Ana Nasarre y Marisa de Prada han entrevistado al tenor Josep Fadó. Entrevista Josep Fadó
Josep Fadó: “La ópera sobrevivirá solo si las nuevas generaciones se sienten atraídas por ella”
El tenor Josep Fadó nació en Mataró (Barcelona). Cursó solfeo, piano y violín con Albert Nieto y comenzó los estudios de canto en el Conservatorio del Liceo de Barcelona hasta obtener el Grado Superior del Conservatorio Superior de Música de Barcelona. Tras desempeñar una buena parte de papeles protagonistas en diversos teatros nacionales e internacionales reorienta su carrera hacia papeles de tenor de carácter, especializado en roles que requieren al mismo tiempo capacidad actoral y gran musicalidad. Esta nueva etapa responde a la mayor exigencia de algunos de estos personajes para los cuales es necesaria la experiencia, vocalidad y dotes interpretativas que él, adquirida la madurez profesional, ya es capaz de aportar. Entrevista Josep Fadó
Antes de ser cantante profesional usted era actor de teatro, ¿qué le hizo cambiar y dedicarse a la ópera?
Realmente no fui actor de teatro antes que cantante. Desde los siete años estuve relacionado con distintas actividades culturales en mi ciudad, Mataró. Desde entrar a formar parte de un coro de voces blancas (Pueri Cantores), hasta hacer de actor amateur en un grupo de teatro durante muchos años. Esta vocación artística, junto con los estudios musicales que había cursado en el Conservatorio Superior de Música de Barcelona, me llevaron a dar el paso definitivo a ser cantante profesional. De esto hace 25 años.
¿Qué destacaría especialmente de estos 25 años de carrera?
Yo destacaría dos cosas, una a nivel personal y otra a nivel artístico. A nivel personal, destacaría que empecé a dedicarme a la ópera relativamente tarde, con 32 años, cuando lo habitual era empezar antes, pero había unas necesidades, tenía una familia y había que vivir. Trabajaba en una entidad bancaria. A nivel profesional, destacaría que no debuté con papeles secundarios, sino con Manrico de Il trovatore de Verdi. Es la ópera que he cantado más veces a lo largo de mis 25 años con ocho producciones distintas. Ha sido mi estandarte en mi trayectoria. Entrevista Josep Fadó
¿Existe algún cantante al que admire especialmente? ¿Tuvo alguna oportunidad de recibir alguna clase magistral de él/ella?
Nunca he tenido a ningún cantante como referencia única. Por mi modo de entender esta profesión, siempre he creído que cada cantante o referente puede aportarte algo diferente. Cada artista tiene sus aptitudes y de todos puedo sacar algún aprendizaje interesante. Algunos nombres en los que me he fijado más podrían ser Jussi Björling, Carlo Bergonzi, Corelli, Del Monaco o Carreras. Por otro lado, he recibido clases de Bonaldo Giaiotti, Jaume Aragall o Carlos Chausson. Excelentes profesionales con carreras brillantes.
Ha trabajado con grandes directores, ¿hay alguno del que guarde un recuerdo especial?
Jeffry Tate, que me dirigió en Der Rosenkavalier en el Teatro Real en 2010, en una producción del Festival de Salzburgo. Hubo un problema con el rol del cantante italiano. Una parte endiablada, con una tesitura terrible. Yo hacía un pequeño papel. Me pidió si podía preparar la parte del tenor italiano, con una asistente suya para resolver esa situación y así lo hicimos. De la noche a la mañana, estaba en una sala de ensayos preparando una parte de la ópera muy comprometida. No llegué a cantarlo, pero el maestro Tate me transmitió confianza y seguridad. Había confiado en mí.
¿Ha rechazado interpretar alguno que le hayan ofrecido?, ¿por qué?
En mis inicios rechacé cantar Otello de Verdi en un teatro de Alemania, Aquisgrán. Me lo había propuesto Erich Seitter, un agente muy relacionado con la Staatsoper de Viena. Su despacho estaba justo al lado del teatro. Era demasiado joven para ese papel y mi voz todavía no estaba preparada para asumir ese rol.
A los cantantes aparte de cantar bien, se les exige una buena interpretación teatral, ¿puede que haya influido el hecho que se graben las óperas y tengan gran difusión?
Puede que sea uno de los motivos. Pero hay más. Hoy en día se nos exige que las historias que contamos sean creíbles y que haya una simbiosis real de lo que se canta y lo que se interpreta. Hemos evolucionado y la ópera necesita ser atractiva, no solo por lo que se oye sino por lo que se ve y se siente. Por eso los cantantes de ópera de hoy en día, necesitan una buena formación escénica, teatral o interpretativa, para desarrollar plenamente los roles que se nos encomiendan.
¿Está de acuerdo en llevar la ópera fuera de los teatros?
Sin duda. La ópera debe acercarse a un segmento de la población lo más amplio posible y esto pasa por abrir y exportar las obras más allá de los teatros. La ópera solo sobrevivirá si las nuevas generaciones se sienten atraídas por ella. Yo mismo me he embarcado en proyectos para acercar la ópera a públicos neófitos y en lugares donde no acostumbra a interpretarse.
¿Considera importante el presentarse a concursos de canto para los jóvenes que se inician en este difícil mundo de la ópera?
Aparte del circuito profesional, no dejan de ser una buena oportunidad donde los jóvenes que empiezan pueden presentarse ante un gran público por primera vez, recibir un feedback por parte de expertos y artistas consolidados y básicamente demostrar que están preparados para empezar a desarrollar una carrera profesional.
¿Le gusta la ópera contemporánea?, ¿por qué cree que se representa tan poco?
Todos los géneros son interesantes siempre que aporten alguna cosa que pueda enriquecer al público, a los artistas y a la opinión pública. No tenemos que cerrarnos a nuevas propuestas y nuevos creadores. Está claro que la ópera como otras disciplinas, están subvencionadas en gran parte por entes públicos. Si no fuese así no se podrían llevar a cabo. En el caso que nos ocupa, los grandes teatros de ópera de este país programan con regularidad ópera contemporánea. Fuera de estos circuitos resulta más complicado hacerlo.
¿Algún proyecto de futuro que le ilusione especialmente?
Entre los proyectos más inmediatos destaca mi participación en la ópera Ernani de Verdi, dentro de la temporada de la Ópera de Oviedo, seguidamente participaré en la producción de La nariz, de Dimitri Shostakovich en el Teatro Real de Madrid. Una atrevida puesta en escena de Barry Kosky con 85 papeles para 35 solistas. Terminaré la temporada en el Teatro del Liceu de Barcelona con Parsifal, una puesta en escena muy interesante de Claus Guth.
Como proyectos de futuro, Il trittico (participaré en Il tabarro y Gianni Schicchi) en la Ópera de Oviedo, Rigoletto en el Teatro Real de Madrid, Madama Butterfly en la Ópera de Niza y Un ballo in maschera en el Gran Teatro del Liceu.
Muchas gracias por atender a nuestras preguntas y le felicitamos por estos 25 años de carrera profesional.
Gracias a ustedes y a Opera World por la entrevista. Entrevista Josep Fadó