El luto le sienta bien a Electra. Marvin David Levy. Miami

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Asesinatos, incesto, adulterio, suicidios, hijos ilegítimos, amores prohibidos… Ingredientes típicos de una telenovela o de una tragedia griega. En este caso es la saga griega de Electra que con música de Marvin David Levy y un libreto de Henry Butler basado en la famosa obra teatral El luto le sienta a Electra, de Eugene O’Neill abrió exitosamente la temporada de la Florida Grand Opera (FGO) en Miami, el sábado.

Aunque el público operístico de esta ciudad es un tanto «chapado a la antigua» (quizá fue esa la razón por la que el Ziff Opera & Ballet Theater no se llenó tanto como otras veces), el público no salió huyendo en el intermedio, y no sólo ovacionó al final, sino que en algunos momentos, como en el cuarteto del segundo acto, se escucharon entusiastas aplausos. Y es que la puesta, con hermosa escenografía de Anya Klepikov,  los merecía con creces. Con un escenario a base de proyecciones –diseñadas por Wendall K. Harrington– en dos y tres dimensiones  tanto en el fondo como en las pantallas rotativas laterales, no sólo se logra la atmósfera lúgubre de la obra sino que ese despliegue casi cinematográfico agilizaba la acción.

No es que se trate de una historia de horror sobrenatural, sino del horror, tan natural, del alma humana. Quizá sea el argumento lo más difícil de asimilar en esta ópera, pero en la prensa diaria nos enteramos con frecuencia de casos similares.

El inteligente diseño de luces de Robert M. Wierzel, efectivo sin reclamar demasiada atención, resultó también un elemento triunfal en la puesta. Sin olvidar los trajes que no sólo dan la época, sino que insinúan valores simbólicos.

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Con una música interesante y compleja, donde abundan los pasajes brillantes, Levy supo delinear las tempestades anímicas de estos personajes. El trabajo actoral de los cantantes estuvo al mismo nivel que su excelente expresión musical. Kudos de primera línea para la formidable Lauren Flanigan que ha hecho suyo el personaje de Christine Mannon, y para Rayanne Dupuis que encarnó afinadamente su difícil personaje de Lavinia. Los roles masculinos, menos complejos y no tan extensos, no dejaron nada que desear en las interpretaciones de Morgan Smith, Kevin Langan y Keith Phares. En sus papeles menores, Riley Svatos y Thomas Lehman también supieron lucirse. Una pena que un cantante de la talla de Nelson Martínez  tuviera un rol tan mínimo como Jed. Mención especial para la excelente dirección artística de Kevin Newbury que supo darle a esta larga historia la agilidad necesaria.

Por último, pero con importancia cimera, la orquesta y su director Ramón Tébar ofrecieron  el adecuado marco a esta puesta de nivel internacional ejecutando la música con una precisión y una sensibilidad insuperables. Como siempre, vale la pena despegar los ojos del escenario de vez en cuando para observar a Tébar, que dirige «a la antigua» sólo con sus manos y parece como si de ellas salieran no sólo los sonidos de la orquesta sino las voces de los cantantes, así de preciso.

Sin duda una de las mejores producciones de la FGO que marca triunfalmente el comienzo de su nueva directora, Susan K. Danis, quien viene decidida a llevar esta organización a un nuevo nivel de excelencia y popularidad.

Christine Mannon ………………………………………… Lauren Flanigan

Lavinia Mannon ………………………………………… Rayanne Dupuis*

Adam Brant ………………………………………… Morgan Smith *

Orin Mannon ………………………………………… Jason Collins *

Gen. Ezra Mannon ………………………………………… Kevin Langan

Helen Niles ………………………………………… Riley Svatos ♦*

Peter Niles ………………………………………… Carlton Ford ♦*

Jed ………………………………………… Nelson Martinez *

Director Musical ………………………………………… Ramón Tebar

Director Escénico ………………………………………… Kevin Newbury *

Proyecciones ………………………………………… Wendall K. Harrington *

Escenografía ………………………………………… Anya Klepikov *

Vestuario ………………………………………… Elizabeth Caitlin Ward *

Iluminación ………………………………………… Robert Wierzel

FOTOS: Lauren Flaningan y Rayanne Dupuis. Opera de Miami

Daniel Fernández