Fantochines de Conrado del Campo en la Fundación Juan March

Fantochines, de Conrado del Campo, en la Fundación Juan March
Una escena de Fantochines en la Fundación Juan March

La recuperación en la Fundación Juan March de Fantochines de Conrado del Campo, una pequeña gran ópera, supone un éxito en la programación de la Fundación. 

Cuatro funciones programadas por la Fundación Juan March para Fantochines de Conrado del Campo, ópera de cámara en un acto, con duración de una hora que incluye dos cantantes, barítono y soprano y la pequeña colaboración de otro barítono. Además se incluyen tres títeres, los mismos personajes que los cantantes, de tamaño natural.

Siendo una ópera estrenada en 1923 en varias ciudades europeas con gran éxito, se repite éste se repite, en esta ocasión con lleno a rebosar durante los cuatro días de representación.

Se trata de una música moderna pero que se asimila perfectamente por su coherencia sonora y como un retorno “al orden”. El texto se debe a Tomás Borrás y bebe de las fuentes de la “comedia dell´arte” napolitana. Un quinteto de cuerda, una flauta, un piano y u xilófono conforman los elementos orquestales, en esta ocasión solistas de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, quienes bajo la dirección del maestro José Antonio Montaño consiguieron una versión de muy alta calidad.

El barítono Borja Quiza y la soprano Sonia de Munck bordaron sus respectivos personajes de Doneta y Lindisimo con una partitura de extrema dificultad, casi siempre cantando en la tesitura más alta lo que exige mucho de los cantantes que demostraron, una vez más su categoría artística y que no parece haber empresas cánoras imposibles para ellos. Si a esto se le añade una actuación impecable, Borja Quiza es una actor extraordinario, y llena de gracia tenemos el resultado señalado. Con ellos la pequeña intervención del barítono Fabio Barrutia como titiritero y Doña Tía dio redondez al espectáculo.

La dirección escénica de Tomás Muñoz puede considerarse de extraordinaria y casi milagrosa. La Fundación Juan March dispone de un salón de actos magnífico, pero solo dispone de un estrado, no escenario. Sin embargo el milagro de la puesta en escena por un maestro consiguió que la profundidad y el espacio escénico pareciera grande. A ello contribuyo la magnífica iluminación de Fer Lázaro y el vestuario de Gabriela Salaverri. Deliciosas las marionetas de The Root Puppets manejados hábilmente por Esther d´Andrea.

Un espectáculo impecable que pide su reposición.

Grandes aplausos merecidos para todos para este Fantochines de Conrado del Campo.

Francisco García-Rosado