Ramón Jacques
La mezzosoprano Eugenia Burgoyne nació en Valencia obtuvo el Título Superior de Canto en la Universität für Musik und darstellende Kunst de Viena. Ganó el Primer Premio en el Concurso Internacional de Canto Feruccio Tagliavini, el Tercer Premio en el Concurso Internacional de Canto Antonin Dvorák y fue seleccionada por la Accademia del Teatro alla Scala de Milán. Su trayectoria profesional la ha llevado a actuar en producciones del Teatro alla Scala de Milán, Rossini Opera Festival de Pésaro, Rheinsberg Operafestival de Berlín, Teatro Petruzzelli de Bari, Festival Opera-Rara de Cracovia, Teatro Fraschini de Pavia, Teatro de la Maestranza de Sevilla, Teatro Segura de Lima, Théâtre de Merignac, Théâtre Montansier de Versailles y en el Théâtre Alexandre-Dumas de Paris: donde ha cantado,los roles de Rosina (Il Barbiere di Siviglia) Cherubino ( Le Nozze di Figaro) Ramiro (Motezuma) Susanna «Nina, ossia la pazza per amore» Ninnetta (Chi dell’altrui si veste presto si spoglia) Sandrina (La Cecchina), Maddalena (Il viaggio a Reims)… También destaca su actividad en conciertos y recitales presentandose en la Berliner Philharmonie, Auditorio Nacional de Madrid, Haydn Festspiele (Austria), Gran Teatre del Liceu de Barcelona, The Tropical Baroque Music Festival (Miami) Buryat Opera and Ballet Theater, Moscu International House of Music (Rusia), Gmunden (Austria) para la Wiener Akademie, Palau de la Música de Valencia, Sala del Conservatorio de Turin Italia con la Accademia Stefano Tempia di Torino, Italia, Teatro Campoamor de Oviedo, Otoño Musical Soriano, Festival de Sandomierz (Polonia). Ha trabajado con prestigiosos directores de orquesta como: Ottavio Dantone, Federico Maria Sardelli, Eduardo Lopez Banzo, Rinaldo Alessandrini, Claudio Osele. Stefano Molardi. D. Callegari, Stefano Ranzani, R. Weikert, N. Bareza, Y. Traub, P. Arrivabeni, J. Kovatchev.
¿Cómo nació tu interés por dedicarte a la música y al canto y como fueron tus inicios?
Cuando era niña, mi madre nos llevó a mis dos hermanas y a mí al coro de niños de mi ciudad, que dirigía Jesús Ribera. Sólo deseaba que llegaran los viernes para ir a los ensayos, allí descubrí mi vida y mi mundo. Siempre cantaba las partes solistas y el director aconsejó a mi madre que estudiara canto. Me matriculé en el conservatorio y empecé mis estudios. En un curso de canto en El Escorial conocí a la catedrática de la Universidad de Canto de Viena, Helana Lazarska quien me propuso estudiar con ella en Viena donde continué y terminé mis estudios.
¿Cómo definirías hoy tu voz y hacia donde te gustaría que se dirigiera en el futuro?
No me gusta la idea de tener que etiquetar una voz porque pienso que cada voz tiene unas posibilidades y debe cantar en el repertorio en el que encuentre su identidad y la máxima comodidad. En mi casi, mi voz tiene, como se califica en términos alemanes, una tesitura “zwischenfach” que significa, entre tesituras, en este caso entre la de mezzo y la de soprano. Mi voz es una voz ágil con un color oscuro natural y con cierto cuerpo para enfrentarse a papeles dramáticos. La voz evoluciona exactamente igual que lo hace nuestro cuerpo y se debe estar atenta a los cambios y conducirla de la mejor manera. Para mí este camino supone una búsqueda apasionante.
Háblanos un poco sobre tu experiencia de haber sido alumna de la Academia de la Scala en Milán y de tu debut en ese reconocido teatro.
Fue sin duda una experiencia única y muy enriquecedora, ya que tuve la oportunidad de conocer y trabajar con grandes cantantes y músicos como: Renata Tebaldi, Leila Gencer, Luigi Alva, Mirella Freni, Riccardo Muti, etc que me transmitieron grandes enseñanzas. Mi debut fue con el papel de Susanna de la opera “Nina ossia la pazza per amore” de Paisiello que dirigió el maestro Ottavio Dantone. Fue una producción exquisita de la que guardo un gran recuerdo. Durante mis años como alumna en la Scala canté diversas óperas de compositores del siglo diecisiete como Cimarosa, Paisiello o Piccinni por diversos teatros italianos. Para mi supuso una formidable escuela, el comenzar mi carrera con óperas de ésta época que poseen una música llena de frescura y muy apropiadas para voces jóvenes.
¿Se puede afirmar que allí fue donde comenzaste a especializarte en el repertorio de canto y ópera barroca?
Mi especialización en la música barroca vino de una manera natural, estudiando y cantando este repertorio. Es una música muy sensual, llena de recursos, de matices musicales y de pureza e intimidad. Además te ofrece la posibilidad de crear, con un amplio abanico de exhibición, bien con frases lentas y expresivas como con agilidades virtuosísticas. La música barroca siempre despertó en mi una gran curiosidad y entrega que espero poder seguir desarrollando.
¿A quién señalarías como la influencia más positiva en tu carrera?
Bueno, ha habido diversas personas que han influido y me han ayudado siempre. Quizá la primera fue, Jesús Ribera, el director del coro en el que empecé a cantar. Me inculcó un respeto hacia la música y una disciplina desde pequeña que me han marcado para siempre. Otra persona fundamental en mi formación, fue mi profesor de solfeo Carlos Gimeno Estellés. Un gran maestro y un grandísimo músico que no solo me enseñó música e interpretación, sino que además me recordó siempre que la paciencia y la humildad son básicas en esta carrera y me dio herramientas musicales y humanas que me acompañan siempre.
Hablando sobre repertorio ¿Qué papel consideras que se aproxima más a tu propia personalidad y cuales otros te gustaría interpretar más adelante?
Fabio Biondi me dijo una vez que mi voz era perfecta para los papeles travestidos del barroco y disfruto con muchos de ellos al igual que me ocurre con personajes masculinos del repertorio clásico como por ejemplo, los papeles de Annio y Sesto de la Clemenza di Tito de Mozart, que despiertan en particular mucha emoción en mi ya que están llenos de bondad, amor, lealtad, verdadero arrepentimiento y nobleza, pero me inclino mas a escoger mis papeles por la calidad musical que no por la empatía con el personaje. De todos modos supone siempre un reto interesante adaptarse a papeles alejados de la identidad de uno y aprender de ellos a través de la música.
En lo que se refiere a la parte de actuación ¿Qué importancia o peso consideras que tiene la parte escénica de un personaje?
Creo que se debe estudiar y sentir la psicología del personaje para poder así transmitir sus sensaciones. Este trabajo escénico junto al minucioso trabajo del texto es lo que da vida al personaje. Precisamente en la academia de la Scala, es donde aprendí el minucioso trabajo sobre el texto que nos inculcó Riccardo Muti en su incesante hincapié en “la palabra”. Lo importante que es frasear, enfatizar y contar a través del texto la genialidad de la música, es entonces cuando se produce ese difícil difícil de calificar. No por ello la parte escénica es secundaria pero el personaje y la emoción están casi siempre implícitos en la música y en el texto.
Ya sobre el escenario ¿Cómo estableces un vínculo con el público en la oscuridad de una sala? Es decir, ¿Qué siente el cantante apenas abre la boca para comenzar a cantar?
El vínculo sólo se crea cuando uno se olvida de si mismo y se deja a un lado la pretensión de exhibir la voz y sus posibilidades. Se produce la verdadera comunicación cuando el cantante se concentra sin tensiones en la ejecución de la música. Si además se consigue conmover al público, pues que mejor regalo para uno mismo…
¿Cuáles son las dificultades con las que se encuentra hoy la ópera y que consideras que no son fáciles de resolver?
La dificultad con la que se encuentra la ópera y la música en general, es el peligro de que se llegue a considerar la música como algo inútil o superfluo, o como un privilegio. La música, en todas sus manifestaciones debe ser tratada como una necesidad.
Continuando con la pregunta anterior y para concluir te preguntaría ¿Consideras que el mundo actual necesita de la ópera?
Sí, porque cuando la crisis atenaza a una nación es más necesario que nunca destinar los fondos a los saberes, a la educación y a las artes, para no caer en la ignorancia, como dice Montaigne: “es el gozar, no el poseer, lo que nos hace felices…”