Ocejo en el punto de mira.
El escándalo suscitado en el Festival Internacional de Santander (FIS), tras la cancelación de la jornada de clausura a cargo de la Filarmónica de la Scala de Milán, lejos de amainar, arrecia. El cruce de acusaciones entre el director del Festival, Jaime Martín, y el gestor de conciertos, Sorin Melinte, que se reprochan mutuamente el incumplimiento de los compromisos firmados, subió este martes de temperatura al irrumpir en escena un tercer actor, el anterior responsable del FIS, José Luis Ocejo, al que Martín responsabilizó de prácticas contractuales «no correctas», realizadas con reiteración a pesar de los reparos del administrador del festival. Y con un añadido: Martín acusó a los antiguos gestores de dejar en 2012 una deuda de dos millones de euros, curiosamente la misma cantidad que el agente cuestionado, Sorin Melinte, anunció que reclamará al Festival.
El director del certamen compareció en una rueda de prensa junto a su mano derecha, la directora adjunta Valentina Granados, para ofrecer su versión de los hechos, una intervención en la que arrojó nueva munición contra el responsable de la empresa Armonía, la sociedad que gestionó el concierto suspendido, y, de paso, apuntó contra Ocejo, que hasta ahora había quedado públicamente al margen de la controversia.
Según los responsables del FIS, Ocejo utilizaba pagarés como medio de pago anticipado a su agente de cabecera, Sorin Melinte, una práctica a la que el administrador de la sociedad pública puso reiterados reparos. El gerente advirtió por escrito de que esa modalidad de contratación entrañaba «riesgos frente a terceros», además de ser «discriminatoria» frente a otros proveedores de servicios. Pese a las observaciones del técnico, Ocejo persistió y continuó con la práctica, a la que, sin embargo fue ajeno el Patronato, órgano rector integrado por representantes del Gobierno y el Ayuntamiento de Santander, entre otros organismos. «El Patronato no fue informado de estas prácticas de tesorería», respondió Valentina Granados al ser preguntada por posibles responsabilidades políticas.
«Mi buen amigo Sorín»
Que Ocejo y su sucesor no se quieren es público y notorio.
Esta relación justifica que sólo en una ocasión Martín acudiera a su predecesor en el cargo para que mediara con «su buen amigo» Melinte para que cancelara «alguno» de los contratos que Ocejo había dejado amarrados con el gestor, porque suponían «seguir endeudándonos». Fue en ese encuentro cuando Martín preguntó a Ocejo por los pagarés. Según su versión, la conversación se produjo en estos términos: «José Luis, ¿por qué has firmado esos pagarés que no ayudan en nada al Festival?». «No ayudaban al FIS, pero ayudan a Sorín, que es un buen amigo. Sin Sorín, el Festival no se hubiera podido realizar», repuso Ocejo.
Al desvelar esta conversación privada, Martín otorga carta de naturaleza a la relación estrecha entre el gestor y el anterior responsable del certamen cultural. La intervención de la directora adjunta del FIS afianzó aún más ese vínculo al desvelar que el mismo día en que el Patronato comunicó a José Luis Ocejo su cese, el 23 de agosto de 2012, éste se apresuró a firmar unos pagarés por valor de 278.000 euros a favor de Melinte en pago por los conciertos y espectáculos que había dejado contratados, pagarés que fueron cobrados por el gestor, aunque éste lo niega. Y aportó otro dato. El FIS pagó en 2012 más de medio millón de euros a Melinte (520.500 euros) por seis actuaciones, las principales, lo que suscitó otra pregunta. ¿Se pagaron sobreprecios en esa época? «En algunos casos sí. Es difícil valorar los precios de mercado, pero se podía tener orquestas sinfónicas por menos dinero», contestó la directora adjunta, que fue quien llevó la voz cantante en la rueda de prensa.
Mientras la porfía engorda, Ocejo calla. «No voy a hacer declaraciones», corta. No quiere entrar en polémicas porque se sabe en el punto de mira en un asunto que inevitablemente terminará en los tribunales. Porque, aunque la decisión la tomará el Patronato en su próxima reunión, no convocada todavía a pesar de la polémica, la dirección del FIS ya ha adelantado que, a la espera de lo que informen los servicios jurídicos, se reclamará al agente cultural las cantidades adeudadas. Granados explicó que la dirección del FIS trasladará a los patronos toda la documentación y propondrá medidas, que no ha concretado.
El resto de las andanadas fueron dirigidas al propio Sorín Melinte. Según el FIS, Ocejo dejó contratadas seis actuaciones para esta edición, que suponían un coste total, incluido alojamientos, de 800.000 euros. De acuerdo con la práctica habitual, el pago se realizaba por adelantado mediante pagarés.
La actual dirección reiteró que todos los conciertos habían sido pagados, que no había facturas ni compromisos pendientes, pero que Melinte, por problemas de tesorería de su empresa Armonía, sobre la que recae al menos una diligencia de embargo de la Agencia Tributaria, cobró las cantidades, pero en muchos casos no pagó los honorarios a las orquestas. «Se han entregado cantidades y los servicios no se han prestado», se lamentó Granados. «A lo que ha destinado esos fondos no lo sabemos», dijo Granados. Esta «difícil» relación dio lugar a que de las seis actuaciones contratadas con Melinte, entre ellas el concierto inaugural y de clausura, sólo se celebró el primero a cargo de la Royal Philharmonic. Y no sin dificultades porque, según la versión oficial, el FIS tuvo que abonar directamente a la Royal más de 57.000 euros adicionales que no habían sido pagados por Melinte, para evitar la cancelación del concierto inaugural. Con la clausura pasó lo mismo. El intermediario no pagó a la Scala, pidió un nuevo adelanto de dinero y amenazó con un escándalo mediático. Esta vez el FIS prefirió enfrentarse a la polémica.
Melinte tampoco calla y este martes anunció que Armonía reclamará unos dos millones de euros al FIS por el «daño» que ha sufrido su imagen por toda esta controversia. Y a esa reclamación se sumará, según señaló, la de la Scala y el resto de compañías que tenían contratadas actuaciones con la anterior dirección del FIS y las han visto canceladas. ««Los tribunales decidirán», apostilló.