El italiano Mottola copa los tres premios del Tárrega

 El italiano Mottola copa los tres premios del Tárrega
El italiano Mottola copa los tres premios del Tárrega

El italiano Domenico Mottola copó los tres grandes premios del Certamen Internacional de Guitarra de Benicàssim de este año, el de ganador del concurso, el del público y el de la mejor interpretación de la obra de Francisco Tárrega, en una final muy competitiva y de indudable nivel, que se llevó a cabo el pasado viernes en el Teatre Municipal. El ganador se embolsó 16.000 euros de premio, la grabación de un disco y varios conciertos. La audición contó con el concurso de una elogiable Orquesta Sinfónica de Castelló a la que dirigió el maestro Salvador Sebastià, obteniendo unos resultados espléndidos sobre todo en la precisión del acompañamiento a los solistas y en la delicadeza del fraseo, relatado con la poética sensibilidad que es consubstancial en su modo de empuñar la batuta. En su primera intervención en solitario el conjunto instrumental ofreció unos primorosos fragmentos de la «Música nocturna de Madrid» de Boccherini, apuntados con pulcritud dieciochesca.

El local como es costumbre en este acto estaba lleno a rebosar de un público enfervorizado que siguió con atención todas y cada una de las actuaciones de los concursantes internacionales.

Mottola, amplio de fraseo y preciso, apostó por el primero de los dos conciertos de Castelnuovo: decidido en el Allegretto apuntalado por una orquesta suntuosa, lírico en la Romanza, vehemente en la Cadencia y dominador en el Cavalleresco, seguido por un conjunto instrumental de respuesta impecable. Su versión del «Capricho árabe» de Tárrega fue muy correcta en el decir pero tediosa en el tiempo. Uno no entiende la adjudicación del premio, a no ser que pesasen las versiones de la fase de concurso, en las que anduvo más propio.

El ucraniano Marko Topchii, que logró el segundo premio del festival, dotado con 4.800 euros, demostró más nivel y mayor musicalidad y recursos interpretativos, en las sesiones previas que en la final, donde estuvo evidentemente nervioso con un sonido pequeño para el concierto de Villa-Lobos, siendo frecuentemente fagocitado por la orquesta, pese a sus esfuerzos por tocar piano. Fue elocuente el fraseo del concursante en el segundo tiempo, bien apoyado por los arcos y resolutivo en el Allegretto. Al que esto firma no le seducen en exceso las «Variaciones del carnaval de Venecia» de Tárrega de las que ofreció una versión correcta y bien calibrada sin alharacas. Se agradeció.

Fueron finalistas con una bolsa de estudios de 1200 euros, Elena Fomenko de Rusia y Sanel Redzic de Bosnia. Ambos eligieron como pieza de concurso para actuar como solistas con la agrupación sinfónica castellonense, la «Fantasía para un gentilhombre» de Rodrigo (curiosamente las cuatro piezas interpretadas con la orquesta estaban dedicadas al mítico Andrés Segovia) que el bosnio ofreció con un sonido brillante, metálico en exceso y una lectura correcta aunque poco imaginativa, excepto en el Ricercare. La rusa que poseía criterio musical, un sonido hermoso aunque no grande, la verdad es que no llevaba demasiado preparado métricamente el concierto de Rodrigo, aunque salió del paso merced a la pulcritud precisa del acompañamiento de la batuta de Sebastià. El momento de mayor decisión fue sin duda la Españoleta. Su «Árabe» de Tárrega también pecó de lento, aunque no tanto como el de su colega italiano, con frecuente uso de glissandos.

Antonio Gascó