El foco sobre Aurora Peña OW
La soprano Aurora Peña, formó en el Conservatorio Superior de Valencia, su ciudad natal, y continuó su formación en la Escola Superior de Música de Catalunya. Es Licenciada en Filología Inglesa por la Universitat de Valencia y ha recibido diversos premios literarios. Ha sido premiada en varios concursos internacionales y se ha se ha presentado en escenarios tan prestigiosos como los madrileños Teatro de la Zarzuela y Teatro Real, Palau de les Arts de Valencia, Beit Hatfutsot Auditorium de Tel Aviv y Konzerthaus de Viena, por solo mencionar algunos. Ha interpretado personajes como Pamina (Die Zauberflöte), Lisa (La sonnambula), Norina (Don Pasquale) y Gilda (Rigoletto) y también de obras del período barroco como Belinda (Dido and Aeneas), Serpina (La selva padrona de Pergolesi) y Angelica (Orlando de Händel), así como repertorio hispano de José de Nebra, Antonio de Literes y José de Torres. El foco sobre Aurora Peña
En los últimos meses ha interpretado a Medea de la zarzuela Jasón o la conquista del vellocino de Gaetano Brunetti y en estas semanas está grabando piezas del clasicismo hispano e interpretando el personaje protagonista de Alcina en Alemania.
¿Principal rasgo de tu carácter?
Trato de mirar la vida con ojos de niña fascinada y deseosa de experimentar aventuras. Hoy en día, intento adaptarme a todas las circunstancias y sacar el lado positivo de ellas. Aprender todo lo posible y aportar algo positivo al mundo es algo que me motiva a ser fuerte y resiliente.
¿A qué dedicas tu tiempo libre?
Creo que soy un poco «nerd». Algo que me apasiona es la historia y, de hecho, ser escritora o historiadora es algo a lo que también me hubiera encantado dedicarme. Me paso horas viendo conferencias y vídeos de historia, arqueología, arte o lenguas. Por otra parte, me apasiona jugar con el maquillaje y me recreo usando colores, texturas o destellos. El momento de maquillarme antes de un concierto es como una meditación y también cuando estoy estresada en ocasiones recurro a ello para evadir mi mente.
¿Cómo te llevas con las redes sociales?
“Es una relación complicada”, (risas). Soy totalmente consciente de su importancia y estoy siempre muy activa en ellas, además de tanto en tanto miras atrás en tus perfiles y sientes la emoción por todo el camino que has recorrido hasta llegar donde estás. Sin embargo, no puedo negar que a veces creo necesario tomarme un descanso de ellas, pues innegablemente son una realidad paralela que puede envolverte en un círculo vicioso.
¿Una ciudad para perderte?
Casi cualquier ciudad a la que me lleve mi trabajo. Aunque no siempre es posible, si los horarios lo permiten, me encanta explorar un poquito cada lugar al que llego, contemplar la arquitectura y observar y preguntarme ¿cómo vivirá la gente aquí?
¿Un antídoto para los malos tiempos?
Cuando se puede: viajar y descubrir lugares históricos, pero sin partituras en la maleta. Vivir un poquito con síndrome de Stendhal de tanto en tanto.
¿Tienes mascotas?
Ciertamente, en este momento, con mi trabajo no me es posible tener mascotas, pero soy amante de los gatos, soy esa persona que cada vez que ve un felino, quiere acariciarlo y hablarle… creo que esta profesión me previene de ser «la loca de los gatos» (risas).
¿Qué no puede faltar en tu maleta?
Mi hervidor plegable y mis tés e infusiones. Una bebida calentita antes de dormir es un manera de aliviar el sentimiento de soledad cuando estoy lejos de casa.
¿Qué le debe aportar la ópera a la sociedad actual?
Es una cuestión en la que pienso recurrentemente y, pese a que no tengo una respuesta definitiva, creo que: belleza, evasión, evocación. Algo de reflexión, sí, ¿por qué no? Idealmente, un momento de catarsis. Las personas vamos a mil por hora hoy en día y, así como alguien puede evadirse e inspirarse contemplando la belleza de la naturaleza, la arquitectura, o una pintura o escultura creadas con técnica y dedicación, pienso que algo bello sería que, para alguien que asiste a la ópera, ese evento significara un momento de confort, de fascinación, de ensoñación, de dejarse llevar por la emoción. Y eso es suficientemente importante en esta vida, que ya te da lecciones por sí misma diariamente.
¿Qué es lo más difícil, para ti, en la carrera de artista lírico?
Ser artista lírico requiere ser increíblemente perseverante y resiliente, tratar con muchísimas personas, estar siempre activo y visible, estar vocalmente al cien por cien, nunca dejar de lado tampoco tu técnica actoral y tener objetivos claros. Por otra parte, si buscas estabilidad laboral, en muchos aspectos, esta profesión no es para ti, tu trabajo depende de muchos factores que están fuera de tu control. Sin embargo, quiero encontrar la parte positiva de esto y, para mí, es que este continuo reto me motiva a no quedarme estancada, a seguir aprendiendo y mejorando mi técnica vocal, mi entendimiento del mundo, mi gestión emocional, la comprensión de mi propio cuerpo, la manera de relacionarme con los demás, de estar en el escenario, entre muchos etcéteras. Esta profesión sí es ideal para estar abocado a nunca dejar de aprender.
¿Qué personaje que hayas interpretado te ha marcado más y por qué?
Diría que la Gilda de Rigoletto me hizo crecer enormemente como artista, fue un reto para mí en su momento (¡fue un jump in y tuve que estudiar y trabajar el papel en poco más de una semana!) pero, sobre todo, tuve la oportunidad de descubrir un mayor potencial vocal en mí, que hoy día sigue en crecimiento. Me hizo tomarme muy en serio la importancia de seguir mejorando y explorando siempre la técnica y el instrumento vocal propios, y pensar firmemente que deben estar siempre en continuo desarrollo y nunca estancarse.
¿Cómo te ves en diez años?
Me gustaría seguir cantando en escenarios y tener mayor oportunidad de encarnar personajes psicológicamente interesantes, así como seguir desarrollando y explorando mi voz. También desearía seguir evolucionando en esta profesión y encontrar una estabilidad dentro del vaivén que siempre es ser cantante de ópera.
¿Una anécdota divertida durante un ensayo o una función?
Más que una anéctoda graciosa, se me ocurre una aventura memorable. Esta historia sucedió en el camino hacia un concierto, en un trayecto en coche, en una gira en la que recorría la península con mi querido amigo Giorgio Celenza. En algún lugar entre León y Asturias, nos perdimos enmedio de la nada, sin cobertura en el navegador y, como íbamos con tiempo, decidimos parar a descansar allí mismo. Surgido de algún lugar misterioso, pasó por el cielo un pájaro ibis (¡cruzando los picos de Europa!) y, como un espejismo, un bar que parecía de la peor muerte… pensamos que era “una señal”, y que si no lo era, pues tampoco perdíamos nada. Decidimos entrar a probar suerte y nos sacaron uno de los cachopos más gigantescos y ricos que habíamos probado en la vida. Recomendado si pasáis por allí (no sé decir dónde, ja, ja). Seguimos el camino como si saliéramos del país de Nunca Jamás y un rato más tarde llegamos, no sé cómo, a la sala del concierto. Prueba acústica y ¡a cantar! Recuerdo que salió bastante bien. Al acabar no podíamos parar de reír, bebiendo una sidra, sin saber cómo habíamos vivido todo eso en un día, cómo habíamos llegado al lugar del concierto y cómo todo había acabado felizmente.
¿Con qué director/a de escena te gustaría trabajar?
A ser posible, alguien que verdaderamente ame la ópera y ponga su trabajo al servicio ella. Alguien bondadoso y generoso, que tenga verdadera vocación de transmitir el sentido profundo del libreto al público, así como de hacer brillar la belleza intrínseca de la música. De igual modo, como artista, estoy en constante aprendizaje y me enriquece todo punto de vista escénico y es un reto personal adaptarme a conceptos diversos.
¿Tienes un lema vital?
A riesgo de caer en la cultura pop, diría que soy muy Ravenclaw y me encanta aquello de: «wit beyond measure is a person’s greatest treasure”.
¿Dónde estás y con quién en el momento de contestar a estas preguntas?
Ahora mismo estoy viajando a Bilbao para cantar en concierto la ópera Les Arts Florissants, de Marc-Antonione Charpentier. He estado un día en casa tras acabar de grabar mi primer disco en solitario, acompañada por la Orquesta La Festería, con arias del clasicismo español que surgió de la beca del Proyecto Leonardo.
