Entrevista a João Guilherme Ripper, compositor de la ópera «Domitila»

El compositor brasileño João Guilherme Ripper (Río de Janeiro, 1959) fue entrevistado por Federico Figueroa en un breve descanso de los ensayos de su ópera Domitila en el auditorio de la Fundación Juan March, en Madrid, lo que supone el estreno de la obra en España, en una coproducción entre el Teatro de la Zarzuela y la Fundación Juan MarchJoão Guilherme Ripper compositor «Domitila».  

João Guilherme Ripper / Foto: Renato Mangolin João Guilherme Ripper compositor «Domitila» 

João Guilherme Ripper es probablemente el compositor brasileño más destacado de su generación. Se graduó en la Universidad Federal de Río de Janeiro y realizó estudios de doctorado en Washington D.C. Estudió gestión cultural en París y dirección de orquesta, con el maestro Guillermo Scarabino en Argentina. Como gestor cultural ha estado al frente de varias instituciones culturales en su país natal y es miembro de la Academia Brasileña de Música. João Guilherme Ripper compositor «Domitila» 

«El compositor contemporáneo tiene a su disposición un abanico  de herramientas inmenso»

Federico Figueroa: Pocas veces se tiene el privilegio de hablar con el compositor de una ópera que ha sido representada con éxito y está siendo preparada para una nueva producción. Creo que nadie mejor que usted para darnos unas pinceladas de la pieza en cuestión, pero mi primera pregunta es sobre su corpus operístico. ¿Cuántas ópera estrenadas tiene el catálogo del compositor Ripper?

João Guilherme Ripper: Yo tengo, hasta el día de hoy, nueve óperas estrenadas y la décima se estrenará antes de finalizar el año. Estas son Domitila (2000), Anjo negro (2003), Candinho (2004), O Diletante (2012), Onheama (2014), Piedade (2017), Kawa Ijen (2018), Cartas Portuguesas (2020) y Devocão (2024).

Usted es, en casi en todos los casos, el libretista de sus óperas, ¿cómo inicia el proceso de crear una ópera?                                              

Todas mis óperas nacen de un encargo, porque componer una ópera es un trabajo tan pesado que solo vale la pena iniciarlo si uno tiene la certidumbre de que va a llegar al escenario. Si no tuviera la certeza de que la ópera que voy a escribir tiene fecha de estreno, no la iniciaría. Podría usar ese esfuerzo para hacer tres sinfonías.

¿Cómo se gesta Domitila? ¿Cuándo llegó el encargo?
El origen fue un encargo del Centro Cultural Banco do Brasil. En el año 2000 se conmemoraban los 500 años del descubrimiento de Brasil y se encargó a cinco compositores obras, ciclos de canciones, sobre documentos de la historia de Brasil. Yo elegí  las cartas de amor intercambiadas entre Don Pedro, el emperador de Brasil, y la marquesa de Santos, su amante. Elegí las cartas y cuando empecé a trabajar en ellas me percaté que  si yo los ordenaba en un sentido dramático, no cronológico, tendría un proyecto interesante de libreto, porque hay una historia que nace de las cartas. Yo amo las óperas epistolares. Se repite en mi vida, en el año 2020, cuando escribí la ópera Cartas Portuguesas, un encargo de la Fundación Gulbekian de Lisboa y de la Orquesta Sinfónica de São Paulo. Las cartas del amor del Emperador a Domitila, las puse en un arco dramático, añadiendo mi texto, mi poesía, en aquellas partes donde. quería crear un poco más de tensión, incluso un área central, muy cantable, que es una reflexión de la protagonista.
Un momento de «Domitila» en un ensayo / Foto: @Fdoble João Guilherme Ripper compositor «Domitila»
¿Por qué crea una versión de Domitila para orquesta sinfónica en 2022?
La versión original, como yo mencioné, era un encargo para crear un ciclo de canciones con un ensamble de clarinete, violonchelo y piano. Cuando el proyecto se convirtió en ópera, yo mantuve esa plantilla instrumental. Y la verdad es que eso ayudó mucho a que Domitila tuviera la difusión que ha tenido, porque es muy sencillo de producirla y exhibirla en casi cualquier espacio. Mi escritura está pensada polifónicamente y siempre dejo abierta la posibilidad de convertirla en más grande, en el sentido instrumental. Siempre tengo los colores de la orquesta en mis oídos. Con motivo de la celebración por los 200 años de la independencia de Brasil, recibí el encargo de preparar a Domitila para una orquesta sinfónica y fue estrenada en Lisboa (Centro Cultural Belém), protagonizada por la soprano Carla Caramujo.
Su obra también tiene un largo catálogo de obras, entre ellas, sinfonías, música de cámara y/o vocal, sin faltar música religiosa; ¿todas ellas nacen por un encargo?
Algunas de ellas sí. Básicamente trabajo por encargo porque no me sobra el tiempo para componer sin tener ya una petición. El Magnificat, por ejemplo, fue un encargo de la Sinfónica de Curitiba y la orquestación tiene el orgánico de este conjunto y de los solistas y coro para los que estaba previsto. Me encantaría hacer un Requiem o un Stabat Mater. Recientemente tuve la oportunidad de hacer música de este tipo en mi última ópera, que se llama Devocão (Devoción) se estrenó en julio de 2024, habla de una cuestión sacra y del sincretismo religioso que es algo común en Brasil, una mezcla de ritos cristianos y ritos de origen africano. En esta ópera tuve la oportunidad de escribir para grupos corales en salmos, Salve Regina y también la congada que es la coronación de un rey, Nagó, que es una tradición de origen africano insertada en las festividades de una virgen. Los resultados musicales son muy interesantes.
¿Está componiendo una ópera actualmente?
Sí, sí. Estoy componiendo La vorágine, mi primera ópera en español porque surge de una novela del escritor colombiano José Eustasio Rivera. Fue un encargo de … porque se conmemora el centenario de la primera edición de la novela del mismo nombre.
Usted se ha formado profesionalmente en su país natal, en Estados Unidos y Francia ¿Qué compositores considera de gran influencia en su obra?
Es una pregunta difícil, porque no soy consciente de seguir a alguno en particular. Mi profesor, el compositor Ronaldo Miranda, fue quien me influyó muchísimo en mis primeras obras. Por mi proximidad con la música popular también puedo señalar mi proximidad con Villa-Lobos, pero no por el estilo musical. Por el matrimonio perfecto o casi perfecto entre música y palabra, me atrae Puccini. No por el italianismo, sino por esa búsqueda constante de hacer una expresión musical a partir de un texto literario, como también hizo Verdi y Boito. Las cartas entre ellos son clases de escritura de libretos. Wagner me apasiona por esa acumulación del trabajo en el libreto y en la música. Yo necesito, cuando voy a iniciar una composición, tener un plan de vuelo, conocer de donde parto y a dónde voy para poder tener la dimensión del edificio completo. Estos compositores son mis influencias a nivel de trabajo más que en un nivel musical.
En su opinión, ¿existe una “ópera iberoamericana”? 
Yo creo que todos nosotros somos el resultado del país en el que nacimos, crecimos y desarrollamos. Nacer y crecer en América Latina, y tú lo sabes porque eres mexicano, es una cosa muy distinta a crecer en Europa. Con todas las dificultades en nuestros ambientes, la necesaria creatividad para romper barreras y saltar etapas se expande.
Todo esto hace que sí exista una ópera iberoamericana. Nuestros folclores son riquísimos y la mixtura de lo local con lo europeo es una mezcla muy productiva, en la literatura, en las artes plásticas y en la música.
Entonces, ¿cómo es tu música?
Es difícil ponerme una etiqueta. Por ejemplo, utilizo la tonalidad y la atonalidad como herramientas. En mis óperas las uso como elementos contrastantes. En Domitila, toda la primera parte, cuando las cartas hablan de amor, el tonalismo, las formas tradicionales de música europea y música popular brasileña están de una forma más evidente. Cuando empiezan los conflictos, cuando Don Pedro ordena a Domitila que se marche, todo se hace más violento y hago uso de la atonalidad, del Sprechgesang, del parlato. Yo pienso que hoy, el compositor contemporáneo tiene a su disposición un abanico de herramientas inmenso. No tiene que quedarse en un cajón específico, como «soy un compositor contemporáneo y uso solo la atonalidad». Yo compongo lo que siento que tengo que escribir, no estoy preocupado por la crítica. No me importa que piensen que mi música es un tanto tradicional o muy tonal. Compongo de acuerdo a lo que a mi me gusta.
Domitila es su ópera más popular, con decenas de producciones en diversas ciudades. 
Sí, desde su estreno en el año 2000 en Río de Janeiro, se han hecho al menos veinte nuevas producciones. Se ha presentado en São Paulo, Belém, Recife, Curitiba, Porto Alegre, etc. También en Europa (Nápoles, Lisboa y ahora en Madrid) y en Estados Unidos.
¿Qué te gusta de esta nueva producción, que firma escépticamente Nicola Beller Carbone? 
Me encanta la concepción de Beller Carbone, que es una propuesta atemporal de la historia de Domitila. No se ciñe al siglo XIX, sino que la trasciende a situaciones de las relaciones humanas de todos los tiempos. Esta producción me ha dado un regalo con la estupenda soprano elegida, la portuguesa Ana Quintans, y la dirección musical de Borja Mariño, con quien ya había trabajado en Manaos. João Guilherme Ripper compositor «Domitila»
En nombre del equipo de Opera World le agradecemos su tiempo y deseamos que el estreno de Domitila en España sea un gran éxito.