Il Segreto di Susanna y La Voix Humaine en la Ópera San Antonio

Il Segreto di Susanna y La Voix Humaine en la Ópera San Antonio
Foto: Greg Harrison

Como cierre de su temporada 2015 la Opera San Antonio ofreció una interesante y satisfactoria cartelera compuesta por Il Segreto di Susanna de Ermano Wolf Ferrari y La Voix Humaine de Francis Poulenc, con la expectativa de contar con la presencia de la soprano Anna Caterina Antonacci, en una rara aparición de la notable soprano en un escenario de ópera estadounidense-Sus próximos compromisos en este país serán en la Opera de San Francisco en junio y julio de este año como Cesira en La Ciociara de Marco Tutino y como Cassandre en Les Troyens de Berlioz– Este díptico, cómico-trágico, que fue un éxito para la artista en la Opéra-Comique de París en el Grand Théâtre de Luxemburgo en el 2013, es un proyecto digno de reconocimiento para un teatro de ópera que privilegió, antes que otra cosa, la parte artística y musical. Los teatros estadounidenses dependen en gran parte de los ingresos obtenidos por taquillas y pocas veces pueden permitirse presentar operas desconocidas o montajes muy atrevidos que podrían ahuyentar al público. Aun así, en su primera temporada, la Opera San Antonio, que en Texas debe competir con los teatros de Houston y Dallas, se permitió ofrecer Salome de Strauss así como Fantastic Mr. Fox del compositor estadounidense Tobias Picker, quien hasta el 30 de abril de este anio, fungió como director artístico de la compañía.

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Entrando de lleno a la función que nos ocupa, y con el fin de apreciar el detallado trabajo actoral y dotar la escena de un carácter más personal e íntimo, la función se realizó en el teatro Studio del teatro Tobin Center un espacio ideal, de apenas alrededor de 200 butacas, por sus reducidas dimensiones y capacidad. Las dos funciones estuvieron totalmente repletas de público. Visualmente sencilla y elegante estuvo la escenografía, en perspectiva, del salón de una casa, así como los refinados vestuarios de estilo antiguo. Desde la alegre obertura se pudo intuir la jocosidad contenida en la partitura de Wolf Ferrari, que fue interpretada con temple y balance por músicos de la Sinfónica de San Antonio bajo la conducción del director Andrés Cladera. Aquí, Antonacci deleitó como Susanna con su particular gracia y desenvoltura escénica, y la musicalidad en su canto. El bajo-barítono Wayne Tigges fue un discreto Conte Gil de desmedida fuerza en su canto y sobreactuación. En la segunda parte, en el mismo salón, pero con una tina de baño en el centro del escenario, en la oscuridad, y con un teléfono en la mano, apareció Anna Caterina Antonacci para encarnar con su magnetismo y seducción al personaje de Ella. La Voix Humaine es una obra que parece adaptarse muy bien a la sensibilidad dramática de la célebre soprano, y con ella transmitió los estados de ánimo por los que atravesó su personaje, como la angustia y la desesperación. Su canto se beneficio de su notable dicción francesa y de un amplio rango de colores en su timbre. La opera se interpretó con la versión para piano compuesta por el propio Poulenc. El pianista Donald Sulzen, que acompaña regularmente a Antonacci en sus recitales, acarició con su instrumento cada nota y las suntuosas melodías de la partitura en un constante intercambio y dialogo con la voz, en un ambiente incomparable.

Ramón Jacques