IX Premios Líricos Teatro Campoamor 2015

IX Premios Líricos Teatro Campoamor 2015

El Teatro Campoamor celebró la gran fiesta de la lírica española con esta vistosa y ágil ceremonia de entrega de la novena edición de los Premios Líricos Campoamor, los más importantes en este campo en España. Como en anteriores ediciones se contó con la participación de la Orquesta Oviedo Filarmonía y la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo, en vez dirigidos por Oliver Díaz. Como maestros de ceremonia actuaron la actriz Bibiana Fernández y el tenor José Manuel Zapata en la gala en la que los artistas galardonados, como ya es tradición, participan activamente en un espectáculo escénico firmado por Joan Antón Rechi. La noche se dedicó a las víctimas de la reciente tragedia aérea acaecida en los Alpes franceses, con especial recuerdo para los cantantes Oleg Bryjak y Maria Radner.

Rechi y su equipo escaparon del boato grandilocuente y ofrecieron un espectáculo elegante en su desnuda sencillez, fluido y entroncado con el tema por el cual estábamos allí: la lírica. El escenario vacío, con una Vía Láctea de bombillas que variaban de intensidad lumínica y posición, una pantalla en la que se proyectaron vídeos y algunos elementos de utilería (un sofá, un mar de sillas, tres candelabros) lograron imágenes potentes de gran belleza plástica. Un guión de escasas palabras –nada de farragosos diálogos entre los presentadores– sacadas de textos de óperas y zarzuelas, hilaron con gracejo la premiación. Las “Danzas polovtsianas” de la ópera El príncipe Igor de Borodin fueron el arranque de la velada, momento en el que Bibiana Fernández se transfiguró en una diva del canto que recibe decenas de ramos de rosas. Inmediatamente, gracias al práctico escenario giratorio utilizado, se cambió de ambiente musical con el tenor Alejandro Roy (premio Mejor Cantante de Ópera o Zarzuela, por el personaje de Curro en Curro Vargas de Chapí) que cantó la romanza “No puede ser” de la zarzuela La tabernera del puerto. El siguiente premio (Contribución al Mundo de la Lírica) fue para la Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero y pasó a recogerlo el compositor Antón García Abril (presidente del patronato de la fundación). En una butaca de patio estaba la soprano Miren Urbieta, galardonada en la categoría de Cantante Revelación (por su interpretación de Liù en Turandot. En el pasillo central interpretó con gran sensibilidad la “Canción de la luna” de la ópera Rusalka. Desde el foso Oliver Díaz, el director musical de la gala, le hizo entrega de la estatuilla símbolo de los premios. El de Mejor Director Musical recayó en Zubin Mehta (elegido por Die Walküre, Turandot y La forza del destino en el Palau de les Arts de Valencia). En la pantalla se proyectó el vídeo de agradecimiento que el maestro grabó en Moscú ese mismo día y recogió el premio Davide Livermore, el nuevo director artístico del Palau de les Arts de Valencia. Tras la interpretación de la “Danza del fin del día” de El amor brujo, se dio paso al Premio Especial del Jurado otorgado este año a los críticos Roger Alier y Carlos Gómez Amat (su sobrino Joaquín Turina se presentó a recoger el premio). La Mejor Cantante Femenina de Ópera le fue otorgado a la soprano Iréne Theorin, por su Brünnhilde en Die Walküre del Teatro del Liceu de Barcelona. La cantante sueca cantó la página final, “Starke Scheite schichtet mir dort”, de Götterdämmerung con una vibrante intensidad.

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La Mejor Producción de Ópera Española y Zarzuela fue encontrada en Curro Vargas (con dirección escénica de Graham Vick) del Teatro de la Zarzuela. Su director artístico, Paolo Pinamonti, fue quien recogió el galardón. En esta edición apareció la categoría Mejor Recital o Concierto Lírico y le fue otorgado al barítono Christian Gerhaher, quien desafortunadamente no pudo asistir. Antonio Moral, el director del Centro Nacional de Difusión Musical, fue el portavoz y representante de Gerhaher. La Mejor Dirección de Escena fue para Dmitri Tcherniakov por La leyenda de la ciudad invisible de Kitezh que ofreció el Teatro del Liceu y a recoger el premio subió Christina Scheppelmann, directora artística del teatro barcelonés, y la Mejor Producción de Ópera fue encontrada en La forza del destino del Palau de les Arts de Valencia. Su director artístico, Davide Livermore, subió al escenario a recibir la estatuilla. Tras un vistoso “Va pensiero” se procedió al entregar el premio a Mejor Cantante de Ópera al barítono Carlos Álvarez por su Gérard de Andrea Chénier (Festival de Peralada, Julio 2014). Antes de recibir la estatuilla cantó, con poca emoción a decir verdad, “O du mein holder Abendstern”. El momento más emotivo sin lugar a dudas fue el premio a Toda una Carrera otorgado a Jaime Aragall. Visiblemente emocionado ofreció una canción de Tosti, con la que encandiló a un público ya entregado desde el principio. Las dos horas de duración de la ceremonia pasaron ligeras, gracias a habilidad de la propuesta escénica y a la equilibrada lectura musical de la ensaladilla de estilos del programa.

Federico Figueroa