Que un bailarín, maestro o coreógrafo sea homenajeado por su labor, siempre es motivo de alegría porque, además, no es muy habitual. Cuesta mucho en España (¿hemos ido para atrás?) reconocer el legado de los artistas de la danza como sí se hace con los de otras disciplinas de la cultura y eso que tenemos un arte coreográfico propio tan único, la danza española, que sería una mina en manos de franceses o norteamericanos, impecables en cuanto a cuidar e impulsar lo suyo.
Por eso, el homenaje realizado por la Escuela de Danza de Las Rozas a la que fuera su directora fundacional, la primera bailarina del Ballet Nacional de España (BNE), Ana González, en la función por el 25º aniversario de la entidad municipal, es digno de destacar. Se celebró el sábado 25 de febrero en el Auditorio Joaquín Rodrigo de la ciudad del noroeste de Madrid.
Responsable de este centro de 1991 a 2000, González ha sido una de las figuras del BNE desde su inicio, protagonista de títulos ya clásicos como Ritmos (1984, Alberto Lorca/José Nieto), Danza y tronío (1984, Mariemma/Boquerini, Padre Soler, Antón García Abril), El sombrero de tres picos (1958, Antonio Ruiz Soler/Manuel de Falla) o Medea (1984, José Granero/Manolo Sanlúcar/Miguel Narros), personaje por el que se la recordó en un audiovisual y en la escena.
La gala protagonizada por las alumnas de este centro demostró el amor impregnado en la Escuela hacia la danza por Ana González y los distintos maestros que han pasado por sus aulas, entre ellos la recordada profesora Raquel Rodríguez.
También actuó como invitada la compañía residente en el municipio, Ibérica de Danza, co-dirigida por el Premio Nacional de Danza 2001, Manuel Segovia, junto a Violeta Ruiz del Valle. Se incluyó en el variopinto programa un extracto de la coreografía creada por González en sus primeros años, La cigüeña María, dedicada a la que es símbolo de este municipio madrileño desde 1995.
Son más de 3.000 alumnos los que han estudiado y estudian en la Escuela de Las Rozas durante los veinticinco años que celebra, en los que tuvo que hacer frente a un intento de privatización, en 2014, que la presión de los ciudadanos impidió y que hoy ha hecho que se palpe mucho amor por la entidad.
Dirigida actualmente por la maestra de ballet Gloria Fernández, la Escuela de Danza continúa ofreciendo, como servicio público, el aprendizaje de este arte. Entre los pequeños podría haber, cómo no, un gran artista o un gran gestor, maestro o coreógrafo que pudieran, desde ella, pasar a formarse a los conservatorios profesionales. Su actual alcalde, José de la Uz, pensamos que consciente de la importancia de las artes en el ser humano (como es deber de todos los gestores públicos: promover la educación y la cultura, sobre todo si es autóctona), participó con su concejala, Mercedes Piera, en este homenaje a Ana González, que estuvo acompañada por su esposo, y también ya histórica figura del Ballet Nacional de España, Juan Mata.
Cristina Marinero