Nicholas Payne comenzó su trayectoria profesional en el mundo de la ópera con su incorporación a la Royal Opera House Covent Garden (Londres) en 1968. Tras un tiempo en el Consejo de las Artes de Gran Bretaña en la década de los 70, trabajó en cuatro diferentes compañías de ópera del Reino Unido durante 27 años consecutivos. Como interventor de la Ópera Nacional de Gales en Cardiff, sus responsabilidades incluyeron las finanzas, las relaciones laborales, el marketing y la planificación estratégica. Posteriormente, fue nombrado Director General de la sede en Leeds Opera North, una compañía que construyó a lo largo de un período de diez años. Regresó a Londres como director de la Royal Opera en el Covent Garden durante la década de 1990. Posteriormente, fue nombrado Director General de la Ópera Nacional en el London Coliseum. Desde 2003 es el director de Opera Europa, organismo consolidado y estructurado bajo su batuta, con una membresía de 127 compañías de ópera y festivales de ópera de 36 países. Es la asociación profesional de ópera más importante de Europa .
– ¿Cómo describiría la situación actual de los teatros de ópera de Europa?
– Usaría la palabra volátil, pero no me cabe duda de que es una situación llena de posibilidades. Europa sigue siendo el mejor lugar del mundo para disfrutar de una amplia variedad de ópera, a pesar de los recortes financieros de los últimos años. La forma de gestionar ha tenido que volverse más ingeniosa, en la forma en la que se reparten los recursos, pero la variedad de repertorio y los estándares de ejecución son tan altos como siempre lo han sido.
– ¿Cuáles son los retos ahora?
– El secreto de la supervivencia es la capacidad de adaptación. Hoy en día vivimos en una economía mixta en la que se debe lograr un equilibrio entre la financiación del sector público y privado, y entre los imperativos comerciales y la labor educativa. Las audiencias hoy tienen una oferta sin precedentes de formas de entretenimiento, y una actuación en directo en un teatro debe saber competir en ese mercado. Tenemos que utilizar la tecnología y los medios sociales como aliados para ayudar a llevar la ópera a un público más amplio. La historia de la ópera, de más de 400 años, muestra cómo este arte multimedia se ha desarrollado de acuerdo con las condiciones prevalecientes. Seguirá habiendo una demanda para oír la voz humana, para seguir una narrativa dramática, para disfrutar con el espectáculo, pero los medios a través de los cuales se ofrece esa experiencia están cambiando más rápidamente que nunca en el pasado. El reto es seguir demostrando que el teatro y la música, como el deporte, siguen siendo una actividad comunal.
– En España, ¿cree que la Ley de Mecenazgo mejorará la situación?
– Los teatros españoles tienen que mirar el ejemplo de Francia, donde las nuevas leyes permiten unas deducciones fiscales ideales para promover el patrocinio, y han permitido recabar fondos significativos para el sector cultural en los últimos años. No es el caso de Italia, donde la nueva legislación todavía no se ha dejado notar. Los patrocinadores quieren que sus contribuciones sean perceptibles, por lo que es importante convencer a los gobiernos de que estos nuevos recursos no deberían limitarse a llenar el agujero negro dejado por la retirada de la financiación estatal, sino que más bien debe ayudar a crear una nueva dinámica positiva para la inversión.
– ¿Cree que hay una Europa del Norte y otra del Sur?, ¿se refleja esto en los teatros de ópera?
– Las economías más fuertes son siempre las mejor situadas para apoyar a los teatros, por lo que no es sorprendente que Alemania esté a la cabeza en oferta, con la cultura más activa de Europa. Aquellas economías que han sufrido la recesión y las altas tasas de desempleo son, naturalmente, más vulnerables a los recortes en las artes como en otros servicios. Esa condición no sólo se ha aplicado a la mayoría de los países del sur de Europa, sino también a varios en el norte y el este. Es necesario recordar que las artes pueden ser importantes contribuidores al crecimiento de cualquier economía y ese éxito está medido. Generan empleo, gasto por parte del consumidor (directa e indirectamente) y bienestar cultural.
– ¿Tiene Ópera Europa proyectos en común con su homóloga americana?, ¿qué pueden aportarse mutuamente?
– Opera Europa trabaja junto con Opera América para intercambiar información y buenas prácticas. Varios representantes estadounidenses contribuirán a nuestra próxima conferencia en Venecia con su experiencia en áreas como la recaudación de fondos y de marketing, y su refrescante ‘se puede hacer’, actitud hacia la solución de problemas. Pero las óperas americanas también han sufrido la recesión y varias empresas han cerrado en los últimos años. Así que hay áreas en las que se acude a Europa en busca de inspiración. El crecimiento de la ópera en España durante los últimos 20 años, más o menos, con los nuevos teatros creados y el aumento de la productividad y el público, ha sido una de esas inspiraciones. Por eso es importante que valoremos lo suficiente lo que tenemos, como para impedir que se erosione y poder compartir experiencias y vivencias.