Paco de Lucía Legacy Festival revoluciona la escena musical en Nueva York

Por Carlos J. López Rayward

El guitarrista y compositor Paco de Lucía fue la punta de lanza, junto a Camarón de la Isla, de aquel grupo de maestros que consiguieron elevar el flamenco a los altares internacionales de la música culta a finales del siglo pasado. Por eso ahora, cuando se cumplen 10 años de la desaparición de Paco, es misión de todos los flamencos y de los amantes de la buena música, llevar su memoria a los cuatro rincones del planeta.

El Paco de Lucía Legacy Festival, que llega por vez primera a Nueva York, brinda al público norteamericano la ocasión de abrazar la memoria del maestro como él solía abrazar su guitarra; con respeto, con cariño y con arte. El evento celebra la genialidad y el legado de uno de los guitarristas más extraordinarios que haya dado España, Paco de Lucía, y es por ello mucho más que un simple festival de música. Es un puente cultural que une a dos mundos aparentemente distantes pero profundamente conectados: España y Nueva York.

Yerai Cortes, José Mercé, Dani de Morón. Foto: Maro Rennella
Yerai Cortes, José Mercé, Dani de Morón. Foto: Maro Rennella

La importancia de este Paco de Lucía Legacy Festival se suma al más contrastado Flamenco Festival de Nueva York, que aún goza de buena salud desde su aparición en la gran manzana en 2001. Ambos eventos, el primero por la trascendencia de la efeméride y el segundo por su continuada presencia en la ciudad, trascienden las fronteras geográficas y culturales, pues no solo promueven el flamenco, sino que también difunden la riqueza y la diversidad de la cultura española en el escenario cultural más cosmopolita del mundo. Los artistas del cartel, que como veremos son algunos de los mejores del ramo, no solo interpretan una música hermanada con tradiciones musicales de cualquier latitud, sino que además transmiten emociones, historias y tradiciones que hablan de la identidad y el alma de un pueblo tan inigualable como abierto al mundo.

El recuerdo de Paco en Nueva York

Paco de Lucía llegó a Nueva York con 15 años, acogido por Mario Escudero y Sabicas, que, como los maestros Carlos Montoya y Juan Serrano, ya habían abierto camino en Estados Unidos. Y aún son muchos los que recuerdan su histótico recital en el Carnegie Hall en 2007, cuando Paco ya era una leyenda viva del flamenco.

El legado de Paco de Lucía en el mundo trasciende su música. Es un legado de innovación, de pasión, de entrega total a un arte local que él elevó a la categoría de universal. Y es precisamente este legado el que se celebra y se honra en el Paco de Lucía Legacy Festival, donde artistas de todo el mundo se han reunido en dos conciertos de especial relevancia en el Carnegie Hall y en el Town Hall.

Makarines, Chonchi Heredia, Duquende, Jorge Pardo. Foto: Maro Rennella
Makarines, Chonchi Heredia, Duquende, Jorge Pardo. Foto: Maro Rennella

El concierto del 20 de febrero en el Carnegie Hall tuvo un formato de gran gala musical, con músicas de Paco de Lucía interpretadas por figuras como Carmen Linares, José Mercé, Diego El Cigala, Pepe Habichuela, Farru, el Niño Josele o Farruquito. Pese al ambiente de celebración, el lujo del escenario y la calidad de los intérpretes, el programa resultó algo atropellado, con poco margen para que los artistas destaparan el tarro de las esencias.

No obstante, el público disfrutó de las «Tarantas» de Paco de Lucía, tocadas con mimo por Antonio Rey, como en conversación íntima con el propio compositor. Una instrospectiva «Danza del Fuego» de Manuel de Falla, con la bailaora Karime Amaya acompañada por unos inspiradísimos Antonio Serrano a la armónica y Josemi Carmona a la guitarra. Serrano tuvo después un número de gran lucimiento en una estilizada versión de «Cancion De Amor» con Chano Domínguez al piano y Nesrine Belmokh al contrabajo.

Antonio Sánchez, Duquende y Farru pusieron el broche a la primera parte del programa en el Carnegie Hall con «Moraito Siempre». La actuación puso en pie al público, pues al arte de los nombrados se unió el fantástico acompañamiento de Israel Suárez ¨Piraña¨, Makarines y Conchi Heredia.

Dani de Morón, Carmen Linares, Antonio Sanchez. Foto: Maro Rennella
Dani de Morón, Carmen Linares, Antonio Sanchez. Foto: Maro Rennella

Tras el descanso pudimos disfrutar de Carmen Linares cantando con Niño Josele su éxito «Toma ese Puñal Dorao», y de una delicada y jazzística versión de «María la Portuguesa», o mejor dicho «Lucía» la Portuguesa por Silvia Pérez Cruz, acopañada por Josemi Carmona y Yerai Cortés.

La calidad musical de los números fue patente pese a la rapidez con la que se sucedían. Así, cuando aún el público celebraba la soberbia versión de Jose Mari Bandera y Carles Benayent de Monasterio de Sal, Rubén Blades y el Niño Josele tomaban el relevo con «Parao».

El torbellino musical alcanzó su máxima intensidad en el generoso y vibrante número de Farruquito, «La Barrosa», con acompañamientos de Bandera, Serrano, Makarines y Piraña. La gala se cerró con todos los artistas sobre el escenario improvisando sobre el tema «Entre Dos Aguas», uno de los más célebres de Paco de Lucía.

Chonchi Heredia, Karime Amaya, José Mercé Chano Dominguez, Antonio Serrano, JM Bandera, Carmen Linares, Carles Benavent, Duquende, Pepe de Lucia, Josemi Carmona, ALain Pérez, Rafael Riqueni, Antonio Sanchez. Foto: Maro Rennella
Chonchi Heredia, Karime Amaya, José Mercé Chano Dominguez, Antonio Serrano, JM Bandera, Carmen Linares, Carles Benavent, Duquende, Pepe de Lucia, Josemi Carmona, ALain Pérez, Rafael Riqueni, Antonio Sanchez. Foto: Maro Rennella

Toma que toma. La noche flamenca en el Town Hall en honor a Paco de Lucía

Dos días después, el emblemático Town Hall de Nueva York albergó la contraparte de la gala en el Carnegie Hall. Fue un concierto más pausado y disfrutón, donde la energía era distinta, más auténtica e íntima, más proclive al flamenco puro, y el resultado estuvo a la altura.

La velada comenzó con la brillante interpretación de «Alexandra», donde Antonio Sánchez en la guitarra y Makarines en las palmas cautivaron al público desde el primer compás. Repitieron con «Levante» creando un ambiente de pasión y energía. El talentoso Alain Pérez emocionó con «El Ciego Sin Bastón», mostrando su buen estado vocal y su arte a la guitarra, arrastrando al público a un mundo de emociones profundas.

Uno de los momentos más esperados llegó con «Flamenco sin Fronteras», donde Antonio Rey y Richard Bona fusionaron sus talentos en la guitarra y el bajo, acompañados por el ritmo contagioso de Piraña en la percusión y los coros de Makarines,  levantando olés en el público y demostrando que la música no tiene límites.

El Farru levantó al público de su butaca con «Lamento en Mi Voz» en la voz de Duquende y la guitarra de Yerai Cortés. Aquí, como en el resto de la noche, vimos al Piraña repartiendo juego y cuidando del sonido como el capo del escenario.

Farru en el Carnegie Hall. Foto: Maro Rennella
Farru en el Carnegie Hall. Foto: Maro Rennella

En la segunda parte, Silvia Pérez Cruz conmovió con «Vals Vienés», mostrando su talento en la guitarra y la voz, transportando al público a un ambiente íntimo y emotivo. La noche continuó con «Hands», donde el maestro de maestros Pepe Habichuela y Marc Johnson crearon una conexión única entre la guitarra y el contrabajo, demostrando su habilidad y sensibilidad musical. «No Pasa Nada» fue un momento de encuentro entre grandes artistas como Niño Josele, Rubén Blades, Chano Domínguez, Jorge Pardo, y el propio Alain Pérez, que juntos ofrecieron una actuación llena de energía y coreada por el público. «No pasa nada», pero era mucho lo que pasaba sobre el escenario.

«Papusa» fue un tributo lleno de emotividad, con Niño Josele Rubem Dantas  mostrando su respeto por el género, pero dejándose llevar más allá de los límites de la tradición. La improvisación final reunió a un irrefrenable Farruquito, con Josemi Carmona, Antonio Serrano, «Piraña» y Makarines en un espectáculo único de baile, guitarra, armónica, percusión y cante, demostrando la improvisación y la creatividad que caracterizan al flamenco.

Duquende, Antonio Serrano Farruquito, Josemi Carmona. Foto: Maro Rennella
Duquende, Antonio Serrano Farruquito, Josemi Carmona. Foto: Maro Rennella

El gran final llegó con el baile de Farruquito, Farru y Karime Amaya, quienes deslumbraron al público con su duende y pasión en el baile, totalmente entregados en el homenaje al gran maestro Paco de Lucía y cerrando así una noche llena de emociones, virtuosismo y ese nosequé insondable que tiene el flamenco.

Aún queda mucho que disfrutar en Nueva York para los amantes del flamenco y la música con mayúsculas. El Flamenco Festival comienza en unos días, y el anticipo de las emociones que sin duda traerá nos hace sentir afortunados de estar de paso en una de las mejores ciudades del mundo.

Va por ti, Paco.

OW