Entrevista a Marina Rebeka: “La lírica es un desarrollo para el alma y las emociones”

                                                   Entrevista Marina Rebeka Por Bernardo Gaitán

Una de las cantantes más completas que existen actualmente en el panorama lírico internacional  es la soprano letona Marina Rebeka. Durante su estadía en Milán para protagonizar Thaïs en el Teatro alla Scala, accedió amablemente a charlar con OperaWorld.

La soprano Marina Rebeka © Tatyana Vlasova – Elle magazine

Marina, antes que nada quiero agradecerte por este tiempo que nos dedicas entre función y función de Thaïs, que es un título, además de entrañable, sumamente complejo en la parte vocal ¿no?

Un placer para mí. Yo creo que el primer reto es encontrar un buen Athanaël y una Thaïs que puedan afrontar todos esos requerimientos. Pero es muy cierto, el rol tiene una extensión hasta el re sobreagudo y está lleno de graves. Es un personaje muy riesgoso, probablemente es más difícil cantar Thaïs que Traviata. Para hacerlo como está escrito con pianissimi e pianississimi y con los saltos tan largos, debes tener muy afianzada la técnica, no hay dónde esconderse. Pero es hermosa… si está bien hecha (ríe).

Hace unos momentos hablabas al teléfono con la embajada de otro país, viajas constante y literalmente por todo el mundo. Más allá del cansancio físico, el estar lejos de la familia…

¡Estar lejos de la familia, no! La familia viene conmigo. Mi hija hace home-school, así que viaja conmigo y mi marido. Vamos los tres juntos a todos lados.

¡Qué maravilla! Termino mi pregunta. Más allá del cansancio físico ¿qué sacrificios conlleva ser una operastar de tu nivel, que nosotros los “mortales” no imaginamos?

Yo no los llamaría sacrificios, ese nombre no me gusta porque en realidad es una elección. Si decides dedicarte a esto, eres tú quien escoges este tipo de vida. Respondiendo a la pregunta, no puedo beber champagne, me encantaría hacerlo, pero si lo hago al día siguiente no puedo cantar. Además que, tras hacer una Thaïs, una Norma o ‘las reinas’, necesito más de un día de reposo. No por la parte física, sino por el aspecto psicológico. Necesito tiempo para volverme a cargar de energía; yo me vacío en el escenario y necesito “llenarme” nuevamente. Es imposible solo ‘dar’, uno necesita también ‘llenarse’. Lo que me hace falta en realidad es tiempo de relax. ¡Necesito ir a alguna isla por un par de días! Para estar en el mar ¡y no hacer nada! Pero atención, que si hago esto y estoy varios días en la arena bajo el sol, mi garganta se deshidrata y necesito al menos tres días para recuperar el ritmo de trabajo. Entrevista Marina Rebeka

Dicen que el cantante es un atleta de la voz…

Definitivamente, y no solo en el aspecto físico, sino que también es un atleta mental. Por ejemplo, si debo aprenderme un nuevo rol no puedo hacerlo simultáneamente a otro. Una vez hice una locura que me dejó agotada. Mientras hacía Trovatore en Zurich ¡debuté la Butterfly en Valencia! ¡Al mismo tiempo! Si estoy haciendo Thaïs, no puedo al mismo tiempo aprenderme Vestale. Un rol –nuevo o viejo– está en mi cabeza todo el día y toda la noche. Me despierto en la madrugada pensando en el personaje y su psicología.

¿Cómo es Marina? No Marina Rebeka la encumbrada cantante, sino Marina la persona… ¿cómo te relajas?, ¿qué películas ves?

Películas no, es muy difícil que las vea porque me aburren demasiado, el 90% de las películas tienen el mismo argumento. Además, hoy los actores no saben hacer diálogos. Recitan rapidísimo y te meten en una ráfaga de información que al final de la película no sabes ni qué viste. Las películas antiguas como Guerra y paz de Sergej Bondarčuk, de 1966, dejaban mucho espacio para que la persona pudiese reflexionar entre los diálogos y sacar sus conclusiones. Hoy falta profundidad. Para divertirme veo Poirot que es viejo, o por decierte algo más nuevo, Dix pour cent, que no sé si conozcas. Lo traducen como Call my agent… porque al final te dejan algo, pero la verdad prefiero los libros.

Marina Rebeka como Mathilde en ‘Guillaume Tell’ (c) Nederlandse Opera

Hablando de cine… sé que estás incursionando como actriz en una película de tu tierra natal ¿me platicas más al respecto?

Sí, me pidieron que participara en una película histórica como actriz, no hay nada de canto. Está situada en 1873 y trata sobre la primera independencia de Letonia. Prácticamente es la historia de cómo nació mi patria. Mi personaje es una mujer que vive en una rústica aldea de ese entonces y debe guiar a la hija de su hermano, incluso debo estar vestida como babushka.

Actuar en una película es muy diferente respecto al teatro o la ópera. En teatro u ópera, normalmente desarrollas tu personaje de principio a fin; pero en la película debes aprenderte todos los diálogos de memoria e ir grabando en desorden. Te dicen “estos dos días grabamos el final de la película y la semana entrante solo shooting y en una semana el inicio”. Debes situar a tu personaje en el momento de la historia sabiendo el antes y el después, para no perder ni un ápice de credibilidad.

¿Significa mucho para ti contar la historia de tu país? Eres importante para Letonia, pues fuiste condecorada con la Orden de las Tres Estrellas, el reconocimiento más alto que otorga tu república. 

Pues entre Letonia y yo hay una relación extraña. Cuando yo estaba empezando a estudiar, no me aceptaron en la Academia de Música argumentando que no tenía talento. Así que entré a un simple colegio musical, pero con la intención de irme pronto al extranjero. Cuando llegué a Italia, en Letonia nadie sabía quién era o siquiera que existía. ¿Te puedes creer que cuando volví para ofrecer mi primer concierto en Letonia no fue casi nadie? Afortunadamente sí que vino una periodista y me pidió que me mantuviera en contacto con ella cuando despegara mi carrera. Luego gané los concursos Viñas y Neue Stimmen, y naturalmente empezaron a preguntarse quién era la que había quedado en el primer lugar y me empezaron a proponer varios títulos para hacer en Letonia, pero yo ya no estaba disponible. Hasta el 2015 fue muy difícil cantar en mi país. Cuando iba me sentía juzgada continuamente y no entendía por qué me llamaban en La Scala, Madrid o Londres pero en Riga me criticaban. Entrevista Marina Rebeka                                                           

Pero no es el pueblo de Letonia quien te juzga…

No, la gente en Letonia me ama. Lo sé porque cuando voy al mercado en jeans y sin maquillaje, la gente me lo dice. Ir ahí es la única manera de saber verdaderamente qué piensa la gente de ti. Si te ven con un abrigo de piel, seguro que te tratan como una reina, pero así nunca sabrás qué piensan verdaderamente de ti. En cambio cuando en la mañana voy a comprar mis cosas al mercado me dicen “señorita, pruebe esto” o “siéntese aquí”. Cuando no saben quién soy, puedo tener una relación humana normal, lo que para mí es muy importante.

¿Y algún recuerdo particular de tu tierra?

Recuerdo una cosa que me conmovió como nada. Cuando participé en el Festival de Canciones Letonas para conmemorar el primer centenario del nacimiento del país, canté en un estadio frente a 40 mil personas, y todas eran cantantes. Cuando salí al escenario estaba convencida de que nadie sabría quién era yo. Vi una marea de personas que cuando empecé a cantar levantaron los brazos con flores en las manos mientras yo cantaba. Estaba tan conmovida que incluso dos días después todavía no podía dormir tras la sensación tan fuerte de unirme a ese nivel con mi pueblo. Fue un poco como la historia de Tahïs (ríe), de ser primero rechazada y finalmente aceptada y amada.

Cambiando de tema, parece que por fin la pandemia empieza a remitir, pero durante el periodo de lockdown, ¿cómo lo visite? ¿qué hiciste?

Estaba en Hamburgo haciendo Norma. Sentía que corría para escapar de un fuego, porque canté en Toulouse y a la mañana siguiente cerraron el teatro, luego en la Scala y pasó lo mismo. En esta Norma, tras la segunda función, supe que también este teatro cancelaría el resto de funciones, así que le pedí a mi marido que hiciera las maletas inmediatamente mientras yo compraba los boletos para irnos a Letonia. Las primeras dos semanas estuve feliz con mi hija, por fin podía descansar un poco… Aunque no se podía salir, estaba segura que sería por poco tiempo… Sin embargo, después comprendí que no iban a ser solamente un par de semanas, sino meses, y me empecé a estresar porque entendí que el mundo nunca volvería a ser igual. Entrevista Marina Rebeka                                                 

Marina Rebeka como Violetta en ‘La traviata’ (c) Javier del Real – Teatro Real

Y luego reabrió el Teatro Real, que creo fue el primero en Europa o en el mundo que lo hacía, y te llamaron…

¡Sí, me cayó del cielo! Me propusieron hacer La traviata en julio de 2020, con muchas restricciones y con cubrebocas, pero finalmente estábamos de vuelta al trabajo. Me sentía en el séptimo cielo. Luego hice un recital en Letonia y empezamos a grabar dos Cd’s, el primero es Credo, con un repertorio sacro muy ad hoc para esos tiempos. El otro fue El pirata de Bellini, que no fue una cosa planeada pues me hablaron de Catania para darme disponibilidad con la orquesta, así que comencé a buscar colegas. Por fortuna Javier (Camarena) y Franco (Vassallo) estaban libres y tras casi un año de trabajo salió el proyecto.

Y luego me invitó Zubin (Mehta) nuevamente a hacer Traviata en la Scala. Aunque debía abrir la temporada los planes cambiaron y terminé debutando Otello en Florencia. Ese viaje fue impactante, vi la carretera Milán – Florencia totalmente vacía. No nos cruzamos otro auto en todo el camino, era como una pesadilla. Pero lo importante es que llegamos a Florencia,  todo asustados, con tests sanguíneos, nasales, mascarillas…, pero llegamos. Fue difícil pero hermoso al mismo tiempo. Recuerdo que reí como una loca cuando durante el montaje de una escena, Zubin dijo: “quiero la mandolina en el escenario y la soprano allá arriba” y le pregunté “¿por qué, maestro?” Y responde muy serio: “la mandolina no escupe” (ríe). Entrevista Marina Rebeka                     

Desde hace unos años te desempeñas también como empresaria, en concreto, con la etiqueta discográfica Prima Classic, fundada por ti. ¿Cuál es la ventaja de poseer una casa discográfica independiente?

Creo ser la única cantante en el mundo que tiene su propio sello. Antes estaba el de la Gruberova, que ya no existe. Nuestra enorme ventaja es la calidad. Por ejemplo, si grabo hoy, no debo por fuerza sacar el producto en seis meses. Yo no tengo los recursos ni el tiempo para pagar horas y horas de trabajo a ingenieros de sonido, ni cientos de shootings ni veinte propuestas de booklet. Para ofrecer íntegramente mi versión, hago un proyecto con mucha anticipación, detallando los requerimientos a la medida, para que todo esté preparado para mí o para el artista que esté grabando.

Cuando graban, ¿no dependen de lo que requiera el mercado?

¡No, para nada! Ahora, por ejemplo, Deutsche Grammophon dice “no hay una versión actual de Gioconda. Rebeka, grábala porque el mercado lo necesita”. Pero eso no está bien, no funciona así. Uno debe seguir su propio camino. Otra enorme ventaja es el sonido. Si yo tengo un ingeniero de audio que dice “hoy tenemos dos horas para grabar a Rebeka”, son esas dos horas y basta. Si no hemos terminado o el sonido no me gusta, él no lo vuelve a grabar, va a lo que sigue.

Si escuchas mi primer álbum, “Mozart Arias”, y uno de los míos, por ejemplo “Il Pirata”, percibirás una enorme diferencia; en Il Pirata está todo presente, se escuchan las respiraciones y las intenciones, porque así lo quisimos; mientras que el otro tiene como un velo porque “lo limpiaron”, y eso no tiene sentido. Cuando lo oí por primera vez me puse a llorar. ¿Dónde están mis piani? –me lamentaba– ¿Porque mi voz arriba del sol se oye tan chillona cuando en vivo no es así? ¡Se necesita saber y conocer la voz para grabar el audio! Hay que saber la colocación de las distancias del micrófono según la intensidad y la orquestación. Saber hacer que una voz grabada se oiga como en vivo es todo un arte. Normalmente no utilizan la tecnología que sí usan para el pop porque dicen que la lírica no lo necesita. Entrevista Marina Rebeka.                                                         

Marina Rebeka en ‘Norma’ (c)  Cosimo Mirco Magliocca – Théâtre du Capitole Toulouse

¿Se puede decir que Prima Classic está especializada en grabaciones líricas?

Cuando encontré a mi marido, me abrió los ojos al mundo de una verdadera grabación apta para la ópera. Todos los desarrollos tecnológicos y comerciales se pueden aprovechar para hacer la ópera tan bien como la música pop. Cuando vas en el auto y escuchas un track de pop te resulta mucho más atractivo y presente que la ópera. En la lírica, a veces no se entiende qué dicen, y es porque la orquesta cubre al cantante. Cuando Karajan grababa ópera ¡era él quien hacía la edición! Y buscaba obviamente el mejor sonido para la orquesta, no le importaban los cantantes, incluso escuchas al primer violín más fuerte que la soprano. La gente se acostumbra y ya no se da cuenta de ese detalle. Si escuchas nuestra Traviata o nuestro Pirata, es evidente que la voz está siempre presente como debe ser.

¿Se podría decir que no tienen competidores?

No hay otras etiquetas independientes porque no hay dinero. En el mundo de la ópera nunca ha habido dinero, ni siquiera en la época de las ventas más elevadas, con la Callas o la Tebaldi. Siempre para hacer ópera necesitaban sponsors, porque el pop recaudaba mucho más. Menos trabajo y mucho más dinero. ¿Por qué cada vez se hacen menos grabaciones en estudio? Porque no hay dinero. Se hacen live. Eso es terrible, con público en el teatro no puedes concentrarte en los detalles que requiere una interpretación para disco. Y peor aún, a menudo graban un único show. Cuando grabé Butterfly en Valencia ¡se grabó una sola función! Además estaba enferma ¿te imaginas el estrés de saber que no tienes otro chance?

En una entrevista que hice a la mezzosoprano Bruna Baglioni, me contó que antes, los teatros buscaban al cantante adecuado para cada rol de una producción, mientras que hoy las agencias negocian con los teatros “un pack” que incluye este tenor, esta soprano y este director para tal producción.

¡Es terrible! Primero escogen el título y luego buscan a los cantantes ¡Como lo oyes! Luego se lamentan de que no encuentran un cast para Semiramide. ¿Y de quién es la culpa? ¡Primero hay pensar en quién está libre para tales fechas y luego ver qué se puede hacer con esos ingredientes! No se puede escoger primero el título.

Incluso la Baglioni aseguró que las agencias arruinaron el mundo de la lírica…

¡No solo ellos, también los directores de casting! Muchas veces te imponen a un director de escena que decide montar una cosa muy alejada de la verdad. Encima te agota al hacerte subir y bajar, te pone aquí y allá; movimientos sin sentido mientras cantas… ¿sabes cuántas veces he tenido que negarme? Me argumentan: “es que los demás sí lo hacen”. ¡Pues yo no soy los demás! Yo soy responsable de mi voz y de mi interpretación. Al menos ahora me puedo negar, antes no. Si eres joven te debes aguantar con todo. A cuántos jóvenes los obligan a brincar entre Trovatore, Aida, Forza y ¡adiós carrera!

Y otro problema son los contratos con tanta anticipación. Uno no puede firmar un contrato a 5 años vista porque no sabe cómo evolucionará su voz. Deberían ser máximo dos. Ahora me llegan contratos en Madrid para 2026, pero… ¿quién sabe cómo estaré en 2026? Llega el tiempo del contrato y se lamentan de que el cantante no está en forma. Se debe seguir la carrera del cantante porque puede suceder de todo.

Estaría hablando contigo toda la tarde, pero el tiempo se agota y, como ya es costumbre, para terminar la entrevista, tengo que preguntarte cuál es el aria para otro registro que te gustaría que hubiesen escrito para soprano…

¡Amneris! Sin pensarlo, la escena del juicio. Todo el rol me encanta, pero la escena del juicio me vuelve loca. ¡Si fuera mezzosoprano cantaría solamente ese rol toda mi carrera! Solo de pensar (cantando) La vendetta del ciel scenderà! Anatema su voi!” se me pone la piel de gallina.

En contraste, Aida es todo un enigma. Yo quisiera hacerla un día para poder entenderla. Todos entienden a Amneris, además es a la que más aplauden normalmente. Porque es tan apasionada, tan honesta y tan bella que es muy difícil interpretar mal a Amneris. Sin embargo, es súper fácil hacer mal Aida. Porque no se entiende nada de ella. Aparte que, se interpreta mal, pues si sigues las indicaciones de Verdi es otro personaje, todas la hacen como una mujer fuerte y no lo es. Verdi mete muchos piani y pianissimi porque es una chica muy frágil. La «Aida perfecta” que me conmueve hasta las lágrimas por desgracia todavía no la he encontrado.

Pasa un poco como con  donna Elvira, que es directa, honesta, hace lo que piensa. Y en cambio, la babosa de Donna Anna piensa una cosa, dice otra y termina haciendo algo completamente diferente… ¡ay, no! (Ríe). Entrevista Marina Rebeka

Marina, infinitas gracias por esta entrevista. En nombre de todos los amantes de la ópera y de los lectores de Opera World te deseo lo mejor en tu ya exitosa carrera.

Con muchísimo gusto, fue un placer para mí. Quiero añadir algo, no sé si soy demasiado optimista o utópica, pero creo que la lírica tiene un gran poder cuando está bien hecha. La gente sale del teatro transformada, es un desarrollo para el alma y las emociones. Y yo amo la lírica no solo porque es mi trabajo, sino porque estoy convencida de que el futuro está con la lírica como un arte que cura el alma y el cuerpo. Ese es nuestro futuro. Entrevista Marina Rebeka