Il prigionero y El castillo de Barba Azul en Toulouse

Il prigionero y El castillo de Barba Azul en Toulouse
Escena de Il prigionero. Foto: Patrice Nin

Toulouse abre la nueva temporada de ópera con un programa doble de obras del siglo XX. A esta poco representada ópera de Luigi Dallapiccola, estrenada en Turín en 1949, se añade la más conocida El Castillo de Barba Azul, de Bela Bartok, cuyo estreno tuvo lugar en Budapest en 1918. No son pocos quienes se empeñan en buscar un hilo conductor que una las óperas que componen un programa doble. Muchas veces he dicho que no comparto esa preocupación y que lo que verdaderamente me importa es el resultado artístico de cada una de ellas.

Il Prigioniero nunca ha gozado de una gran popularidad y generalmente se ofrece como aperitivo de otra ópera más importante. Así ocurrió en nuestro país, cuando se programó tanto en el Liceu de Barcelona como en el Teatro Real de Madrid. Y así también ha ocurrido en Toulouse.

La dirección escénica ha estado encomendada a Aurélien Bory, que ha hecho un trabajo interesante y dando un paso más que el que suele corresponder a una producción minimalista. No hay escenografía propiamente dicha, sino un telón en el centro del escenario, en el que se proyectan imágenes bastante abstractas, pero que sirven bien al ambiente de la ópera. El vestuario de Sylvie Marcucci es bastante intemporal, en tonos oscuros para la madre y el carcelero, mientras que el protagonista viste una larga camisa blanca. El ambiente es muy oscuro, sacando un buen partido de ello la iluminación de Arno Veyrat. La dirección escénica es adecuada, siendo lo más criticable el hecho de no haber envejecido más a la intérprete de la Madre, ya que parecía más bien la hermana del Prisionero. En conjunto podemos hablar de una producción de bajo coste, que funciona razonablemente bien.

La dirección musical ha estado encomendada al italiano Tito Ceccherini, cuya carrera está muy centrada en óperas del siglo XX y hasta contemporáneas. Su dirección me ha parecido francamente buena, aunque abusara de volumen orquestal en ocasiones, especialmente teniendo en cuenta las voces que había a su disposición en el escenario. Buena la prestación de La Orchestre National du Capitole. Bien también el Coro del Capitole, cantando en interno, dando la impresión de estar su sonido amplificado.

El protagonista, el Prisionero, era el barítono turco Levent Bakirci, que lo hizo bien, con una voz un tanto modesta y blanquecina por arriba. Buena la actuación de Tanja Ariane Baumgarten en el personaje de la Madre, una estupenda actriz-cantante. Adecuado, el tenor Gilles Ragon como Carcelero e Inquisidor.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 49 minutos. Cinco minutos de aplausos.

Foto: Patrice Nin
Foto: Patrice Nin

Como segunda parte del programa doble se ha ofrecido esa auténtica joya que es El Castillo de Barba Azul, que cada día resulta más frecuente en los teatros de ópera y con muy buenas razones para ello. No ha sido una excepción el Capitole y la representación se ha saldado con un notable éxito en todos los sentidos.

Nuevamente la producción se debe a Aurélien Bory, que ha hecho un destacable trabajo. La escenografía se debe al propio Aurelien Bory y a Pierre Dequivre y funciona muy bien. El escenario ofrece una gran puerta en el centro, con distintos elementos, que representan puertas adicionales. Todo el conjunto y los elementos individuales se mueven independientemente, dando vueltas sobre sí mismos, resultando muy adecuados en todas las aperturas de puertas. El vestuario de Sylvie Marcucci resulta adecuado, con Barba Azul en negro y Judith de blanco. Nuevamente, ambiente oscuro, como corresponde al libreto, y buena la iluminación de Arno Veyrat. El espectáculo escénico funciona muy bien, con una estupenda prestación por parte de los dos protagonistas.

Nuevamente estaba al frente de la dirección musical el italiano Tito Ceccherini y su trabajo ha sido excelente. Lectura tensa, enérgica y sacando a la luz toda la belleza de la partitura. Además ha obtenido un espléndido juego de la Orchestre National du Capitole, que ha mostrado en esta ópera su gran calidad.

Barba Azul fue interpretado por el bajo húngaro Balin Szabo, que resultó plenamente convincente. La voz es atractiva, aunque no sea muy poderosa y demuestra que domina el personaje de principio a fin.

Muy bien también la interpretación que la mezzo soprano alemana Tanja Ariane Baumgarten hizo del personaje de Judith. Cantó con una grandísima intensidad, como ocurre siempre con ella. Es una excelente artista.

El Capitole ofrecía una entrada de alrededor del 80 % de su foro. El público mostró su entusiasmo al final de la representación, especialmente para los dos protagonistas de la ópera.

La duración musical fue de 57 minutos, a los que se añade un prólogo de 3 minutos, ofrecido por una actriz con lenguaje de sordomudos y sobre títulos. Siete minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 109 euros, habiendo butacas de platea a 100 euros. La entrada más barata costaba 20,50 euros.

José M. Irurzun