‘Erwartung’ en el Teatro Arriaga Por Joaquín Ferro
Los pasados veintinueve y treinta de abril el Teatro Arriaga de Bilbao puso en escena Erwartung (La espera), de Arnold Schönberg, ópera de un acto con libreto de Marie Pappenheim y con el inconfundible sello de todas las producciones de Calixto Bieito.
Lo primero que llamó la atención al entrar al teatro fue el cambio de disposición del público, que rodeaba la acción, ya que esta se había trasladado al patio de butacas. El recinto, además, había sido invadido por una bruma que entiendo era una manera de ir creando un ambiente adecuado para la idea estética que se quería transmitir.
Poner al público en el escenario es una táctica que ya se ha probado en otros espectáculos y, en este caso, si las pantallas con los subtítulos hubiesen estado bien orientadas podría haber funcionado para los espectadores. Quienes podían leerlos eran las personas que ocupaban los palcos, pero estas en cambio tenían problemas de visibilidad de la acción.
Recalco la palabra acción porque si bien Ausrine Stundyte no deja de cantar los cuarenta minutos de espectáculo, lo que apreciamos no es tanto su trabajo vocal como sus habilidades gimnásticas. Tanto Stundyte como Andrej Hovrin al teclado ponen su buen hacer al servicio de una versión para piano de la obra de Schönberg, pero todo ese trabajo queda en un segundo plano para dar realce a un montaje escénico muy físico y ¿minimalista?.
Me gustaría poder juzgar la interpretación vocal, pero está tan imbricada con sus evoluciones por el escenario que solamente puedo mencionar cierto vibrato descontrolado y un sonido calante durante toda la obra como accidentes en la acción. Dicho esto, es innegable el esfuerzo de cantar la extensa partitura bajo una exigente escena, en la que no solo hace falta equilibrio sino fuerza, tal como se hizo, lo cual demuestra que las cualidades de Ausrine Stundyte son magníficas y que es una cantante solvente que termina convenciendo. En cuanto al trabajo de Andrej Hovrin, puedo afirmar que fue impecable. Es complejo transmitir las texturas, efectos y matices que conlleva la versión orquestal, pero el resultado no desmereció en absoluto. ‘Erwartung’ en el Teatro Arriaga
Lo que sentí es que estaba frente a un espectáculo teatral con música en directo, en el que la idea visual estaba por encima de cualquier intención musical. Si la soprano hubiese estado en la misma plataforma del piano cantando y una actriz o actor moviéndose por encima y entre las butacas para interactuar con el cadáver del amado (algo similar a lo que el mismo teatro presentó con Dido y Eneas) hubiese sido más justo. Sin duda el papel de Gaizka Chamizo destaca por su pasividad, encomiable.
En lo que a los recursos escénicos se refiere, volvemos a lo los desnudos y a la sangre, tan habitual en los montajes de Calixto Bieito. Con unos tubos de acero montando un andamio habríamos tenido el triunvirato completo. El público ya ha normalizado este lenguaje escénico; ya no se “epata al burgués” como en otros tiempos. Sin embargo, utilizar al público como parte de la escenografía creo que sea justo, porque como ya he apuntado había cierto resquemor en algunas de las personas que ocupaban los palcos y que se perdieron no solo parte de la acción, sino también de la interpretación vocal debido a la puesta en escena planteada al servicio de una idea, y no de la música.
Realmente salí del teatro con un sentimiento agridulce; por un lado, disfruté de esa música sumamente interesante en manos de dos grandes intérpretes como son Ausrine Stundyte y Andrej Hovrin y, por otro, me decepcionó una puesta en escena que no termina de funcionar.
BILBAO, Teatro Arriaga, 30 de mayo de 2022. ERWARTUNG de Arnold Schönberg con libreto de Marie Pappenheim. Andrej Hovrin, dir. musical y piano. Calixto Bieito, dir. escénica. Ausrine Stundyte (Ella), Gaizka Chamizo (actor). OW