesta no lo espera de un niño. Recibí los aplausos y volví al público con la batuta del director. Al darme cuenta regresé al escenario y la orquesta inmediatamente se puso muy atenta. Fue muy divertido.

Ihor Voievodin como Don Giovanni en la ópera homónima de Mozart, en la Ópera de Oviedo (noviembre de 2022) / Foto: Ópera de Oviedo
Ihor Voievodin como Don Giovanni en la ópera homónima de Mozart, en la Ópera de Oviedo (noviembre de 2022) / Foto: Ópera de Oviedo

¿Con qué director/a de escena te gustaría trabajar?
Me encantaría trabajar con Emilio Sagi y seria un honor poder participar en alguna de sus producciones. También siempre me llaman la atención las producciones de Barrie Kosky por su visión a la ópera y los detalles del espectáculo en todo. Y en breve tendré la oportunidad de trabajar bajo su dirección y en mi debut en el Teatro Real esta temporada.

¿Tienes un lema vital?
¡Creo qué sí! “Todo lo que pasa, es para lo mejor.” Lo intentaré explicar, aunque puede parecerlo – no es un lema romántico y soñador o solamente tonto. Para mí es un forma de sacar las cosas útiles y buenas de lo que ya esta hecho y no se puede cambiar; y darme cuenta de las incorrectas para poder corregirlas en el futuro.

¿Dónde estás y con quién en el momento de contestar a estas preguntas?
Ahora mismo estoy en casa, en Madrid, aunque a algunas preguntas he tenido que responder en los descansos de los ensayos de La Dolores en el Teatro de la Zarzuela, que estrenaremos el 27 de enero.

OW