Cuando uno ve a Isabel Rey llegando para la entrevista, se pregunta como una mujer tan joven puede llevar 25 años sobre los más importantes escenarios de la ópera, y para averiguarlo, le trasladamos la pregunta.
-Pues porque empecé muy joven. Siempre he sido muy precoz para la música, empecé a estudiar con 8 años solfeo y piano, y con 14, el canto. Hice mi primer recital con 16 años y continué haciendo recitales por toda la Comunidad Valenciana los años siguientes, hasta que debuté con 21 en Bilbao, nada menos que con La Sonnambula, y de ahí no he parado en estos 25 años. He sido muy afortunada.
Y ¿Cómo ha vivido estos 25 años?
-Muy intensamente, con mucho trabajo, con muchos desafíos, con muchos logros, muchas alegrías, y con algunas decepciones… vaya, lo normal, en cualquier profesión. Pero desde luego, muy contenta, porque desde el comienzo he estado trabajando con los mejores cantantes y maestros. He podido aprender mucho de ellos, y vivir momentos inolvidables junto a ellos. He conocido y trabajado junto a los más grandes del momento, y espero seguir haciéndolo.
¿Y le ha dado tiempo a hacer todo lo que ha querido?
-En absoluto, ¡si estoy empezando! jajajaja.
En estos años he hecho más de 1000 funciones, he cantado unos 70 roles, desde Monteverdi a Stravinski, y aún sigo aprendiendo nuevas óperas que antes no podía cantar y que ahora puedo… todavía me queda mucho por hacer y sigo trabajando duro para ello. Sin duda estoy en mi mejor momento vocal y artístico.
¿Cómo definiría su voz?
-Empecé como soprano ligera y canté los primeros años, las óperas que me venían bien. Tenía mucha facilidad para los agudos, los pianissimi, el belcanto puro. Poco a poco mi voz fue tomando un matiz más lírico, y el centro se enriqueció con el trabajo hecho, y me adapté perfectamente. Muchos de los papeles que hacía como ligera, los seguía haciendo aunque desde una aproximación más lírica, y asumí roles más de lírico ligera y que servirían a enriquecer mi voz. Trabajaba vocalmente con mi marido e íbamos solucionando los ajustes necesarios, pero en los últimos años, notaba que la voz quería hacer un cambio más grande, y que no me servían los recursos técnicos que tenía, y me vi algo desconcertada durante un tiempo. Lo hablé con algunos de los grandes cantantes que conocía y todos coincidían en haber pasado por esa evolución natural, y me dieron sabios consejos. Pero bueno, eso es otra historia…
No, no, es muy interesante, siga por favor
-Si uno se fija, muchos de los grandes cantantes de todas las épocas, tiene una evolución natural en la voz, lo cual les obliga a un cambio de repertorio, y a ciertos periodos de adaptación al “nuevo” instrumento.
Pero este cambio hay que hacerlo con mucha sabiduría y cuidado, porque suele llegar en un periodo en el que llevas muchos años cantando y utilizando recursos técnicos que ya están automatizados, y la memoria muscular es muy difícil de cambiar. Es lo que se denomina vulgarmente tener “vicios”.
Tuve la gran suerte de reencontrar a Alejandro Zabala, un verdadero fenómeno como músico, pianista, coach, y un oído PRODIGIOSO, justo lo que necesitaba, y con él y mi marido encontré el equipo necesario para acometer una empresa tan difícil; buscar un nuevo espacio para la voz, un nuevo apoyo, etc… Resumiendo, hacer los cambios técnicos necesarios para conseguir la evolución completa del instrumento.
Un gran desafío…
-Pero aún hay más. Normalmente el estudio del canto se basa en repetir ejercicios, vocalizaciones, que entrenan la musculatura fonatoria, y dependes mucho de tu maestro para el control del sonido, sobre todo al principio, pero como yo soy una persona muy curiosa y estudiosa por naturaleza, me gusta comprenderlo todo, creí que era el momento de entender de verdad como funcionaba este instrumento, y de poder además verbalizarlo, explicarlo, enseñarlo y eso, es aún más difícil si cabe, pero me metí de lleno en la tarea y estoy contentísima con el resultado.
Se trataba además de conseguir ese cambio vocal, sin pérdida de extensión en la voz, pues normalmente cuando el cambio no está bien hecho, se suele perder uno o dos tonos en el agudo. Yo sigo con mi Mi bemol en el bolsillo.
Han sido muchas, muchas horas de estudio, de práctica, de emociones, de frustraciones, de alegrías, mucha paciencia por mi parte, y de la de “mi equipo”, mucha auto-crítica, cosa difícil de encontrar en estos tiempos, y sobre todo, mucha, mucha fe y pasión en lo que haces.
Se ve que no ha sido fácil.
-Nada es fácil, la mayoría de los logros personales solo se consiguen a base de mucho trabajo y esfuerzo. El éxito solo lo encuentras delante del trabajo en el diccionario.
Los grandes cantantes no llegan a los 65-70 años con la voz fresca y sana si no es a base de mucho estudio y de una técnica de canto depurada.
¿Y podría Ud. explicar en qué consiste esa técnica de canto depurada?
Uf, eso necesitaría una nueva entrevista solo para eso, o quizás un libro…jajajaja
Si tuviera que resumirlo: se trata de cantar muy alto, adelante, con el apoyo y el hueco justo.
La técnica es el esfuerzo para cantar sin esfuerzo.
¿Cree que hay una crisis de voces?
-En absoluto, las voces están ahí. Oyes voces fantásticas por todos los teatros a los que vas, pero sí creo que hay crisis de cantantes, pues muchas veces esas voces no saben lo que hacen técnicamente y se malogran con gran facilidad. El dicho: “El escenario hace al artista pero mata al cantante” es más que cierto.
Explíquese, por favor
– El cantante no puede descuidar la técnica cuando está sobre el escenario, porque esto crea desviaciones en la posición vocal, que se convierten rápidamente en habituales y que uno deja de oír, pues se acostumbra a ese sonido. Necesitas una oreja externa que te vaya corrigiendo esas desviaciones y la mayoría de los cantantes no cuentan con esa ayuda, y otros no cuentan con la suficiente auto-crítica.
Cuando se sube al escenario, una gran parte de ti debe estar controlando el sonido, oyéndote constantemente, cada nota, y sobre todo en los ensayos.
Los cantantes antiguos lo tenían más fácil, salían al escenario, se paraban en un sitio y a cantar… pero eso hoy en día no tiene sentido, la escena es parte importante para el espectáculo, y debemos adaptarnos, estar más concentrados, pero no renunciar a la voz.
Hay muchas variantes que han cambiado en el mundo de la ópera y que sin duda están perjudicando al cantante joven en comparación con las generaciones anteriores.
¿Por ejemplo?
-El mismo avión, ahora todo pasa más deprisa y no nos tomamos el tiempo de reciclarnos, de descansar.
Las presiones que recibes para debutar roles que aún no son los adecuados para ti, pero que el teatro “amigo” intenta que lo hagas.
Los pocos ensayos musicales durante el periodo de ensayos de una producción, que a veces dura seis semanas, y solo haces ensayos musicales al final, y al haber tan pocos ensayos, los maestros cada vez tienen menos interés en corregir, porque saben que en tan poco tiempo no pueden hacer mucho, y se resignan…
Las largas jornadas de ensayo, que te dejan sin energía para trabajar la voz ese día…
EL diapasón a 444 o 446, las orquestas cada vez más grandes, y hay muchas más razones…
Ahora bien, es lo que nos ha tocado vivir y hay que saber enfrentarse a todo ello con más esfuerzo, porque esto no va a cambiar, pero si es cierto que cada vez habrá menos cantantes de primerísima fila.
¿Los hay ahora?
-Pues claro. Y la cuerda de tenores está muy bien representada. Creo que vamos a vivir una década fantástica con cuatro tenores que creo que harán historia: Sartori, Kaufmann, Beczala, y Albelo. Precisamente Kaufmann me contó que había vivido un cambio parecido al mío, que solucionó a la perfección como se puede oír.
¿Qué óperas quiere incorporar a su nuevo repertorio?
-Todos los del repertorio de soprano lírico puro como Margherite, Mimí, Desdémona, Amelia y desde luego no podrían faltar los Mozarts “grandes”: Contessa, Fiordiliggi…
En realidad, mucho repertorio ya lo he cantado, pero desde una aproximación de lírica-ligera, ahora el enfoque es distinto, hay más espacio, más timbre, más apoyo y a la vez más flexibilidad y curiosamente más altura en la voz.
¿No le interesa la música contemporánea?
-Pues claro que si, y mucho. He estrenado muchas canciones de compositores actuales, y me encantaría hacer algún estreno de una ópera, es más me gustaría mucho que alguno compusiera una ópera para mi…
A mí me interesa la música, y no la edad de dicha música. Si la escribieron ayer, me gusta, me conmueve y le va a mis condiciones vocales, le pongo el mismo entusiasmo que a cualquiera de las otras 70 que he cantado.
Soy muy “viciosa” del estudio y me encanta descubrir música que sea nueva para mí. Aún recuerdo las lágrimas estudiando las canciones de García Abril…
¿Cómo ve la situación de la música en España?
-Pues no soy muy optimista al respecto, ni en cuanto a la educación musical, ni al futuro de los teatros de ópera y conciertos.
La subida del IVA ha sido una puñalada cercana al corazón, que está haciendo que muchas entidades se desangren poco a poco y el pronóstico es terrible. Todos los años que ha costado “fidelizar” un público en muchos lugares, se está yendo al traste por una medida completamente irracional ; y la prometida y nunca aparecida ley del mecenazgo no va a solucionar mucho la situación, nos vamos a un modelo USA que aporta muy poco a la cultura con mayúsculas y más al espectáculo.
Para los artistas españoles, nuestro país es una plaza muy difícil, no suelen confiar en ti, ni los programadores nacionales, ni los extranjeros. Salvo algunas excepciones, prefiere lo de fuera y en las circunstancias actuales aún es peor.
Yo tuve la suerte de irme muy joven a Zürich, y centrar mi carrera en centro- europa por lo que pude hacerme un hueco en este mundo, sin que contaran conmigo en este país. De hecho yo aún no he cantado ópera en Valencia, mi tierra, tras 25 años de carrera, 1000 funciones y 70 roles, aún no he hecho suficientes meritos para cantar en el Palau de Les Arts.
¿Y la enseñanza?
-Los recortes en educación, han llegado a escuelas de música y conservatorios como un huracán que devasta todo. Es cierto que era necesaria una reforma importante, pero no se debe destruir para construir, es preferible reformar.
En cualquier caso, la enseñanza del canto en los conservatorios es un tema que habría que tratar en profundidad y merece un capítulo aparte, porque mi experiencia en las Master Class que imparto, es bastante preocupante, pues me encuentro alumnos que no saben respirar y están en el superior o a punto de acabar la carrera.
¿Sabe Ud. que Alfredo Kraus no hubiese podido dar clases en un conservatorio? ¡Ridículo!
Se nos acaba el tiempo, pero me gustaría preguntarle… ¿todavía le sorprende algo en el mundo de la ópera?
-¡Pues claro! ¡Tantas cosas!
Unas buenas y otras malas, pero si…
cuéntenos:
-Pues como mala: saber que se hace un casting para un rol solo con la fotografía del cantante. Que hay alumnos que vienen a la master class sin saberse la partitura…
Como buena: El descubrimiento hace unas semanas cantando la Amelia del Simone Boccanegra del maestro Daniel Oren, ¡que musicazo! ¡Cómo cuida al cantante! ¡Cómo te sigue! ¡GUAU!
Muchas gracias Isabel, esperamos verte pronto por España
MIGUEL MEDINA