El sello Decca contribuye con esta flamante recuperación de la ópera Germanico in Germania a la conmemoración del 250 aniversario del fallecimiento de su autor musical, el napolitano Nicola Porpora (1686-1768). Una primera grabación mundial de este dramma per musica efectuada en Polonia entre julio y agosto de 2016 que se une a los diversos y variados registros discográficos de óperas barrocas italianas de George Frideric Handel o Johann Adolph Hasse en los que ya ha participado el meteórico contratenor croata Max Emanuel Cencic, que aquí encabeza un cast de auténticas campanillas dando vida al personaje titular, con el respaldo instrumental de la Capella Cracoviensis dirigida por Jan Tomasz Adamus.
Es justo reconocer que gracias a la iniciativa de Cencic la figura de Nicola Antonio Porpora como compositor teatral se está dando a conocer en nuestros días y está contribuyendo a aumentar su repertorio a nivel discográfico, como también lo atestigua su último disco de arias operísticas del compositor en el mismo sello de la Universal. En el presente caso, Decca prepara una lujosa edición en 3 discos compactos en la que se incluye íntegro el original libreto en italiano de la ópera únicamente con traducción en inglés y fotografías de algunos de los intérpretes, con especial atención para Cencic.
Germanico en Germania, estrenada en el Teatro Capranica de Roma el 11 de febrero de 1732, es una magnífica muestra del consumado operista que era Porpora, elaborada sobre un enrevesado libreto de Nicola Culozzi que pone argumento a un conocido episodio de la historia del Imperio Romano: la campaña bélica entre el emperador Germanico y Arminio, capitán de Germania (cuatro años después, y centrándose en otra variante argumental, Handel acudiría igualmente a la historia del líder germano en su ópera Arminio). En paralelo, asistimos al conflicto dialéctico entre Rosmonda, esposa de Arminio, con su padre, Segeste, príncipe de Germania, que ha entregado su ciudad a Germanico, y con su propia hermana, Ersinda, fiel a los romanos, de la que está enamorado el capitán Cecina. Este juego de alianzas y fidelidades que se mueven entre el honor y el amor le sirve a Porpora para dar rienda suelta a su creatividad musical desarrollando un gran abanico de bellísimas y melódicas arias di cantabile y di bravura para cada uno de los personajes enfrentados, con la inevitable argamasa de los recitativos (en su gran mayoría secos frente a los accompagnato), y que por la enorme extensión de algunos de ellos su escucha resulta un tanto tediosa (los mayores, de más de siete minutos).
Paradójicamente, las arias asignadas al personaje titular, encarnado en el estreno por el castrato Domenico Annibali, no son las más numerosas, y tampoco las más ambiciosas e inspiradas, siendo éstas en su lugar las destinadas a Arminio, al que dio vida el reputado Caffarelli, ese cantante al que su exigente maestro di canto Porpora castigó con estudiar una página de ejercicios durante la friolera de ¡seis años! Esa exigencia se evidencia en la escritura vocal de este personaje, al que reviste en ciertos momentos de una visceralidad que define su carácter combativo frente a su enemigo Germanico. Pese a ello, hay que destacar su hermosísima aria di cantabile en el acto segundo, por otra parte la más larga de toda la ópera, “Parto, ti lascio, o cara” (con ese título, imposible no pensar en el “Parto, parto, ma tu ben mio” de otra ópera de romanos, la mozartiana La clemenza di Tito).
Por contra al estreno de la ópera, en la presente grabación Arminio es una mezzo, y si en ese 1732 los personajes de las dos hermanas (Rosmonda y Ersinda) fueron igualmente asignados a castratti (Angelo Maria Monticelli y Felice Salimbeni) ayudando a potenciar el star system de este hegemónico sector de cantantes en la época y a su vez el fenómeno del travestismo en el universo barroco de la ópera italiana, en este registro se asigna a mujeres, al igual que el masculino de Cecina, al que da vida una soprano. Readaptaciones vocales que ayudan a enriquecer sobremanera esta resurrección de la sobresaliente ópera de Porpora.
Como decimos, el elenco vocal reúne a lo mejor del momento actual para interpretar este repertorio, cantantes competentes y de una gran solvencia pese a que algunos nombres no sean demasiado conocidos. La estrella de esta recuperación, el contratenor Max Emmanuel Cencic, vuelve en esta grabación a demostrarnos su timbre oscuro, con un falsete que en ocasiones se ve resentido, con ascensos al agudo de cierta apretura, pero que en general se mueve con comodidad y estilo en el canto fiorito. Una lástima que, a nuestro juicio, su papel en esta ópera concreta no adquiera el mismo interés que el de sus compañeros de reparto.
En el plantel femenino, hallamos un Arminio sencillamente admirable en la voz de la mezzosoprano Mary-Ellen Nesi, que regala un entregado y vehemente capitán germano al que dota de un acusado registro grave y una gran agilidad canora, siendo sensacional igualmente su prestación en los recitativos. No palidece a su lado la Rosmonda de la soprano Dilyara Idrisova, que mediante su muy atractivo timbre y su gran facilidad para la floritura y el ornamento, unidos a una equilibrada afectación vocal, compite en igualdad de condiciones con su compañera. El oyente tiene la oportunidad de escuchar a la vez a Cencic, Nesi e Idrisova en el único terceto de toda la ópera que cierra el acto segundo (“Temi lo sdegno mio, perfido traditore”), donde las tres voces se unen con pasión y asombrosa teatralidad; al mismo tiempo el duetto “Se viver non poss’io” permite disfrutar mano a mano de Nesi e Idrisova, en definitiva las dos cantantes que se disputan encomiablemente la mayor parte de la ópera.
Lo de la soprano rusa Julia Lezhneva en el papel de Ersinda es harina de otro costal. La bisoñez de la cantante (28 años) no es óbice para que atesore una pasmosa técnica, haciendo casi cualquier cosa con su instrumento de una especial morbidez y sonoros graves que moldea a su antojo en arias de una coloratura exigente por vertiginosa (como muestras, “Se sposa d’un Romano”, “Veder vicino il suo contento” y “Se possono i tuoi rai vedermi ognor penar”), pero de las que sale airosa con aparente facilidad, pese a algún agudo chillón. Sin asomo de dudas, de lo mejor de la grabación.
Aun así, choca un tanto que su oscuro timbre vocal (casi de mezzo coloratura y a veces un tanto nasal) contraste radicalmente con el mucho más suave de la cantante que interpreta a su amado Cecina, la soprano Hasnaa Bennani, que compone un delicado y refinado general, un personaje que pese a su menor importancia en la trama posee quizá las más preciosas arias de tempo lento que le destina Porpora en toda la ópera (“Serbami la tua fede” y “Serbare amore e fede”). Por último, el tenor Juan Sancho es un fogoso y muy teatral Segeste, con una voz ligera, dúctil y de grato timbre que resuelve los escollos más arduos de un aria endiabladamente veloz como “Scoglia alpestre in mezzo all’onde”.
En términos generales, Adamus dirige con pulso fogoso y ritmo vitalista a sus huestes de Cracovia, convirtiendo en una auténtica delicia la escucha nítida de todas las familias instrumentales, desde la tersura, brillantez y flexibilidad de las cuerdas hasta el sonoro despliegue de trompas y timbales que describe todo el aparato bélico del episodio histórico narrado. Trompas obligatti un tanto destempladas las hallamos en las arias de Rosmonda, “Son qual misero naviglio”, y de Cecina, “Se doppo ria procella”.
Bienvenido sea en definitiva este majestuoso descubrimiento operístico que permite dar a conocer una magnífica muestra de la maestría y la genialidad compositiva del autor barroco italiano, empeño discográfico felizmente impulsado por la razón conmemorativa.
Germán García Tomás