Por Daniel Lara
Madrid, 6 de febrero
En medio de los ensayos en el Teatro de la Zarzuela, pare el concierto que junto a la soprano Mónica Conesa, conversamos y repasamos la carrera y el futuro del tenor tinerfeño Jorge de Leon, uno de los más importantes cantantes de los que puede hacer gala la lírica española actual e incansable embajador de la zarzuela en el mundo.
¿Creciste en un ambiente musical?
En parte si, en parte no. Yo vivía en Tenerife, pero mi abuelo era un cantante folclorista en Lanzarote, de allí viene mi amor por el folclore y la música. Mis primeros contactos con el mundo de la música se remontan a mi infancia, cuando iba a pasar vacaciones con mis abuelos y vivía lo que era el ambiente folclórico lanzaroteño en las islas Canarias.
¿Cuándo descubrió que tenía condiciones para dedicarse al canto?
(Risas) En mis inicios me llamaba mucho más la atención tocar instrumentos tradicionales, como la guitarra o el timple, que el canto.Y así es como empiezo a tocar con amigos en parrandas y fiestas, hasta que, poco a poco, comienzo a probar cantar y de repente, sale una explosión de voz que surge de modo natural y de la que yo mismo me sorprendo. Y es ahí cuando veo que hay algo en mí en lo que todo el mundo se fija.
¿Había escuchado ópera alguna vez o tenía algún tipo de conocimiento acerca de la existencia del canto lirico?
No, en esa época yo formaba parte de un grupo folclórico de cierto nivel profesional. Con la gente del grupo empecé a frecuentar una coral en mi ciudad, en La Laguna, y fue allí cuando la directora me dijo que tenia una voz que valía la pena trabajar y me sugiere estudiar canto. A partir de entonces comienzo con mi formación académica de canto mientras hacia algún que otro solo en la coral a la que pertenecía.
Usted tiene una voz potente, caudalosa ¿fue difícil encontrar las herramientas técnicas adecuadas para dominarla y a partir de allí escoger un repertorio?
Pasé por muchos procesos de varias etapas. En principio yo comencé como barítono, hasta que me sugirieron que podía ser tenor. Se dio la oportunidad, probé y me sentí muy cómodo cantando en esa cuerda. Decidí entonces cambiar y empecé a estudiar ya como tenor. Estudiando en el conservatorio, fui buscando cual era la técnica más adecuada para mí, escuchando los consejos y las críticas de mis profesores y amigos, y tomando decisiones que permitieran encauzar mi voz y encontrar mi repertorio. Fue un periodo introspectivo en el que incursioné en el campo del lied, la ópera, la zarzuela y el oratorio. Una vez terminado el conservatorio, comencé mi carrera profesional interpretando roles de partiquinos, como Normando o el spossino de la Lucia di Lammermoor, hasta que me encontré con mi actual profesor y mánager quien me descubrió y me hizo trabajar mi actual repertorio, y fue allí cuando mi voz floreció.
¿En qué categoría de voz de tenor le gusta ubicarse?
Nunca me ha gustado encasillarme en un tipo determinado. Yo busco cantar con mi voz, buscando adaptarla a las circunstancias de la obra, prestando atención a que suene libre, franca y espontánea. ¡Esta ha sido mi premisa desde mis inicios en esta carrera que ya lleva 30 años!
¿Cuándo se produce su debut en un rol protagónico?
Mi primer rol importante lo hice en este teatro en el 2003 cantando la parte de Leonardo en la zarzuela La Bruja de Ruperto Chapi, un debut muy importante para mí y que tuvo una aceptación muy buena.
¿En qué roles se siente más cómodo y cuales le han dado las mayores satisfacciones?
Mis caballos de batalla, con los que he abierto el mundo y donde me siento más cómodo son: Radamés, Andrea Chenier, Cavaradossi, Pinkerton, Calaf…. Radamés ha sido además una importante carta de presentación en mi carrera internacional, con este rol he debutado en la Scala, en el MET y en la ópera de Tokyo. El Don José de la Carmen, un personaje que ha quedado un poco atrás ahora, permitió mi debut en la Arena de Verona y me ha dado grandes satisfacciones. Andrea Chénier es un personaje muy gratificante que, aunque lo había cantado antes en Málaga con el barítono Carlos Álvarez, cuando lo canté en el 2010 en el Teatro Real, me hizo sentir que estaba jugando en la primera liga de la lírica.
¿Qué nuevos roles le gustaría incorporar a su repertorio?
El que todo el mundo me aconseja y que estoy estudiando con la ilusión de debutar es el Johnson de La fanciulla del West de Puccini. También me gustaría mucho cantar el Maurizio de Adriana Lecouvreur de Cilea.
¿Algo de repertorio francés?
Yo he cantado ya Le Cid de Massenet, Jérusalem de Verdi y la Carmen misma. Me gustaría agregar Sansón de Saint-Saens, parte para la que he recibido una propuesta de la Ópera de Gran Canaria. El problema es que no se programan fácilmente títulos del repertorio francés que convengan a mi voz.
¿Qué lugar ocupa la Zarzuela en su carrera?
Para mí, la zarzuela siempre ha tenido una importancia capital.Yo soy un gran amante y defensor de este género, que he tenido el privilegio de cantar tanto dentro como fuera de España. En lo que va de mi carrera, ya son casi diecisiete los roles de zarzuela que he interpretado, dentro de las dificultades que suponen para mí, como canario la pronunciación y el texto hablado. Es un género que adoro y en el que siempre estoy siempre dispuesto a asumir nuevos desafíos. Por cierto, en este concierto que presentaremos en el Teatro de la Zarzuela incluiremos algunas piezas inéditas de los máximos exponentes de la zarzuela cubana como Ernesto Lecuona, Gonzalo Roig y Rodrigo Prats. Un repertorio fabuloso, que me atrae muchísimo y en el que he podido adentrarme gracias a mis varias visitas a Cuba junto al Teatro Lírico Nacional.
¿Hay alguna zarzuela que tenga en el tintero que le interesaría interpretar?
Bueno, hay muchísimo repertorio de zarzuela. Si, hay obras que espero tener la oportunidad de cantar en el futuro. No obstante, creo haber hecho un importante aporte en este ámbito. He cantado muchas y muy importantes zarzuelas, como La villana de Amadeo Vives basada en la importante obra literaria “El comendador de Ocaña” de Lope de Vega.Y sí, me interesa todo aquello que mi voz sea capaz de abarcar.
¿Cuáles son sus próximos compromisos?
Este año tengo previsto principalmente conciertos. El año pasado fue un año bien ocupado en cuanto a interpretaciones en escena por lo que he tenido que moverme mucho por todo el mundo. Este año será más calmo. Tengo previstas representaciones de Aida en Oviedo y algunos conciertos de zarzuela en Valladolid. El 2025 me encontrará asumiendo un buen número de óperas escenificas.
¿Piensa en el futuro dedicarse a la enseñanza?
Yo terminé la carrera de profesor de grado superior en el conservatorio profesional de Tenerife, y en un principio, nunca tuve el propósito de ser docente. Sin embargo, mientras desarrollo mi trabajo en diferentes teatros, siempre se me acercan colegas, coreutas y estudiantes que me piden que los escuche y les de consejos, y he observado que esto me resulta muy gratificante ya que me permite estar siempre en contacto con la técnica vocal y además dando consejos, reflexionar sobre la mía propia. Así que no lo descarto. Siempre estoy dispuesto a contribuir a que este gran barco que es la ópera siga adelante.
Agradezco que me haya dado unos minutos para realizar esta entrevista para Opera Word.