Entrevista al barítono César San Martín

Por Daniel Lara. Entrevista barítono César San Martín 

En medio de las funciones de La tabernera del puerto, que se están presentando en el escenario del Teatro de la Zarzuela este mes de junio, y que lo tiene entre sus principales protagonistas, conversamos con el barítono madrileño César San Martín. Uno de los intérpretes más versátiles y destacados de su generación, que este año celebra además sus primeros quince años de carrera como cantante. Nos habló de sus inicios, de su presente y de la proyección de su futuro artístico. Entrevista barítono César San Martín 

César San Martín, barítono / Foto: Koephotos

 

¿Cuándo fue su primer contacto con el mundo de la música?

Mi primer contacto con la formación reglada fue a los ocho años. Mi madre me preguntó si quería estudiar música. Yo no sabía ni siquiera que se podía estudiar “eso” (risas), y mucho menos todo lo que me iba a aportar. Acepté encantado, y fue entonces cuando inicié mis estudios en la escuela municipal del distrito de Hortaleza, en Madrid. Allí comencé a estudiar piano y solfeo, y descubrí un mundo completamente desconocido para mí. Poco después, empecé a formar parte del coro de voces blancas de la escuela y puede decirse que así empezó todo.

¿En qué momento se planteó encarar una carrera profesional como cantante?

Yo nunca me planteé hacer una carrera como cantante lírico, pero a los 23 años, siendo miembro del coro de la Universidad Autónoma de Madrid, empecé a hacer algunas intervenciones como solista. A partir de ahí se despertó en mí la curiosidad por el canto, más específicamente por la técnica vocal. Fue entonces cuando mi profesora, Lola Bosom, me propuso acceder a la Escuela Superior de Canto de Madrid (ESCM) y dar mis primeros pasos hacia una carrera profesional.

César San Martín, con dos años de edad, acompañado de sus abuelos / Foto: Archivo del artista

¿Había escuchado ópera o zarzuela previamente?

Hasta los 28 años, cuando ingresé en la ESCM, nunca había tenido curiosidad por la ópera ni la zarzuela. Sin embargo, desde que nací y hasta los tres años, mis padres me dejaban al cuidado de mis abuelos, y recuerdo a mi abuelo leyendo el periódico mientras escuchaba zarzuela. Con el tiempo, al comenzar mis estudios en la ESCM, toda esa música me retrotraía a aquellos momentos de mi infancia en casa de mis abuelos.

¿Algo le hacía suponer un futuro como cantante?

En absoluto. Cuando comencé a estudiar música, mi objetivo era convertirme en director de orquesta, no en cantante. Entrevista barítono César San Martín 

Una escena de «Il barrbiere di Siviglia»  (2008) con César San Martín / Foto: Javier del Real

¿Cuándo se produjo su debut como solista?

Fue interpretando el personaje protagonista de Il barbiere di Siviglia de Rossini en el Teatro Real de Madrid, en una producción de su Ópera Estudio, en 2008. ¡Y quedé fascinado con esa experiencia! Para mí, la ópera es el arte por excelencia: engloba todas las demás artes (música, teatro, danza, pintura, iluminación…). Mi debut en la zarzuela fue poco después, con el personaje de Vidal en Luisa Fernanda de Moreno Torroba, en el Teatro de la Zarzuela. En ambos casos sentí que ese era mi lugar. En el escenario me siento como en casa.

¿Cómo ha sido el camino hasta hoy?

No ha sido un camino fácil. A los 28 años dejé mi trabajo en la Fundación Yamaha Música, donde tenía un buen sueldo y muchas comodidades, para ingresar en la ESCM. Pasé a estudiar de 8:00 a 14:00 y a trabajar de 16:00 a 22:00 en unos grandes almacenes, vendiendo telefonía móvil. Fueron cuatro años duros, pero me fijé objetivos claros: entrar como refuerzo en coros, luego hacer algún partiquino en una ópera pequeña o un rol secundario en compañías más modestas. Y así comencé, haciendo refuerzos en el coro del Liceu o el de RTVE, y después con compañías como Ópera Cómica de Madrid, que se dedicaba a la recuperación del patrimonio musical español. Después entré en una agencia que me llevó por diferentes teatros y fui construyendo mi carrera poco a poco. Nunca aspiré a ser un cantante lírico de renombre. He llegado hasta aquí porque me gusta y me llena la música.

César San Martín en un cambio de vestuario en «La fille du régiment» (A Coruña, 2010) / Foto: Archivo del artista

¿Cómo se gestiona la parte emocional en todo esto?

Esa parte es la más difícil, los cantantes estamos expuestos a que cualquier persona pueda opinar sobre lo que hacemos, y hoy en día con las redes sociales se maximiza. Se nos exige estar al 100% siempre, sin tener en cuenta enfermedades, conciliación familiar, etc… Un cantante puede tener una carrera impecable y estar apoyado por mucha gente siempre que todo vaya bien, pero en cuanto aparece el primer bache, todo ese apoyo desaparece y te quedas solo.

He de decir que mi objetivo de disfrutar de la música y del canto fue viéndose mermado por todo aquello que rodea a este trabajo y que el público no ve. Muchas veces las malas relaciones entre agencias y teatros nos afectan directamente haciéndonos perder contratos por cuestiones ajenas a nosotros. De hecho, en 2020 decidí que Benamor, producción del Teatro de la Zarzuela en 2021, sería mi último trabajo como cantante. Había perdido la ilusión; todo aquello por lo que cantaba se había desmoronado.

¿Y cómo afrontó esos momentos?

Me sentía perdido. Buscaba explicaciones a lo que ocurría, pero no encontraba claridad. Antes de que llegaran los ensayos de Benamor me llamaron del Teatro de la Zarzuela para sustituir a un compañero por enfermedad, la sustitución era para cantar Vidal de Luisa Fernanda. Aquello me retrotrajo a mis inicios, a 2010 con mi primer Vidal. Esa misma semana me llamaron de Ópera de Cataluña para ofrecerme cantar Figaro de Il Barbiere di Siviglia, mi primer rol de ópera. Decidí entonces que, si retomaba mi carrera, dejaría de escuchar el ruido exterior y me centraría en mí.

César San Martín en una escena de «Benamor» (Teatro de la Zarzuela, 2021) / Foto: Javier del Real

¿Y cómo se siente ahora vocalmente?

Muy satisfecho con el punto en el que me encuentro. Pero para llegar aquí he hecho un trabajo profundo, tanto emocional como técnico. A nivel emocional llevo tiempo trabajando con una coach que me da una visión objetiva, y a nivel técnico he alcanzado un punto de seguridad importante. En estos últimos años he trabajado con Valle Duque y Carlos Álvarez, a quienes agradezco su generosidad e implicación. Y no puedo dejar de nombrar a Lola Bosom y Ricardo Muñiz, a quien he recurrido desde los inicios de mi carrera y quienes han estado a mi lado en los momentos más difíciles.

Después de esta evolución, ¿qué repertorio afronta en el futuro?

Siempre me he sentido cómodo en el repertorio francés y rossiniano. Pero creo que el repertorio debe evolucionar con la voz, y actualmente mi voz se adapta muy bien a los primeros Verdi. Estoy descubriendo con agrado que papeles como Rodrigo (Don Carlo), Germont (La traviata) o Ford (Falstaff) le sientan muy bien a mi instrumento.

César San Martín en una escena de «La vera constanza» en Treviso (2009) / Foto: Archivo del artista

¿Cómo viene su agenda?

Actualmente, reparto mi tiempo entre ópera y zarzuela. Ahora estoy con La tabernera del puerto de Sorozábal en el Teatro de la Zarzuela. En julio cantaré en el Festival de Wildbad la recuperación de la ópera Pierre de Médicis de Józef Poniatowski, que además será grabada para Naxos. Más tarde, en Oviedo, interpretaré a Astolfo en Orlando Furioso de Vivaldi. Volveré a la Zarzuela con Goyescas de Granados, como Paquiro, un personaje que ya he cantado en el Maggio Musicale Fiorentino y en el Teatro San Carlo de Nápoles. En el ámbito sinfónico, acabo de cantar Réquiem de Fauré en Málaga y Carmina Burana de Orff con la orquesta y coro de RTVE por su 60º y 75º aniversario respectivamente.

Su repertorio es muy variado… ¿no cree que interpretando mucha zarzuela pueda correr el riesgo de ser encasillado en este repertorio y limitar los ofrecimientos para otros géneros?

Amo la zarzuela. Es un repertorio que me aporta mucho. No sé si estoy encasillado, pero no me preocupa. Cuando se desconoce algo, uno puede acercarse con interés o juzgar desde la ignorancia. Yo prefiero acercarme desde la humildad y seguir aprendiendo.

César San Martín interpretando a Vidal Hernando («Luisa Fernanda) en el Teatro de la Zarzuela (2010) / Foto: Archivo del artista

Cuénteme un poco acerca de tu trabajo en La tabernera del puerto.

El personaje que yo interpreto, Juan de Eguía, es un hombre que en un determinado momento de su vida se tiene que hacer cargo de su hija, y tiene que buscarse las mañas para poder cuidarla. Es un hombre cuyo mayor miedo es perderla, pero las únicas herramientas que conoce son la rectitud y el control. Musicalmente es un rol muy bien escrito, con una evolución natural que culmina en la romanza final, donde me siento completamente absorbido por la música y el texto.

¿Cómo preparó el personaje?

Normalmente lo estudio de forma plana y ciñéndome a lo escrito en el libreto y en la partitura. Durante los ensayos, comienzo a construir el personaje integrando las indicaciones de los maestros con lo que yo siento. A medida que avanzan las funciones, el personaje sigue creciendo. Las experiencias vividas también modelan la interpretación.

César San Martín como Juan de Eguía («La tabernera del puerto») en el Teatro de la Zarzuela (2025) / Foto: Javier Del Real

¿Cómo encuentra vocalmente la partitura?

La escritura es ideal para mi voz. Me siento comodísimo. Es un rol de tesitura amplia y de gran fuerza. El terceto inicial tiene una armonía fantástica con tres voces graves y un carácter evocador. La romanza de la taberna es una de las más exigentes por la tesitura, pero debe sonar como una canción de marineros. No puedes despistarte técnicamente si quieres llegar con energía a la última romanza. Es un personaje muy rico y con un amplio rango interpretativo.

En nombre de mis compañeros de OW le agradecemos el tiempo que nos ha dedicado para realizar esta entrevista.