Entrevista con el regisseur Eduardo Casullo

 Entrevista-Eduardo-Casullo
Nos encontramos con el reconocido regisseur argentino Eduardo Casullo en plena tarea.
Emprendedor y activo impulsor de la actividad lírica en nuestro medio, conversamos con él sobre nuestra común pasión: la ópera… y hablamos de regìe, de públicos y de proyectos…
Operaworld: – ¿Cómo ve el panorama de la ópera en la Argentina?
Eduardo Casullo: -Creo que en la Argentina el panorama de la ópera es sumamente interesante. por la gran cantidad de cantantes que están emergiendo. Es una camada de gente de entre 22 y 35 años que viene con una buena formación y con muchas ganas de hacer. Además son personas que ya no piensan que solo se puede triunfar en el Colón y en consecuencia generan sus propios espectáculos, con distinta suerte, pero con intención de capitalizar las experiencias y crecer. Ademas, la cantidad obliga a mejorar la calidad y perfeccionarse con lo cual se torna competitivo nivelando hacia arriba. Tiene un gran futuro no solo por los cantantes que solo son parte de la ópera sino porque al agruparse encuentran la necesidad de empezar a conocer todas las artes vinculadas y entienden la necesidad de generar pequeñas estructuras de artistas que trabajan multidisciplinariamente.
OW – ¿Qué evolución encuentra Ud. en la regìe en general entre las primeras puestas que vio y hoy por hoy?
E.C. : -En lo personal tuve oportunidad de ver todas las temporadas del Teatro Colón desde el año 64 a la fecha y del teatro Argentino antes de su incendio, de su demolición intencional y del nuevo Teatro Argentino. Eran puestas convencionales con directores de escena internacionales con cantantes internacionales y obviamente los mas grandes divos y divas pasaban por esas épocas. Las puestas eran acordes con la obra. Lulu de Berg tenía la puesta que la obra pedía, El castillo de Barba Azul, lo mismo Wozzeck también y La Traviata, Don Carlo, Lucia, también. Había muchos estrenos de óperas argentinas excelentes como Las Vírgenes del Sol de Schiuma, Don Rodrigo de Ginastera, La sangre de las guitarras, etc No era precisamente la època de la tiranía de los regisseurs. Y nadie se aburría. Jamás voy a olvidar Los Maestros Cantores de Nüremberg en sus maravillosas 5 horas. Ni las tetralogías. Ni la maravillosa Turandot de la que se consiguen grabaciones en
el mismo teatro. A nadie se le ocurría pensar antes de ir «a ver que innovación se le ocurre al regista?» Claro, Bergonzi, Monserrt Caballé, Placido Domingo, Adelaida Negri, Sherril Milnes, y tantas otras voces maravillosas hacían innecesaria las innovaciones en la regìe.
Luego, en la época mediocre, aparece la llamada renovación de la ópera. Creo que esta no pasa por cambiar la dramaturgia o el vestuario y trasladar las obras en el tiempo. Pienso que no hay nada mas difícil que hacer las obras como están escritas. Sin embargo la evolución de las puestas en escena, cuando las modificaciones al ámbito original tienen fundamento y no alteran lo que se dice, es decir, respetando la esencia de la dramaturgia, permite ver cosas mas que dignas. Sin embargo es absolutamente ridículo poner una Tosca en la época nazi y que hablen de Napoleón y la batalla de Marengo, y otras aberraciones que lo único que pretenden, en definitiva, los directores escénicos es sobresalir ellos en detrimento y en la ignorancia de la obra. Pero creo que la renovación de la ópera, viene del under o de espacios oficiales como el CETC donde uno puede ver la vanguardia en serio. Compositores como Marcelo Delgado, Augusto Rattenbach,
Rolando Mañanes y otros que abren estéticas diferentes sin necesidad de bastardear a Verdi o a Puccini. Estoy convencido que allí esta el futuro.
Por supuesto que es un trabajo enorme atraer al público a estas obras porque el público gusta de ver lo que conoce. Es menos trabajo y tiene mas referencias. Cuando digo público me refiero al amante de la ópera y no a quienes van a pasear en los intervalos.
Estamos en una época donde él público que se acerca por primera vez a una ópera lo primero que pregunta es cuanto dura?. El concepto del tiempo ha cambiado. La velocidad actual es absolutamente diferente de la de hace 30 años y muchísimo mas de la de hace 100 años. Este concepto del tiempo tiene influencia notable en la evolución de los elementos que hacen a la puesta en escena. Utilizar tecnologías que permitan rápidos cambios de escenografía para no tener entre cuadro y cuadro esperas de 10 o 15 minutos.
A veces básta la luz y en esto se debería basar la modernización de las puestas en escena. Creo humildemente.
OW -¿Qué enfoques privilegia en sus trabajos de regìe?
E.C. -El respeto por lo que esta escrito. La comprensión de la esencia de cada rol y la actuación de los cantantes, no solo por lo que cantan sino por lo que toca la orquesta mientras no cantan.
OW: – ¿Existen límites a la hora de plantear una puesta en escena?
E.C.: -No creo que exista otro límite que el apartarse de la esencia de la obra, de su dramaturgia y de su texto.OW: – ¿Hay diferencias en la respuesta del público frente a las propuestas de la regìe entre la capital y otros lugares del país o los países vecinos?
E.C.: -Considero que depende de la cultura de cada lugar. El público de capital dispone de una oferta cultural muy grande. En el interior no hay muchas oportunidades de ver ópera. En los lugares que me toco trabajar; San Juan, Salta, Jujuy, Paraná, Santa Fé, etc son pocas las obras que se hacen por año, con suerte dos, con mucha suerte tres. En los países vecinos donde trabajé las culturas son diferentes y la respuesta es también diferente. Tal vez por eso, y por la cantidad de funciones que uno programa para cada lugar y el horario en que inicien las funciones, es el resultado que se puede obtener. La respuesta a las propuestas de regìe depende de las culturas locales. En general, lo que convoca es el título y no la puesta. Por supuesto que para generar nuevo público en lugares donde no se presenta ópera con frecuencia, es importante que cuando la gente salga haya visto la obra como esta escrita. De lo contrario lo único que logramos es espantar al
público y perderlo para futuras presentaciones. En esto, tal vez mas importante que la puesta son los cantantes, si no están al nivel de la obra, todos pierden. Si juegan en primera «A» todos ganan.OW:- ¿Hay muchos jóvenes que estudian canto y comienzan una carrera en la lírica. Hay espacio para ellos?
E.C.: -Parcialmente conteste esto antes. Los espacios se hacen. Hay que trabajar desde abajo. Que no esperen que porque cantan bien y/o tiene voces gloriosas los van a llamar en seguida. Es una carrera de largo tiempo. Todos vemos cantantes aparentemente espectaculares que luego de tres o cuatro años no figuran mas en ningún reparto. Paciencia, trabajo y autogenerarse. El espacio tiene distintos niveles. En general se empieza con conciertos o pequeñas obras en lugares pequeños, no por pequeños menos válidos. Estos espacios son accesibles y se pueden lograr con porcentajes de las entradas. Luego tenemos un nivel medio como el teatro Margarita Xirgu, el teatro Avenida y el Roma de Avellaneda donde ya los costos son diferentes y se requiere de una organización que los sustente. Por último las dos grandes salas Teatro Colon y Argentino de la Plata donde también hay oportunidades, les levará mas tiempo pero vemos que si bien en el caso del Colón los roles
principales esta a cargo de extranjeros o Argentinos ya consagrados internacionalmente. Siempre hay oportunidades. Son mas difíciles pero no imposibles.

OW:-Surgen constantemente nuevas generaciones de cantantes… ¿Surgen también nuevas generaciones de público? ¿ Tiene público joven la ópera o es propia de mayores?
E.C.: -Si vemos el promedio de edad del público de opera en el Teatro Colòn nos agarramos la cabeza. Tiene que ver con muchos factores y principalmente el económico. Cuando asistimos al Argentino de la Plata el promedio de edad es menor. En el Avenida baja más todavía.
Creo que al público hay que darle oportunidades de que se forme y esto depende de la difusión y la posibilidad de inclusión que tengan. En este sentido es importante la difusión a nivel secundario y universitario. Fundamentalmente que uno pueda acercarse a ellos mediante charlas desacartonadas que puedan abrir las mentes y encender la inquietud por ver ópera. También, como sucede en otros lugares del mundo, crear en la Universidad grupos de ópera. El público también se forma con información y nadie puede querer ir a ver lo que ni sabe de que se trata y que, en general el único pre-concepto que tiene es que la ópera es un grupo de cantantes enormes que gritan desaforadamente. Cosa del pasado que no condice con sus edades y modelos impuestos por la publicidad deformativa.OW: -Cuéntenos sobre sus trabajos actuales que, sabemos, son muchos…
E.C.: Actualmente estoy armando el grupo de Cámara de Fundamús en el que contamos con aproximadamente 25 cantantes y preparando Gianni Schicchi (Puccini), Il segreto di Susanna (Wolf Ferrari), La Espera (Rattenbach) y Apolo y Jacinto (Mozart) con la intención de presentarlas durante todo el año en distintos lugares, convencionales y no convencionales. Son un grupo de obras maravillosas y que pueden adaptarse a cualquier espacio.
También estoy trabajando con la Universidad del Norte en Asunción donde ya he presentado Lohengrin, Andrea Chenier, Barbero, y ahora viajo para hacer Falstaff.
OW: -¿Qué proyectos tiene en carpeta?
E.C.: -El 11 de mayo presento una escuela de ópera con características diferentes a lo que son las escuelas tradicionales. Ofreceremos una serie de Masterclass con cantantes y directores de nivel internacional y algunos talleres de corta duración. Cada masterclass será especifica de un compositor y de sus tipos de voces.
Estamos también pensando en ofrecer el Concurso de Roles para que los cantantes ganadores canten la obra elegida en cada uno. Este concurso se venía realizando en San Juan y lamentablemente por los cambios políticos no pudo seguir. Ahora con la autorización de la Opera de San Juan intentaremos hacerlo en Buenos Aires.
En fin, todo a su tiempo.
NOTA: En la foto, Eduardo Casullo junto al barítono Enrique Gibert Mella como Figaro en el Barbero de Sevilla, en Asunción del Paraguay
Por el Prof. Christian Lauria