Uno de los atractivos de la programación del actual Festival de Peralada era este concierto que presentaba a uno de los tenores más mediáticos de la actualidad, como es el alemán Jonas Kaufmann. El mencionado concierto ha sido una colaboración con el Teatro Real de Madrid, donde ofreció el mismo programa hace unos días, estando también acompañado por la orquesta del coliseo madrileño.
El concierto ha tenido un éxito un tanto mitigado, con el público un tanto frío en la primera parte, ganando en calor en la segunda, lo que es muy normal para arrancar propinas de los divos.
El concierto ha ofrecido dos partes muy diferentes, con una primera dedicada a ópera francesa y la segunda a ópera alemana, con Wagner como protagonista. Como es habitual en Kaufmann, resultó más interesante esta segunda parte.
El programa ofrecido fue el mismo que el de hace unos días en Madrid.
Abrió el programa el aria de Romeo en Juliette ah, leve toi, soleil, en la que resultó poco convincente para un cantante tan reconocido.
Siguió con La Romanza de la Flor de la Carmen de Bizet, en la que hubo para mi gusto exceso de almíbar a base de pianísimos que no llegaron a calentar al auditorio.
A continuación ofreció el aria de La Juive Rachel, quand du seigneur, donde quedó un poco corto de emoción.
Terminó la primera parte del concierto con el aria O, souverain de Le Cid, donde brilló más y para mi gusto fue lo más convincente de esta primera parte.
Como digo más arriba, la segunda parte del concierto fue dedicada a Wagner y el resultado fue más brillante, comenzando con el monólogo de Siegmund en el primer acto de Die Walküre, ofreciendo unos brillantes e interminables “wälse, wälse!”
Siguió con el aria de Walther en Meistersinger, donde hubo brillantez y buen gusto.
Terminó el programa oficial con In Fernem Land de Lohengrin, donde cantó con gusto, aunque confieso que esperaba más de él. Confieso que he disfrutado más en este raconto en otras ocasiones en la voz de Klaus Florian Vogt.
Los aplausos del público arrancaron 3 propinas, que fueron quizá los mejor del concierto. La primera de ellas fue el aria de Werther, cantada de manera excelente, siguiendo con la Entrada de la Primavera del primer acto de Walküre y un pequeño fragmento de Tristán, donde brilló con luz propia.
Para los amigos de las estadísticas les diré que las intervenciones de Kaufmann en el programa oficial duraron 41 minutos, a los que habría que añadir 10 minutos en las propinas.
Dirigió la orquesta de manera eficaz y no mucho más Jochen Rieder. Siendo un concierto en el que el interés del público era Kaufmann, no dejó de llamarme la atención que en el programa oficial del concierto los intermedios orquestales duraran incluso un minuto más que las del divo.
José M. Irurzun