Crítica: Fledermaus Murciélago)Teatro Real Por Federico Figueroa
El Teatro Real, en los últimos dos meses, se ha apuntado a ofrecer obras escénicas en versiones de concierto (Luisa Fernanda, Orlando Paladino, Il ritorno d’Ulisse in patria y ahora Die Fledermaus) que en la práctica se convierten en semi escenificadas. Y hace bien, pues visto lo visto (por ejemplo el Rigoletto que está en cartel estos días) esta fórmula resulta ganadora para el público y para las arcas de la casa. Pero ojo con los elevadísimos precios de las entradas. Deberían ajustarse a precio de «versión concierto». Otra cuestión inverosímil son las groseras formas del personal de sala del Teatro Real con las que expulsan a los que osan cambiarse a las butacas vacías tras la pausa. En otros teatros del prestigio del que se supone es el Real, el empleado del teatro se acerca al “intruso” y, datáfono en mano y amables maneras, le informa de la diferencia de precio entre su entrada y la butaca que está ocupando. Muchos son los pagan antes que ser devueltos a sus sitios y la casa sale ganando. Cualquier día nos enteraremos de un altercado de mayores dimensiones.
La opereta, al menos en España, parece que ha desaparecido. No se la ve por ningún sitio y es una pena porque es un género lírico que también forma parte de la historia de la música. Ha hecho muy bien el Real al programar Die Fledermaus (El Murciélago), el estreno de la obra en este recinto, con un director como Marc Minkowski y el conjunto Les Musiciens du Louvre. La desenfadada música de Strauss (hijo) se escuchó así, además de elegante y ligera. Una sucesión de números que se engarzaban con breves intervenciones habladas de los solistas, en alemán y con no pocas morcillas en español, que servían de puente e información para el público que no conocía esta obra. Minkowski primó tempi rápidos y sonoridades pomposas y el efectivo y empastado Coro de Cámara del Palau de la Música Catalana, al igual que el homogéneo elenco vocal, respondieron con entusiasmo a esta lectura.
Todos los solistas, sin ser voces especialmente brillantes, funcionaron en sus cometidos. La soprano Jacquelyn Stucker, tras un inicio dubitativo, terminó por ofrecer una estupenda Rosalinde de bello timbre aunque de agudos ajustados. Más brilló en las coloraturas la soprano ligera Alina Wunderlin como una pizpireta Adele y la mezzosoprano Marina Viotti (una Maddalena del Rigoletto que se está ofreciendo en el Real) como Príncipe Orlofsky potente y bien timbrado. Estupendos como actores y como cantantes los barítonos Huw Montague Rendall (Gabriel von Eisenstein), Leon Košavić (Dr. Falke) y Michael Kraus (Frank), al igual que los tenores Magnus Dietrich (Alfred) yKrešmir Špicer (Dr. Blind) y la soprano Megan Moore(Ida). El personaje de Frosch lo interpretó, con mucha comicidad, la actriz Sunnyi Melles. Entre todos contaron perfectamente el argumento sin necesidad de una onerosa escenografía. Crítica: Fledermaus Murciélago) Teatro Real
El público aplaudió con entusiasmo a todos los artistas. Ojalá y no haya que esperar otros 150 años, los que cumple Die Fledermaus el próximo mes de abril, para que lleguen más operetas al escenario del Teatro Real. Crítica: Fledermaus Murciélago) Teatro Real
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