La siempre atractiva y popular ópera Madama Buttterfly de Puccini, fue la elegida para continuar con la temporada de la Ópera de San Diego. Cuando todo apuntaba para que fuese una función rutinaria, como tantas que de esta obra se ven hoy en día, se cruzó en el camino la soprano estadounidense Latonia Moore, más conocida por su interpretación del papel de Aida del que se contabilizan arriba de cien funciones, quien dio relieve vocal al papel de la sufrida Cio-Cio San con un instrumento vocal homogéneo, seguro y de atractivo color con el que logro comunicar emociones y diversos estado de ánimo por los que atraviesa el personaje. Su canto fue suave y equilibrado, casi susurrado por momentos, y sobretodo alejado del vigor y la energía vocal que normalmente se le imprime al papel. Su desempeño actoral fue convincente culminando con una desgarradora escena final. En mucho ayudo la conducción del maestro Yves Abel quien al frente de la Sinfónica de San Diego, le bajo los decibeles a la orquestación para ofrecer una lectura segura y meticulosa, que de inicio a fin resultó placentera.
En la escena se vio el montaje, que el dúo argentino conformado por Roberto Oswald (decorados) y Aníbal Lápiz (vestuarios) diseñara hace algunos años para la Ópera de Montreal. Situada en un jardín japonés, sencillo, minimalista, con paneles movibles y lucidos vestuarios, la propuesta cumplió su cometido, pero al transcurrir toda la función en un mismo espacio, sin variedad ni cambios, y una rígida dirección escénica de Garnett Bruce; esta fue perdiendo la fascinación que se creó desde el principio en la pupila de los espectadores. Sin embargo, debe resaltarse el buen trabajo en la iluminación de Chris Rynne quien jugando con claroscuros sobre brillantes fondos de colores regaló estampas muy elocuentes. En el papel de Pinkerton, el tenor rumano Teodor Ilincãi se mostró poseedor de innegables dotes vocales, pero por momentos su canto sonó forzado y su actuación fue en términos generales inexpresiva y sobreactuada. J’Nai Bridges desplegó su oscura tonalidad de mezzosoprano como Susuki y el barítono Anthony Clark Evans personificó un discreto Sharpless. Cumplieron satisfactoriamente el resto de los cantantes que dieron vida a los papeles menores así como el coro en sus breves intervenciones. Ya genera expectativa el próximo titulo que ofrecerá la compañía durante el presente curso, que será Great Scott ópera del compositor estadounidense Jake Heggie y del libretista Terrence Macnally (autores de Dead Man Walking), cuyo estreno absoluto ocurrió el pasado mes de octubre en la Ópera de Dallas.
Ramón Jacques