Gala Tucker, «en la cancha se ven los pingos»

Gala Tucker, "en la cancha se ven los pingos"
Gala Tucker, «en la cancha se ven los pingos»

Reza un refrán del campo argentino “En la cancha se ven los pingos (caballos)”, versión coloquial de“El movimiento se demuestra andando” y que, con las respetuosas licencias del caso, aplica si de una gala lírica se trata y a propósito de la televisación de la Gala Richard Tucker 2015 en PBS. Aunque editada (algunos números quedaron fuera) fue un regalo para los televidentes presentando ganadores del concurso que homenajea al célebre tenor americano fallecido en 1975  y que desde 1978 elige cada año una flamante luminaria del canto.

En un mundo donde las voces “entrenadas clásicamente” no pueden escapar a una impuesta vorágine que le es ajena por naturaleza; que ve con pesar y extrema preocupación el síndrome triturador de vocescapaz de arruinar una carrera en pocos años al someterlas a un nivel de exigencia y compromiso absolutamente inhumano, la aparición de nuevos talentos escoltados por estrellas establecidas siempre es motivo de regocijo y esperanza.

Tal el caso de la ganadora del año, la mezzo Jamie Barton (triunfadora del BBC Singer of the World 2013) como años atrás Stephanie Blythe, es una voz rica, importante, dueña de notable versatilidad. Previos ganadores se sumaron a la recién llegada, desde Renée Fleming (1990) y Christine Goerke (2001) a Lawrence Brownlee (2006), Stephen Costello (2009) e Isabel Leonard (2013) brindando gran parte de lo mejor del programa bajo la atenta dirección del veterano Eugene Kohn al mando de miembros de la orquesta metropolitana y la New York Choral Society.

Entre las estrellas invitadas, el tenor polaco Piotr Beczala prestó su lírico instrumento para un Nessun dorma memorable pese a no integrar, por ahora y por suerte, su repertorio. Cremosa y aterciopelada, la voz de la ascendente Nadine Sierra en el dúo de Romeo & Juliette junto a Costello recordó a la joven Mirella Freni. Frente a la distendida actitud general de los participantes, la aparición de Angela Gheorgiu retrocedió el reloj a la era de las divas europeas de antaño; no sin esfuerzo evidente la rumana entregó unIn quelle trine morbide (Manon Lescaut) y Ebben ne andró lontana (La wally) de buen nivel.

En las antípodas, su contraparte americana Renée Fleming ofreció un límpido Io sono l’umille ancella (Adriana Lecouvreur) y luego una sedosa lectura del duo de Fausto con Beczala, que reafirmó ser uno de los baluartes actuales de un repertorio francés que el va como anillo al dedo. Asimismo, Stephen Costello primero como Romeo y luego en el Lamento de Federico de Cilea entregó destacadísima labor. Espléndido Lawrence Brownlee con un Terra amica de Zelmira (Rossini) que junto a Florez y Camarena se posiciona como uno de los tres tenores rossinianos de nuestra era.

Las tres damas que se llevaron las palmas fueron Isabel Leonard con una elegante versión del rondó de Cenerentola, sumado a un psyche du role ideal y timbre de rara belleza, la ganadora del año Jamie Barton con una sentida Adieu fiere cité de Les troyens y Christine Goerke que arrasó con naturalidad y fuerza irresistibles. Artista completa, no se detiene en minucias y pinta a brochazos un fresco de impronta real. En su O don fatale y como fiera Gioconda en el dúo E un anatema! con Barton – sacándose chispas – probó que es la respuesta vital y creativa frente a un ámbito cada vez mas perfecto, peligrosamente aséptico y anodino y en instancias, condescendiente.

Queda para el final la deslucida actuación de Andrea Bocelli, fuera de elemento sin su gran aliado (el micrófono), lastimosamente esforzado junto a la estupenda Nadine Sierra en el duo de Lucia de Lammermoor y luego en M’appari de Martha, un clásico de tenores ilustres con los que no puede competir por mejores intenciones que tenga. Si la inclusión del cantante que mas dinero gana en el mundo (según fuentes, 46 millones sólo el año pasado) es un ardid para atraer nuevos públicos a la ópera, ganó el género lírico y perdió Bocelli. No es fácil admitir que por más simpático y correcto tenor que sea, no pertenece a las grandes ligas como las que jugaron en el escenario del Geffen Hall para esta Gala Tucker 2015.

Sebastian Spreng