Gran éxito en la inauguración de la 49 temporada de ópera de Las Palmas de Gran Canaria (ACO). Un reparto de lujo con unos cantantes entregados.
La escenografía de esta producción de Andrea Chénier en Las Palmas de Gran Canaria quizá fue lo más flojo. Si el primer cuadro estaba bien panteado con un salón de espejos rococó, el resto vino a ser una destrucción del primero hasta el final, la cárcel, donde el mismo salón rococó aparece semiderruído. La idea es clara: la decadencia de la monarquía y la aristocracia pero la forma en que se resuelve no está tan clara.
La dirección escénica de Alfonso Romero no pasa de ser elemental sin una utilización del espacio escénico coherente.
Vocalmente todo discurrió de manera espléndida. El tenor canario Jorge de León encarnó un Chénier vital y apasionado, más por su voz que por sus gestos. Voz muy bien timbrada, buen fiato y bellos pianos y una capacidad de comunicación sobresaliente. Unos medios formidables en cuanto a volumen, quizá en algunos momentos con un spinto excesivo. Su debut próximo en el MET de Nueva York le augura en gran triunfo. La Maddalena de Coigny tuvo en Daniela Dessi una intérprete extraordinaria. Un rol que ha hecho suyo después de múltiples temporadas y que cantó con un timbre de intensa belleza y expresividad. No parecen pasar los años por esta bella cantante que en escena fue, realmente, Maddalena. Emocionante. El barítono ruso Sergey Murzaev canto de forma prodigiosa el rol de Gérard. Belén Elvira supo crear de manera sobresaliente al personaje de La mulata con una voz cálida y de bello timbre y con una gran expresividad. Magnifico el resto el reparto: Jeroboám Tejera, Rosa Delia Martín, Manuel Gómez Ruiz, José Antonio García y todos los demás.
La dirección del maestro Miquel Ortega fue propia de un gran director musical. Muy atento a la escena supo equilibrar orquesta y voces y dar impulso creciente a la partitura. Muy bien la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria y el Coro de la Ópera dirigido por Olga Santana.
El público respondió con grandes aplausos en los números cerrados y especialmente al final de la representación con muchos bravos.
Francisco García-Rosado