Abre El Baluarte su temporada lírica con un homenaje a Claudio Monteverdi, de quien se celebra este año el 450 aniversario de su nacimiento.
No es L’Orfeo una ópera que podamos llamar rara, pero tampoco su programación suele ser muy frecuente. No deja de llamar la atención que El Baluarte, en sus apenas 14 años de vida, haya vuelto a ofrecer esta obra maestra de Monteverdi, que pudimos ver hace ahora 10 años, cuando se celebraba el 4o centenario de su estreno.
La efemérides señalada más arriba ha hecho que este año las óperas de Monteverdi se estén ofreciendo con mucha más frecuencia que en años anteriores. De hecho, hay compañías que la están y la han estado ofreciendo en giras continentales y hasta mundiales. De ellas me parece justo destacar dos. La primera, la de John Eliot Gardiner, que viene ofreciendo la llamada Trilogía de Monteverdi (L’Orfeo, Il Ritorno d’Ulisse y L’Incoronazione di Poppea) con gran éxito, estando ahora en gira por Estados Unidos. La otra es justamente la que nos ha ofrecido ahora El Baluarte, es decir la dirigida por el argentino Leonardo García Alarcón al frente de La Capella Mediterranea. El concierto ha tenido un estupendo resultado artístico y no se ha echado en falta sino la producción escénica.
Leonardo García Alarcón se ha especializado en lo que podríamos llamar música pre- barroca y nos ha ofrecido una delicada y estupenda versión del Orfeo monteverdiano. Sin duda, él es el principal responsable del concierto y nos ha permitido disfrutar de esta obra como en pocas ocasiones. A sus órdenes ha estado una Capella Mediterranea digna de ser destacada, al tiempo que el propio maestro acompañaba al clavecín. Buena también la prestación de la Coral de Cámara de Pamplona.
El reparto vocal ha estado bien elegido, con voces muy apropiadas a los distintos personajes, incluyendo los Pastores y Ninfas, cuyas intervenciones son de menor importancia.
El personaje de Orfeo ha sido interpretado por el tenor Valerio Contaldo, que ha ofrecido una actuación muy sentida y expresiva. La voz tiene cierto atractivo y resulta un intérprete muy adecuado para el personaje y para este tipo de música.
La soprano argentina Mariana Flores se ocupó del personaje de la Música, que es el que abre la ópera, y del de Euridice. Mostró una notable desenvoltura escénica y cumplió bien con su cometido, mejor en Euridice.
La mezzo-soprano italiana Giuseppina Bridelli se encargó del personaje de la Messagiera, cantando con gran expresividad, como es tan necesario en su sentida intervención anunciando la muerte de Euridice.
Muy buena impresión la dejada por la mezzo-soprano francesa Anna Reinhold, que dobló como Speranza y Proserpina. Voz atractiva y bien manejada, cantando con grandes dosis de expresividad.
El bajo italiano Salvo Vitale mostró una voz poderosa y bien timbrada en la parte de Caronte. El bajo-barítono alemán Konstantin Wolff fue un adecuado Plutone. Finalmente, el contratenor Alessndro Giangrande cumplió bien en la intervención del dios Apollo, habiendo sido previamente Pastor y Espíritu.
Los personajes secundarios estuvieron bien cubiertos en todos los casos, debiendo destacar a la soprano valenciana Quiteria Muñoz en la pequeña parte de la Ninfa, donde mostró una voz de calidad.
El Baluarte ofrecía una floja entrada, que no llegaría al 60 % de su aforo. El público disfrutó con el concierto, dedicando una muy cálida acogida a los artistas en los saludos finales.
El concierto comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 7 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 1 hora y 47 minutos. Cinco minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 45 euros, costando 21 euros la más barata.
José M. Irurzun