A lo largo de la historia han sido muchos los músicos comprometidos con su tierra, tanto desde el punto de vista político como el artístico; el pianista y compositor alemán de ascendencia siria Malek Jandali es un ejemplo actual de ello como demuestra en el disco editado por DDD, Emessa, dónde encontramos un ejemplo de música para piano y orquesta con aire oriental.
Emessa es una obra en la que Jandali, junto a la Orquesta Filarmónica Rusa, dirigida por Sergey Kondrashev, presenta once piezas en las que el piano y la orquesta, en continua interacción, evocan algunos lugares históricos de Siria, dando como resultado un disco con una amplia influencia oriental. No obstante, esta clara influencia oriental no es lo único, ya que la formación occidental del autor parece obvia también. El sistema de afinación temperado, la armonía tonal y la manera de desarrollar las células melódicas son recursos que, junto al uso de la escala armónica o el modo frigio hacen de Emessa una fusión entre las sonoridades oriental y occidental, con una estética que puede recordarnos al Románticismo. Emessa puede considerarse una especie de Suite para piano y orquesta o un concierto con once movimientos muy poco convencional en los que el piano, aún siendo el principal protagonista, no ejerce la “tiranía” que tienen los instrumentos solistas, ya que no se trata, pese al considerable peso que tiene en la obra, de una exhibición de virtuosismo sino más bien de, compartiendo protagonismo con la orquesta con la que interacciona, presentar unos temas musicales, de influencia oriental, para obtener una música muy agradable.
La estética romántico-nacionalista del autor y la belleza de las melodías hacen que este disco sea apto para cualquier público, no únicamente para oídos especialmente cultivados. El toque oriental de estas melodías se une a la descripción mediante la música de lugares e ideales que el autor trata de evocar. Los medios utilizados son, junto al piano tocado por el propio Jandali, una orquesta que frecuentemente adquiere un considerable protagonismo, y en la que la riqueza tímbrica es una de sus principales características. No aparecen instrumentos orientales pero, en esa aproximación entre lo oriental y lo occidental, contando con instrumentos propios de una orquesta sinfónica, Jandali le da protagonismo al repetir los motivos melódicos, al hacer acompañamientos, al presentar algunos temas o al realizar sutiles detalles, a las distintas familias instrumentales. Muy destacado es en la obra el papel realizado por la percusión, con intervenciones frecuentes del xilófono, caja, bombo, triángulo etc.; destacadas son también las numerosas apariciones del viento, tanto la madera como el metal, especialmente la trompeta, que junto a la cuerda, arropan al piano en esta en esta colección de piezas de influencia oriental, en las que los distintos planos sonoros están hábilmente equilibrados. Las bellas melodías de piezas como Caravan o Mari, el carácter rítmico de otras como Zinzana o Syrian pulse, el aire épico de Freedom, el optimista de Salam, etc. junto con el toque oriental, dan consistencia a esta hermosa, agradable música. La fusión entre lo oriental y lo occidental, las técnicas musicales propias de occidente con la inspiración oriental, tienen un ejemplo en la descriptiva obra, en la agradable música que nos recuerda al Romanticismo y el Nacionalismo, de Malek Jandali.
Emilio Lacárcel Vílchez