Il Trovatore. Verdi. Milán. Opera World

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Teatro alla Scala de Milán. 20 Febrero 2014.

Se habían programado dos repartos del título, siendo éste el considerado alternativo, aunque la gripe ha hecho que en buena parte se haya repetido el reparto titular. La producción escénica de Hugo de Ana me sigue pareciendo apta para nostálgicos. La dirección de actores sigue sin existir.

También repetía Daniele Rustioni en la dirección musical. Tras su actuación en el primer reparto, uno llegaba al teatro curado de espanto y eso suele traer consigo que las cosas parezcan mejor. Pero no ha sido así. La dirección de Rustioni me ha vuelto a parecer muy deficiente, con un sonido de la orquesta propio de una banda. Además se le escapó el coro en la primera escena del tercer acto. Paseando por el teatro en el descanso, me encontré en el foyer del tercer piso con unos grandes bustos dedicados a Arturo Toscanini y a Víctor De Sábata. ¿Qué pensarían ellos de la elección de batutas en la Scala actual?

El nuevo Manrico era el tenor uruguayo Carlo Ventre, que ofreció lo que puede esperarse de él. Una actuación solvente y con poco brillo. La voz brilla en la parte de arriba y no lo hizo mal, pero hay que cantar con más expresividad. El aria Ah, si ben mio fue excesivamente rutinaria. La Pira no tuvo sino un verso.

La gripe de Lucrecia García nos volvió a ofrecer en escena a María Agresta como Leonora. No diré sino que es una estupenda cantante, con una voz muy bella y muy bien manejada y que no es Leonora su papel más adecuado. Lo mejor de su actuación fue el aria D’amor sull’ali rosée. También suspendió Luciana D’Intino, lo que no me molestó en absoluto, tras verla en la Princesa de Bouillon el mes pasado en Bilbao. En su lugar volvió a ser Azucena la rusa Ekaterina Semenchuk. La encontré más apretada por arriba que hace dos días y más convincente en el cuarto acto.

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Simone Piazzolla fue el nuevo Conte di Luna. Este barítono tiene un instrumento adecuado para las exigencias del personaje y canta bien. Sea por falta de atención de la regía o por su escasa habilidad escénica, su interpretación dejo que desear, muy estático e inexpresivo durante gran parte de la representación.

Roberto Tagliavini fue el nuevo Ferrando. Frente a Kwanchul Youn ganamos en frescura vocal y perdimos en amplitud y poderío. La Scala ofrecía huecos a simple vista, en una entrada que andaría alrededor del 90 % del aforo. El público se mostró un tanto tibio durante la representación. Al final, hubo bravos para María Agresta. Daniele Rustioni no saludó solo, sino acompañado por Bruno Casoni, el director del coro, aunque los integrantes de éste estaban ya en sus casas.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 49 minutos, incluyendo dos intermedios. Duración musical 2 horas y 6 minutos. Cinco minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 210 euros. En los pisos superiores los precios oscilaban entre 165 y 110 euros. La entrada más barata costaba 24 euros.

José M. Irurzun