Entrevista al barítono Luis Cansino: 35 años de carrera y en plena forma

Despacio y con buena letra, el barítono de origen gallego Luis Cansino ha conseguido labrarse una carrera en continuo ascenso hasta perfilarse como uno de los mejores de su generación. En 2022 celebra el 35º aniversario de su debut sobre los escenarios, el cual se produjo en 1987 con la ‘Antología Homenaje al Maestro Alonso’ en el Centro Cultural Teatro Fernán Gómez de Madrid. Desde entonces, ha dado vida a personajes principales en todos los teatros importantes de nuestro país (Liceu, Teatro Real, Teatro de la Zarzuela, Les Arts, Maestranza, ABAO, Oviedo, Tenerife, Las Palmas, Villamarta, Cervantes de Málaga…) y en otros prestigiosos teatros del panorama internacional como la Staatsopern Stuttgart, la Welsh National Opera, el Bellas Artes de México, el São Carlos de Lisboa o el Teatro Nacional de Praga. Además, ha colaborado con una impresionante nómina de maestros y directores de escena. Entrevista

Luis Cansino Entrevista a Luis Cansino

Su debut operístico se produce en la temporada 1991/92 con la Ópera Internacional de Morelia (México) como Escamillo en Carmen y Figaro en Il barbiere di Siviglia. Posteriormente, canta Leporello (Don Giovanni), Enrico (Lucia di Lammermoor), Nottingham (Roberto Devereux), Valèntin (Faust), Silvio (Pagliacci), Ping (Turandot), y Marcello (La bohème). Y en los últimos años ha cosechado importantes éxitos como Sulpice (La fille du régiment), Dulcamara (L’elisir d’amore), Agata (Viva la mamma!), Luna (Il trovatore), Germont (La traviata), Monforte (I vespri siciliani), Carlo (La forza del destino), Amonasro (Aida), Iago (Otello), Barnaba (La Gioconda), Sharpless (Madama Butterfly), Scarpia (Tosca), Gellner (La Wally), Michonet (Adriana Lecouvreur), Roque (Marina), Juanillo (El gato montés) o los protagonistas de Nabucco, Macbeth, Rigoletto, Simon Boccanegra, y Falstaff. Entrevista a Luis Cansino

Reconocido intérprete de zarzuela desde que participara como primer barítono en la memorable ‘Antología de la Zarzuela’ de José Tamayo a principios de los noventa, también tiene en su haber casi 40 títulos de este género. Ha sido Vidal en Luisa Fernanda; Juan en Los gavilanes; Juan Pedro en La rosa del azafrán; Joaquín en La del manojo de rosas; Black en Black el payaso; Juan de Eguía en La tabernera del puerto; Pedro Stakoff en Katiuska; Don Manolito en Don Manolito; Santi en El caserío; Miguel en La parranda; Mario en La leyenda del beso; Germán en La del soto del parral; El Caballero de Gracia en La Gran Vía, o Nühredin en El asombro de Damasco. Entrevista a Luis Cansino

Poseedor de una voz robusta y dúctil, a la cual acompañan sus buenas dotes actorales, este cantante de sólida formación musical se desempeña con la misma naturalidad en roles verdianos y en personajes bufos. Además, tiene fama de ser un compañero de producción divertido y generoso, cuyo compromiso con la profesión le llevó a fundar en plena pandemia el Sindicato de Artistas Líricos de España (ALE). A pocos meses para que se cumpla su 35º aniversario sobre los escenarios y estando inmerso en los ensayos de Adriana Lecouvreur en Oviedo, Majo Pérez ha podido charlar con él sobre su trayectoria.

¿Cómo se consigue una carrera longeva y exitosa como la tuya? Cada vez se ven más cantantes que pegan fuerte durante una década y se esfuman.

(Se ríe) Bueno, a ver, gracias por lo de “carrera exitosa”. Yo soy por naturaleza bastante modesto en este sentido. He intentado construir mi carrera desde la profesionalidad y el rigor. El éxito es siempre muy relativo, depende del criterio con el que se mire y de quién lo mire. Recuerdo una frase que me repetía a menudo Pedro Lavirgen, que fue uno de mis maestros. Él me decía que la voz, por supuesto, es importante, al igual que otros muchos factores, pero que había que ser sobre todo una persona humilde y tener los pies en el suelo. Las carreras, la vida en general, se deben construir así, desde la humildad, siendo consciente siempre de en qué situación te encuentras en cada momento y sin intentar ser más de lo que eres ni considerarte mejor que nadie. La carrera lírica es maravillosa pero endiabladamente difícil. En resumen, si el artista es una persona centrada, intenta hacer las cosas con profesionalidad y rigor, y se comporta con humildad, todo le irá mejor.

Al principio de tu carrera, decides instalarte en México durante unos años. ¿Qué supuso salir de España y vivir en dicho país?

Esto pasó a los cuatro años de mi debut. Yo había debutado el 27 de agosto de 1987 y a principios del 91, entré a formar parte de la famosísima ‘Antología de la Zarzuela’ de José Tamayo como barítono solista. Después de una temporada de casi seis meses en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid, en los que tuve la oportunidad de cantar junto a los míticos Montserrat Caballé y José Carreras, se produjo mi debut internacional en el Teatro Tívoli de Lisboa, y a continuación vino una gira por México. Ese año, la Antología de José Tamayo celebraba su 25º aniversario. Y ¿por qué recalé en ese país? Porque el director de la Ópera de Bellas Artes en ese momento, el ya fallecido Rómulo Ramírez, me escuchó en el estreno de la Antología y me invitó a realizar una audición el día siguiente. La audición fue bien y me ofrecieron cantar la siguiente temporada en la casa. Gracias a esto, que suponía dar un paso más en mi carrera, decidí probar fortuna allí. Me estaban dando la oportunidad de debutar un rol operístico importante en un gran teatro, cosa que no había sucedido aún en España, así que regresé a España a cumplir unos compromisos artísticos contraídos con anterioridad con la “Antología de la Zarzuela” y el 23 de septiembre de 1991 volaba de nuevo a México.

Luis Cansino con Raquel Lojendio (izq.) y Beatriz Díaz (dcha.) en El Sueño de una noche de verano de Gaztambide, Teatro de la Zarzuela 2019 (c) Javier del RealEntrevista a Luis Cansino

Pero tengo entendido que los planes iniciales se frustran, en fin, o terminan yendo por otros derroteros. ¿La capacidad de adaptación es también clave para gozar de una carrera longeva?

Absolutamente, la capacidad de adaptación y la perseverancia son fundamentales. Uno tiene que saber siempre lo que quiere en la vida y a partir de ahí tiene que intentar conseguirlo. Unas veces sale, y otras, no. Unas veces sale de una manera que a lo mejor no era la que teníamos prevista, pero necesitamos ser maleables y tener la suficiente capacidad de darnos cuenta de las circunstancias que nos rodean y de cómo tenemos que adaptarnos a ellas para seguir creciendo. Eso es lo que creo que hice yo; vino una adversidad de la que me enteré aterrizando en la Ciudad de México: Rómulo Ramírez había dejado repentinamente su cargo de director de la Ópera de Bellas Artes por problemas de salud y entró una nueva dirección que cambió la programación prevista por él. Yo podía haberme regresado a España, pero estaba ya allí, había apostado por dar ese paso y súbitamente surgieron nuevas posibilidades y oportunidades… Al poco tiempo, ya había yo sido dirigido por dos de los grandes directores de México: Enrique Diemecke y Enrique Bátiz. El primero me dirigió una gala dedicada a Mozart, pues ese año se cumplía el bicentenario de su muerte, y el segundo me dirigió mi primer Mesías, con la Orquesta Sinfónica del Estado de México, una de las más importantes del país. Además, ese mismo año, terminé debutando en ópera. Canté Escamillo de Carmen y Fígaro de Il barbiere di Siviglia en la temporada de la Ópera de Morelia (Michoacán), ¡y todo esto pasó en cinco meses! Así que decidí quedarme y seguir desarrollando mi carrera en México, algo de lo que no me arrepiento. Fueron seis años absolutamente inolvidables y creo que cruciales en mi carrera. Entrevista a Luis Cansino

En relación con esto que has comentado, ¿piensas que para un artista español es más fácil triunfar primero en el extranjero que en su propio país?

(Suspira) Sé que este es un tema que despierta mucho interés y que además es muy delicado. Yo no creo que nadie deba cantar en función de su nacionalidad. Dicho de otro modo, que por el simple hecho de ser español se deba cantar aquí. Pero sí defiendo, en primer lugar, la enorme calidad que hay en nuestro país tanto en cantantes como en directores de orquesta, de escena o escenógrafos, algo que, por otra parte, siempre ha sido muy apreciado fuera de nuestras fronteras. Y defiendo que a la hora de hacer un reparto se valore si en España tenemos personas cualificadas para hacer un papel determinado y que en igualdad de condiciones se cuente con nuestros artistas. Y esto no significa una guerra con nuestros extraordinarios colegas de otros países sino de que se proteja y promueva el talento de aquí y no nos sintamos de segunda fila o teniendo que dar el 150% para poder cantar aquí. Ambas cosas no creo que estén reñidas. Cuando he escuchado que para cantar aquí hay que tener ya un nombre fuera me viene a la mente lo que un día un director artístico italiano me dijo: “¿y por qué debo darte yo la oportunidad que deberían darte en tu país?” Pienso que lo lógico debería ser que cantar en los escenarios españoles sirviese de trampolín para una carrera internacional, así como un cantante italiano, estadounidense o alemán viene aquí porque ya ha triunfado en su país y no al revés. En conclusión, jamás me meteré en cómo un director artístico planifica una temporada, algo que no debe de ser nada fácil, y comprendo que quiera que en el teatro que dirige canten los mejores. Pero sería bueno que se tenga en cuenta que en ese ramillete de “los mejores” hay un buen número de cantantes de nuestro país que quieren cantar en su tierra y al que el público seguro que quiere y agradecería ver y escuchar. Entrevista a Luis Cansino

Luis Cansino como Barnaba en La Gioconda - Gran Teatre del Liceu 2019
Luis Cansino como Barnaba en La Gioconda – Gran Teatre del Liceu 2019

Totalmente de acuerdo, Luis. Volviendo al tema de la capacidad de adaptación, ¿en qué sentido tu carrera sigue adaptándose hoy en día?

Una carrera nunca debe terminar de adaptarse. De hecho, nunca se termina de hacer una carrera. Llegado un punto, se dejan los escenarios porque, por alguna razón, uno lo ve conveniente, generalmente por la edad, pero la carrera artística, como la vida, siempre tiene que estar en continuo cambio. Por supuesto, yo sigo evolucionando hacia los roles a los que entiendo que en estos momentos mi voz puede acoplarse mejor. Y para lograr este objetivo, el artista siempre tiene que estar acompañado de una manera correcta por sus agentes, por los teatros, incluso por su vida personal. Lo importante es seguir teniendo los pies en el suelo y darse cuenta de lo que funciona mejor y de lo que no funciona tanto; saber, en definitiva, hacia dónde debes seguir avanzando, en dónde tienes que seguir buscándote a ti mismo, dónde puedes hacerte un hueco.  Nos equivocamos si pensamos que todo lo sabemos. Este es un error de juventud frecuente, cuando no entiendes por qué no te llaman a pesar de que estás convencido de “cantar maravillosamente bien”. Yo también pasé por momentos en los que no entendía que no me tuvieran en cuenta para determinados roles. Luego pasan los años y te escuchas y, si eres consecuente y honesto contigo mismo, te dices: “efectivamente, no lo tenía que hacer”, o incluso “quizá no estaba tan preparado como yo creía en esos momentos”. Y esto es compatible con tener siempre una mentalidad positiva y una actitud de sana ambición. Todo en la vida, y desde luego en nuestra profesión, sucede por algo, y hay que pensar que es siempre por algo bueno.

¿Y cuáles son esos roles a los que has aludido? ¿Hacia qué tipo de repertorio va tu carrera? Porque es bien sabida tu capacidad para abordar diferentes repertorios y géneros. 

A pesar de que, como todo el mundo sabe, la de barítono es la tesitura más cercana a la voz natural del hombre, es una voz que tarda mucho más en madurar y consolidarse que la de, por ejemplo, un tenor, que con apenas treinta años ya está hecho. Un barítono con treinta años es todavía muy joven; puede cantar maravillosamente bien, pero debe tener muchísima precaución y no hacer roles que le puedan perjudicar a corto o medio plazo. Nunca hay que tener prisa en esta carrera, y menos aún un barítono. Por ejemplo, yo debuté la ópera Rigoletto en 1999, con 32 años. Recuerdo que acababa cada acto pensando que ya no podría dar ni una nota más. La función fue un éxito, pero ese día, cuando se cerró el telón, me juré a mí mismo que no volvería a cantar el papel hasta cumplir los cuarenta. Y así sucedió, y te diría más: hasta dos o tres años después no me sentí plenamente convencido y seguro de que mi voz estaba preparada para abordar ese repertorio con garantías, y esto, analizándolo ahora, sucedió porque entre 2007 y 2010 mi voz experimentó un cambio muy importante, y aunque hay gente que se sorprende al oírme decir esto, mi sensación es que, a pesar de llevar más de veinte años de carrera, fue entonces cuando sentí que mi voz se había consolidado y que cantaba de verdad. Paradójicamente, mi carrera empezó en esos momentos a despegar.

Esto es algo que, curiosamente, me ha vuelto a pasar de manera parecida a partir de los cincuenta años y es porque, al menos así lo entiendo yo, la voz está íntimamente ligada a la personalidad y a las experiencias vitales. Hay un repertorio que igual puedes cantar siendo más joven, pero que precisa de una madurez vocal y mental que te permita servir el rol adecuadamente y resistirlo sin que tu voz se dañe. Yo, por ejemplo, no debuté Scarpia hasta casi los 46 años y es en los últimos 3 o 4 años cuando más lo he disfrutado. Todo este largo camino me ha hecho pasar de ser un barítono muy lírico a la actualidad en la que me encuentro cómodo haciendo un repertorio de carácter, ya sea dramático como Scarpia, Nabucco, Rigoletto o Barnaba, o bufo, repertorio que me encanta y que disfruto muchísimo haciendo, como Falstaff, Dulcamara, Schicchi o la recentísima Mamma Agata que he cantado al año pasado en el Teatro Real. Entrevista a Luis Cansino

Luis Cansino como Michonnet en Adriana Lecouvreur - Teatro de la Maestranza 2018
Luis Cansino como Michonnet en Adriana Lecouvreur – Teatro de la Maestranza 2018

Y retomando una cuestión a la que aludiste antes de pasada, ¿cuáles han sido los pilares ‒me refiero a maestros, agentes, directores artísticos…‒ sobre los que se ha apuntalado tu carrera? ¿Quiénes te han acompañado en estos 35 años de una manera decisiva?

Me alegra que me hagas esta pregunta, porque siempre es muy bueno que los artistas tengamos la humildad de hacer un reconocimiento hacia aquellas personas que nos han ayudado desde nuestros inicios. Espero no alargarme mucho, pero voy a intentar no dejarme a nadie verdaderamente significativo. En primer lugar, me vas a permitir que nombre a mi madre. Yo perdí a mi padre a los cuatro años, y a ella le tocó hacer de madre y padre. Por otro lado, a ella no la dejaron ser artista, a pesar de que poseía una voz de soprano maravillosa, y un día juró que, si un hijo suyo quería cantar o ser artista, haría todo lo posible para apoyarle. Así que el primer reconocimiento no puede ser sino para ella, por todo lo que luchó para que yo estudiara música, y luego canto, por comprarme mi primer piano ¡a plazos!, por acompañarme a tantas audiciones… Soy lo que soy gracias a ella y desde que nos dejó, cada día que canto le dedico esa función y pienso en ella dándome su bendición instantes antes de entrar en escena.

Luego quiero tener un reconocimiento para otra mujer, Pilar García, una periodista y locutora de radio malagueña, además de una gran melómana que me presentó a las personas que me dieron mi primera oportunidad para debutar, Evelio Esteve y Rosa Abril, de la compañía ‘Ases Líricos’. Recuerdo que fui con mi madre a El Corte Inglés a comprarme mi primer traje para realizar la audición (risas). Me dijeron que tenía una voz muy bonita, pero que era muy joven y que tenía que seguir estudiando… Sin embargo, a las pocas semanas, paradojas de la vida, ante una situación de emergencia, dado que un gran barítono, Luis Villarejo, que ya no está entre nosotros, no podía cantar unas funciones, decidieron llamarme y ofrecérmelas a mí. Ese fue mi debut fortuito en el marco de los Veranos de la Villa, siendo mi padrino de bautizo teatral el gran y queridísimo actor Miguel de Grandy. No me puedo olvidar de todos ellos. Entrevista a Luis Cansino

Por supuesto, tengo que nombrar una vez más al grandísimo tenor Pedro Lavirgen, a quien considero mi maestro y cuyas enseñanzas me han acompañado a lo largo de mi carrera. Además acudió en mi ayuda en un momento muy complicado económicamente.  Y en este sentido, y siguiendo las enseñanzas de mi madre de ser una persona agradecida con quienes te tienden la mano, también quiero tener un reconocimiento con Nieves Fernández de Sevilla, quien tras mi regreso a España se desvivió por buscarme trabajo y hasta me dio un plato de comida, y con Leonor Gago y Paco Alonso Resalt, que me ayudaron en otros momentos difíciles. Entrevista a Luis Cansino

Mi gratitud a las agencias que creyeron en mí y con las que he trabajado: Verdi Concerts, Arcadia, Go Direct, Aliopera, Opera4u, Ascolta Artists, sin olvidarme de Maurizio Scardovi y Cristina Presmanes, con quienes estoy empezando a colaborar en varios países, y, por supuesto a la persona con la que estoy planificando mi carrera en estos momentos de una manera seria, pensada y muy bonita, Vasco Fracanzani y a todo el equipo de Lerín Artists.

La lista, como ves, es interminable, y seguro que me dejaré a alguien, y desde ya pido mil perdones, pero terminaré por citar a compañeros cantantes y directores, promotores, directores artísticos, que en algún momento de estos años han creído en mí, me han ayudado, aconsejado o recomendado para audiciones o trabajos y que cito sin ningún orden pero con todo mi cariño. Son Luis Remartínez, Mario Pontiggia, Ángeles Gulín, Juan Pons, Antonio Blancas, Guadalupe Sánchez, Antonio Amengual, Paco Matilla, Paco López, Isamay Benavente, Joan Matabosch, David Pountney, Javier Menéndez, Boris Ignatov, Cesidio Niño, Daniel Bianco, Kurt-Hermann Wilhelm, Paco Rodríguez, Milagros Martín, Ricardo Muñiz, Mirna Lacambra, Enrique Patrón de Rueda, Álex Fernández, Federico Figueroa, Óliver Díaz, Ana Esteban, José Luis Cruz, Alejandro Abrantes, Ignacio García, Eva Blahová, Enrique Bernales, Jaroslav Kyzlink, Federico Álvarez del Toro, Adriana Díaz de León, Celsa Tamayo, Marga Jiménez, Josefo Morales, Paco Saura, Memo Hernández, Enid Negrete, Carlos Velicias, Angelita Castany, Estrella Barbero, Andrea Merli, Doris Rodríguez, Fred Roldán, etc., etc., Muchos de ellos ya no están, pero los tengo en mi memoria y en mi corazón, sin olvidar a mi familia, a mi pareja y a mis amigos, los de verdad, que son mis soportes vitales y emocionales. Y, bueno, dar las gracias también a cada crítica buena, o no tan buena, porque todas me han hecho crecer, y al público y a los fans que me han regalado tanto amor en estos ya casi 35 años. Entrevista a Luis Cansino

Escuchando lo que decías sobre tu madre, estoy seguro de que muchos de nuestros lectores se acordarán de esos dos roles que en los últimos años creo han marcado tu carrera, Poncia y la ya mencionada Mamma Agata. Creo que ahí estaba tu madre también de alguna manera… Entrevista a Luis Cansino

Sí, porque los dos roles tienen mucho de mamá. Aunque son papeles muy diferentes, quise incorporar en ambos miradas, gestos y expresiones suyas. Ambos han sido dos regalos que la carrera me ha brindado en estos últimos años y mi única pena es que mamá no me los haya podido ver en vida. Siempre agradeceré a Daniel Bianco la bendita ocurrencia de proponerle al maestro Miquel Ortega que el personaje de Poncia de su ópera La casa de Bernarda Alba fuese interpretado por mí, y a Joan Matabosch porque, tras ver esa interpretación, no dudó en ofrecerme el rol de Agata en Viva la Mamma!

Luis Cansino y Francesca Sassu en Viva la Mamma!

35 años dan para mucho. ¿Cuál ha sido la situación más difícil que has vivido en un teatro?

Pues quizá lo que voy a contar es como muy previsible, pero durante una gira con Ópera de Catalunya, haciendo La traviata, en marzo de 2020, nos anunciaron que se paraba todo porque se cerraban los teatros y se iba a declarar el estado de alarma. Fue como una bofetada, aunque en aquel momento todavía no teníamos la más remota idea de lo que eso iba a suponer y de que casi dos años después sigamos viviendo con esa incertidumbre y esa espada de Damocles sobre nuestras vidas. Creo que muchos compañeros estarán de acuerdo conmigo en que ese ha sido el momento más duro y difícil de nuestras carreras.

En un ámbito más personal, recuerdo dos momentos en los que me he quedado mudo sobre el escenario. Una a principios de 1992, cuando todavía era muy jovencito, por un enfriamiento brutal que pillé en Córdoba. No sé ni cómo pude terminar la función… Y la segunda vez, durante una Tabernera del Puerto que estaba cantando en Barcelona. Creo que era el año 2003 o 2004. También había cogido frío, pero no era consciente de ello, y en la escena de la taberna con el tenor pidiéndome el favor de ir a buscar los fardos de droga, de repente me di cuenta de que no podía cantar. Tuve que hacer toda esa escena hablando sobre la música, intentando mantener los ritmos. Por suerte el tenor era Enrique Ferrer, y siempre ‒por favor, que esto salga en la entrevista‒, siempre le estaré agradecidísimo porque dejó de cantar y se puso a hablar conmigo toda esa escena para no dejarme en evidencia. Eso solo lo puede hacer un grandísimo compañero. Quedarse mudo sobre el escenario es uno de los peores tragos para un cantante, aunque bueno, también hay que reconocer esos momentos. No solo nos vamos a acordar de lo brillante y maravilloso.

Ese confinamiento al que has hecho referencia, con todo lo que supuso, trajo también algo positivo, como el nacimiento del Sindicato de Artistas Líricos de España (ALE). ¿Era entonces o nunca?

Lo que estaba claro es que tenía que ser y no podíamos dejar pasar otra oportunidad. Si los intentos que habían realizado con anterioridad otros compañeros de la profesión por crear un sindicato hubieran fructificado, se habrían conseguido derechos básicos y probablemente la situación en la que nos vimos inmersos en 2020 no habría sido tan dramática. Así que era entonces o nunca porque cuando nos dicen que los teatros se cierran, que todo se paraliza, que todos los contratos que teníamos se cancelaban y que además nos teníamos que ir a casa sin ninguna ayuda ni compensación, todos caímos en la triste realidad en que se encuentra no solo la lírica, sino toda la cultura en nuestro país: después de una carrera tan larga en estudios, la mayoría de los artistas de nuestro país no puede aguantar más de uno o dos meses de parón. Yo me considero en lo que cabe un afortunado, pero a muchísima gente que trabaja en esto no le queda otra que vivir al día y eso es muy triste, y además injusto. En aquel momento hacían falta medidas, acciones que vinieran en auxilio de los artistas líricos. Por tanto, se inició una campaña en Change.org que llegó a oídos del entonces ministro de cultura, Rodríguez Uribes, quien me confiesa que estaba teniendo contactos con todos los sectores artísticos del país pero con nadie que hable directamente en representación de los artísticos líricos. Ahí es cuando rápidamente surge la idea de crear ALE junto a un grupo de compañeros para conseguir que las futuras generaciones de artistas líricos, y a ser posible las que aún están, puedan, podamos tener cada vez unas mejores condiciones laborales y profesionales. Sin ir en contra de nadie, simplemente defendiendo que no se puede descuidar a un sector que, más allá de la maravilla y el boato de la ópera, está formado por trabajadores que también necesitan protección. Entrevista a Luis Cansino

Gracias por estas palabras que desgraciadamente los lectores de Opera World van a leer cuando nuevamente, dos años después, hay teatros cerrados y cancelaciones de espectáculos líricos en gran parte del mundo. Pero no puedo preguntarte por la situación más difícil, si no te pregunto también cuál ha sido la experiencia más divertida encima de un escenario que recuerdas…

Afortunadamente también hay muchas de esas. Supongo que los momentos más divertidos tienen que ver con los ataques de risa que a veces nos dan en el escenario por algo inesperado que ocurre; a alguien se le olvida la letra, o le pasa algo… Seguro que si lee esta entrevista Guillermo Orozco, querido compañero tenor, o incluso Enrique Ferrer, al que he nombrado antes, se acordarán de las veces que nos han dado ataques de risa cantando o incluso haciendo escenas muy dramáticas. De hecho, con Guillermo hay una escena de una Traviata, que él siempre recuerda, donde yo utilicé una pausa para respirar para susurrarle “¡¡¡Guillermo, por favor!!!” porque ya no podía más… O me viene a la mente otra vez que me tropecé porque pisé una hebilla de unas polainas que llevaba y casi caigo al foso de la orquesta; el coro se tuvo que dar la vuelta para reírse en una escena enormemente trágica. Y yo les miraba de reojo y los veía de espaldas cabeceando, que podía aparentar que estaban llorando, pero yo sabía que en realidad se estaban tronchando de risa. En fin, esto lo que demuestra es que somos personas y que esta profesión es una profesión viva. Y luego también hay momentos emotivos, como cuando debutas algo, cuando tienes un éxito abrumador o para enlazar con la pregunta anterior, cuando reabrieron los teatros y nos pudimos subir de nuevo al escenario.

Luis Cansino (Poncia) en La casa de Bernarda Alba  (c) Daniel Pérez / Teatro Cervantes 2021

En tu caso fue en el Teatro Real, ¿No?

Sí, tuve la suerte de participar en La Traviata del Teatro Real, en julio de 2020, que marcó la reapertura de los teatros a nivel mundial. Entrevista a Luis Cansino

¿Qué consejo le darías a un joven cantante que está empezando su carrera?

Pues lo primero que les aconsejaría es paciencia. Esto es algo crucial. No hay que tener prisa. La eterna y gran Montserrat Caballé contaba que ella se pasó creo que el primero o los dos primeros años de sus estudios simplemente aprendiendo a respirar, sin dar una sola nota. Eso es una demostración de cuánta paciencia hay que tener. Es natural y humano que queramos cantar cuanto antes, demostrar nuestro talento y lo que llevamos dentro, pero antes de cantar se deben afianzar muchas cosas que serán las que nos lleven a tener una carrera longeva. Ambos, la paciencia y ese rigor del que hablaba al comienzo de la entrevista deben acompañarnos a lo largo de toda nuestra carrera. Esto nos ayudará a saber escoger el repertorio en cada momento. En segundo lugar, les diría que siempre hay que ser muy buen profesional, un buen compañero y ser, como ya he dicho, una persona humilde. Estos son los mismos consejos que a mí me dieron y los que les doy a los jóvenes a los que les doy alguna clase o me preguntan: paciencia, trabajo, humildad.

Para terminar una pregunta que seguro les gustará mucho a tus fans: ¿en qué roles y en qué teatros podremos verte próximamente?

Lo más inminente es un rol al que le tengo mucho cariño, Michonnet de Adriana Lecouvreur, en la Ópera de Oviedo.  A continuación, cantaré Amonastro [Aida] en Brno, en la República Checa. Luego haré un nuevo debut en mi carrera, el papel de Carambolas en The magic opal de Albéniz, en el Teatro de la Zarzuela. Y finalmente tengo un Rigoletto en Ópera de Catalunya y Nabucco en el Teatro Real. Esto es lo que tengo de aquí al verano.

No está nada mal… Entrevista a Luis Cansino

No está nada mal, no. Espero que la pandemia nos lo permita y que no nos cierren los teatros. Entrevista a Luis Cansino

Cruzo los dedos, Luis. Te deseo muchas felicidades por tu 35º aniversario en la profesión y te agradezco que me hayas concedido esta entrevista.

Gracias a ti y a los lectores de Opera World. Un abrazo. Entrevista a Luis Cansino