Gala benéfica en la Ópera de Viena

Estrellas de la canción lírica como el mexicano Ramón Vargas, el uruguayo Erwin Schrott, el español Carlos Álvarez y el peruano Juan Diego Flórez participaron hoy en una gala benéfica en la Ópera de Viena con la que recaudaron 150.000 euros para ayudar a niños discapacitados en México.

Viena, 3 nov.- Estrellas de la canción lírica como el mexicano Ramón Vargas, el uruguayo Erwin Schrott, el español Carlos Álvarez y el peruano Juan Diego Flórez participaron hoy en una gala benéfica en la Ópera de Viena con la que recaudaron 150.000 euros para ayudar a niños discapacitados en México.

El concierto «O sole nostro» ha logrado reunir también sobre el escenario vienés a otras figuras conocidas en el mundo de la ópera, como Linda Watson y Stephen Costello, entre muchas otras, dentro de un recital que colgó el cartel de no hay billetes y recibió la aclamación de un público entregado.

El tenor español Plácido Domingo no pudo acudir a la gala pero envío un vídeo mensaje de apoyo a la iniciativa benéfica que partió de Ramón Vargas y del conocido restaurador vienés Aki Nuredini.

El elenco de estrellas interpretó un programa con destacadas arias de hitos de la ópera como «Carmen», de George Bizet; «La flauta mágica» y «Las bodas de Fígaro», de Wolfgang Amadeus Mozart, y «Elixir de amor», de Gaetano Donizetti.

El dinero se gestionará a través de Fondo Memorial «Eduardo Vargas», que lleva el nombre del hijo de tenor mexicano, y que falleció en 2000 víctima de una parálisis cerebral.

«Cuando una desgracia así te sucede, tienes dos caminos: puedes llorar por la mala suerte o puedes hacer una acción precisa y clara».

El tenor mexicano afirmó que su mujer y él crearon la fundación en 2002 para «conservar la memoria de Eduardo y que, de alguna manera, a través de él otros niños con los mismos problemas que él tuvo puedan ser ayudados».

Desde ese año, el fondo trabaja con diferentes organizaciones de México que les plantean proyectos concretos para ayudar a niños y jóvenes que tienen alguna discapacidad.

Ellos, a través de conciertos y la ayuda de amigos, consiguen el dinero que esas organizaciones precisan.

«Trabajamos por proyectos concretos, no demasiado grandes, cosas que podemos abarcar. No construimos hospitales porque no podemos, pero sí contratamos a fisioterapeutas o damos cursos de formación a las madres para que éstas puedan ayudar mejor a sus hijos», destacó el artista.

«Los artistas famosos podemos hacer mucho por la sociedad», agregó Vargas.

Y más allá de lo costoso que pueda resultar organizar un concierto como el que se celebró hoy en Viena -para el que se han necesitado tres años-, Vargas criticó el «paternalismo» de sociedades como la mexicana o la europea.

«Resulta complicado llevar a cabo proyectos porque no tenemos la cultura del mecenazgo, pensamos que todo tiene que venir del gobierno, y así es complicado realizar obras sociales o fomentar la cultura», lamentó Vargas.

«En Estados Unidos, por ejemplo, la gente dona dinero para que una ópera funcione, en nuestros países los gobiernos no favorecen eso. Ni te dan el dinero ellos, ni dejan que quien lo tiene te lo done, y así es difícil llegar a la gente», añadió el tenor.

Para Vargas, existe un «problema de concienciación» que se debería atajar mediante la educación y la cultura.

«Mientras no se cree conciencia social basada en la capacidad de donaciones, involucrando a la sociedad en las artes, siempre vamos a estar dependiendo de que cuando el gobierno está en crisis se pone en crisis todo», denunció el cantante.

«La sociedad moderna relega las artes y la cultura y está quitando esta parte de espontaneidad que tenemos los seres humanos para poder crear, estamos perdiendo hasta la capacidad de soñar», lamentó Vargas.

Para hacer frente a esto, defendió el cantante, solo cabe «que los artistas ofrezcamos calidad para que el público exija calidad y exija cultura, es una cuestión de responsabilidad».

«Sabemos que las artes sensibilizan, y la gente sensibilizada se vuelve más responsable, más respetuosa», lo que, al final, acaba revirtiendo en el bien de la sociedad.