
El Festival de Ópera de Ibiza, que este año cumpliría su décima edición, desaparecerá este año. La culpa de esta desaparición es un cambio en la tributación que, como explica el promotor Armin Heinemann, le obliga a tributar toda la contabilidad al 21 por ciento. «Ya no puedo trabajar en estas condiciones, económicamente no me lo puedo permitir», admite Heinemann. Hasta ahora asumía las pérdidas de las producciones a través de su empresa Paula´s Ibiza, y ahora se encuentra con que tendría que poner de su bolsillo en torno a 40.000 o 50.000 euros.
El Festival de Ópera de Ibiza se había consolidado en estos nueve años con montajes cada vez más profesionales representando La Traviata, Rigoletto, El señor Bruschino, La bohème, La Flauta Mágica, Don Giovanni, Tosca, Cenerentola, Carmen y El murciélago, acercando la ópera a los aficionados de la isla balear.
El Festival de Ópera de Ibiza ya «no es un evento privado», sino «que forma parte de la oferta cultural de la isla de primer nivel». Ha tenido el apoyo del Consell y del Ayuntamiento de Santa Eulària. Lo que empezó con óperas acompañadas al piano ha acabado con una orquesta de 36 músicos y un gran coro de ópera. Algo parecido ha pasado con los cantantes, llegando a participar primeras figuras españolas que cantan en las principales temporadas del país.
«Lo he organizado durante nueve años con muchísimo gusto pero con la posibilidad de asumir las pérdidas a través de un negocio. Ahora eso no es así ya, así que no puede continuar», admite Heinemann.