Helga Smith. Entrevista

Helga-Smith

Plácido Domingo se convierte en Simón Boccanegra protagonista de uno de sus títulos fetiche, el próximo miércoles en la ópera valenciana.

Cuando tomó las riendas del Palau (desde 2005 es intendente aunque empezó a trabajar en el proyecto en 2000), doña Helga –que así la llaman todos en su casa del Palau, con respeto llegaba a Valencia con un bagaje impresionante. “Acepté por razones artísticas, nunca económicas”, zanja la cuestión con contundencia. Hoy soplan vientos muy complicados y Helga Schmidt (Viena, 1941) tiene sobre la mesa varios problemas pendientes de resolver. Prefiere ir uno a uno, sin  prisa, pero sin pausa. Su currículum dice que estudió piano en Viena y después, en la Sorbona, Historia del Arte. Su carrera profesional comenzó como asistente del director general del Festival de Viena, Egon Hilbert. Cuando en 1963 éste fue nombrado intendente de la Ópera de Viena, y Von Karajan director artístico y musical, ambos la contrataron para este teatro. El siguiente paso fue Londres, donde asumió a mediados de los setenta la dirección artística del Covent Garden

-¿Cómo se hace frente al problema económico sin perder el ánimo?

– Yo lo tengo siempre alto. Hemos de mantener la calidad de nuestro teatro, reconocido internacionalmente, aunque soy consciente de que nuestra situación, con los ajustes, no es la misma. Le contesto. Por un lado con la reducción del número de producciones de cada temporada, pero no de su calidad, y, por otro, incrementando las propias, reponiéndolas o intercambiándolas con otros teatros, como es el caso, por ejemplo, de la “Tetralogía”, que se verá en Houston. Sólo nos faltan 80.000 euros para amortizarla. Lo mismo sucede con “L’Elisir d’amore”, coproducida con el Teatro Real, que ha estado en Palermo y ahora va a Bruselas. Al intercambiar las producciones sólo se paga el coste de transporte.

-Insiste en el tema de la calidad.

-Nunca he aceptado la mediocridad. El gris es un color que para mí no existe.

-¿Le preocupa el futuro?

-Por supuesto. Mantener la calidad es prioritario. No me lamento por tener un sueldo bajo sino porque las temporadas se cierran con tres y cuatro años de antelación y yo  de verdad, no sé de qué presupuesto voy a disponer en 2014.

-¿La programación, entonces, está totalmente condicionada por la economía, por el dinero de que dispondrá en cada ejercicio?

-Así es. Elaboramos las programaciones a última hora, siempre vamos de milagro en milagro, pero no podemos mantenernos así siempre: buscar a un artista en el último momento es una heroicidad, un trabajo tremendo, un desgaste, y bastante más costoso económicamente, es el mayor problema. El personal nos cuenta ya 12,5 millones y mantenimiento del edificio, 3,5 millones ¿Cómo hacemos el milagro? Autofinanciando la programación con la taquilla, Este año ha funcionado de maravilla con “Traviata” y “Walkiria”, con más de un 90 por ciento de venta de abonos. Habrá que cambiar drásticamente la programación porque de lo que se trata es de llenar el teatro, de hacer más óperas tradicionales. Hemos tenido que cancelar dos “Tetralogías” con Zubin Mehta y la Fura que estaban programadas para el pasado año Verdi-Wagner, aunque, afortunadamente, no estaban contratados los artistas. Lo mismo ha sucedido con “El caballero de la rosa” para este año Strauss. En su lugar hemos cerrado “La fuerza del destino”, bastante más popular y con una producción menos costosa.

La Razón, 24/03/2014