Fidelio. Beethoven. Bruselas

Malin Bystrîm (c) Peter Knutson

Entorno a las representaciones de Orfeo y Eurídice de Gluck, la Ópera Real de La Monnaie ha programado la ópera Fidelio, de Beethoven, que ha ofrecido en versión concierto durante dos jornadas seguidas en la sala Henry Le Boeuf de Bruselas. 

Desde el comienzo, el evento tuvo cierto cariz de informalidad y jovialidad. Contribuía a ello la juventud de los cantantes, su actitud hacia el texto teatral hablado e incluso su vestimenta, alejada de la etiqueta propia del concierto. Tal vez por ello, siempre hubo cierta distancia entre los intérpretes y la historia, como si la cárcel sevillana en que Florestán está injustamente preso fuera una entelequia. Así, desposeído de la escena, el espectáculo pierde fuerza, el espectador se centra en la calidad de los distintos números, y se pierde así el objetivo de Beethoven.

El director francés Jérémie Rhorer (París, 1973) estaba al frente de su orquesta Le Cercle de l´Harmonie, a la que dirige con la precisión que da un amplio bagaje común. Sin embargo, su energía desbordó en ocasiones la interpretación que, vista en su conjunto y aparte de momentos de especial brillantez, fue pobre e irregular. La voz coral, que en la única ópera de Beethoven es primero la voz de los presos, y más tarde la del pueblo-humanidad, fue ofrecida por el Coro de Cámara de les Éléments, que concitó el agrado unánime del público belga. Se trata de un conjunto habituado al repertorio contemporáneo y del siglo XX, además del oratorio, lo que se hace patente sus intervenciones, plásticas y musicales, tal vez algo afectadas, a la francesa.

En cuanto a los cantantes solistas, hay que destacar a la pareja protagonista: la soprano Malin Byström (Leonora) y Joseph Kaiser (Florestan). Ambos emocionaron con su canto, muy inspirado, empleando sendos instrumentos con gracia. En el caso de la soprano sueca, con un squillo emocionante y una afinación a prueba de bombas, flaqueó con alguna media voz de dudosa factura; en el caso del tenor canadiense, con una voz grande y timbrada, que le va como anillo al dedo a un papel no muy largo, pero con mucho que decir. La pareja se entiende bien, y dejaron buen recuerdo de su dúo del tercer acto. Ambos se encuentran en un gran momento vocal, y contribuyeron a dar enjundia a la tarde. 

La soprano belga Sophie Karthäuser ofreció una Marzellina muy completa. En lo musical estuvo por encima del papel; y en lo dramático fue la que más se esforzó por dar sentido completo a su papel. Su contraparte, el tenor Michael Colvin, resolvió su parte con gracia y gusto, haciendo valer la belleza rara de su timbre claro y su honesta emisión.

Jérémie Rhorer (c) Yannick Coupannec

Las voces graves son el verdadero sustento de la parte vocal en la ópera. Le aportan esa tenebrosidad necesaria para transportar al oyente al mundo oscuro de sufrimiento e injusticia en el que vive Florestán (y que siempre está presente en la actualidad de todas las sociedades). Son, por tanto, una cara importante del espectáculo. Aquí, destacaron el barítono Mischa Schelomianski (Don Fernando), que aportó sin fisuras el empaque que se le pide al papel; y en bajo Andrew Foster-Williams (Don Pizarro), de gran belleza vocal e inteligencia canora. Por su parte, el bajo canadiense Robert Gleadow, apenas pudo compensar con su agradable timbre y su facilidad para proyectar la voz, sus carencias con el alemán, que fueron la comidilla en los descansos, y deslucieron el resultado final.

El público belga celebró la interpretación, aunque sin las ovaciones habituales. Fue Peter De Caluwe, director artístico de La Monnaie, el que comenzó a bravear a la pareja protagonista, ante el estupor del público. Fue un yo-me-lo-guiso-yo-me-lo-como algo cómico. Sin embargo, incluso en estas tardes que no quedarán el recuerdo, y en la que el genio de Beethoven no es, tristemente, más que una sombra tras una música inspiradísima, poco se le puede reprochar al  belga. 

@CarlosJavierLS

Carlos Javier López

 

Dirección musical: Jérémie Rhorer

Don Fernando: Mischa Schelomianski

Don Pizarro: Andrew Foster-Williams

Florestan: Joseph Kaiser

Leonore: Malin Byström

Rocco: Robert Gleadow

Marzelline: Sophie Karthäuser

Jaquino: Michael Colvin

Orquesta Le Cercle de l’Harmonie

Coro Les Éléments