Antonio Pérez y David Sánchez continúan haciéndose un sólido camino ofreciendo buena danza española, pero no en nuestro país, sino entre nuestros vecinos galos. Y no es porque no quieran actuar aquí, sino porque los programadores teatrales patrios están “a otras cosas” y no son conscientes de la categoría de nuestro arte coreográfico, único en el mundo.
Con su ballet Enclave Español Compañía de Danza, Pérez y Sánchez han vuelto a actuar en Francia y regresarán al año que viene. Han cerrado sus actuaciones de verano en el Festival de Martigues, localidad cercana a Marsella que mantiene el encanto monumental de las villas francesas, donde colgaron el cartel de “no hay localidades” con una audiendia de más de 2.000 personas.
Su espectáculo En plata les está dando muchas satisfacciones, como el largo e intenso aplauso recibido días antes en otro certamen francés, el Festival Vaison Danses, donde compartieron cartel con, nada menos, nombres de la talla de Angelin Preljocaj, Alonzo King, Benjamin Millepied y Thierry Mandalain. En febrero, volverán a cruzar la frontera. Ya tienen confirmadas actuaciones en Saumur (día 7), Bourdeaux/Merignac (el 9) y Neuchatel, en Suiza, el día 12. También han cerrado ya allí otra gira en mayo, bailando el día 4 en St-Dizier, el 5 en la tristemente sacudida por el terrorismo Niza y el 6 en Toulon.
Sus coreografías continúan la línea estilizada que inició hace más de un siglo Antonia Mercé La Argentina (1890-1936) y su afán por no desviarse de la danza española culta –el academicismo coreográfico es producto de toda una vida de dedicación- requiere mucho arrojo. Ellos lo tienen.
Sobre todo en un país como España que cuida tan poco su rica cultura dancística autóctona y prefiere mirar muchas veces hacia una mal llamada danza contemporánea que no tiene ni las necesidades de vestuario que sí requiere el baile español y tampoco el mínimo nutrido grupo de bailarines para coreografiar un ballet.
Antonio Pérez ganó en el año 2000 el premio al mejor bailarín en el Certamen de Danza Española de Madrid, con la pieza A veces sueño, galardón que también subrayaba su categoría como coreógrafo, vertida ahora en su compañía privada en la que participan un mínimo de 13 bailarines en cada espectáculo.
Antes de dirigir Enclave Español Compañía de Danza, David Sánchez y Antonio Pérez han sido bailarines del Ballet Nacional de España, entre otras compañías. En paralelo a la dirección, interpretación y creación, Pérez es profesor del Conservatorio Superior de Danza María de Ávila, de Madrid, y Sánchez continúa su carrera internacional como bailarín y maestro, sobre todo en Japón.
«Siempre tendremos París», le decía Borgart a Bergman en el intenso final de Casablanca. También es así para nuestro baile, extendiéndolo a un “siempre tendremos Francia”. Porque, ya ven, allí contratan a las compañías de danza española dentro de prestigiosos festivales y aquí no. Aún más, tendríamos que subrayar lo mismo para Japón, porque el país nipón ha sido y sigue siendo esencial para muchos bailarines españoles –David Sánchez vuelve en octubre, a bailar, dirigir y enseñar-, quienes invierten después en sus compañías lo conseguido en escuelas y escenarios japoneses, donde tanto amor y respeto tienen, como en Francia, por el arte español.
Cristina Marinero