“Sonata de Claro de Luna”. Así llamó el ejército alemán al ataque aéreo de la ciudad de Coventry que fue llevado a cabo por quinientos bombarderos el 14 de noviembre de 1940. La ciudad, que hasta entonces había sido un centro industrial notable dedicado a la automoción y la aviación, quedó completamente en ruinas. Se contaron más de mil doscientos muertos civiles, de los cuales ochocientos no pudieron ser reconocidos nunca. Fue tal el efecto devastador, que desde entonces Goebbels utilizó el nombre de la ciudad como sinónimo de bombardeo masivo. Desde entonces Coventry, y muy particularmente los restos de su antigua Catedral de San Miguel, se han convertido en un símbolo de los horrores de la guerra.
Por ello, la inauguración en 1962 de la nueva catedral anexa a los restos de la destruida se convirtió en una oportunidad para honrar a las víctimas de aquella barbarie que nunca debería arrinconarse en el olvido. En un festival musical celebrado “ad hoc” y con un día de diferencia, se estrenaron King Priam de Michael Tippett y el célebre War Requiem de Britten, que hemos tenido la oportunidad de escuchar este año en diversos lugares de España por celebrarse el centenario de su compositor.
En esta ocasión, esta nueva producción que puede verse en el Linbury Studio Theatre (la sala pequeña de la Royal Opera House) viene servida por la English Touring Opera, una compañía que desde los años 80 se ha convertido en un referente del teatro musical en Inglaterra, girando sus producciones por ciudades pequeñas de Inglaterra. Para que nuestros lectores puedan hacerse una idea, en sus espectáculos han participado artistas de la talla de Sarah Connolly, David Parry, Declan Donnelly, Ivor Bolton o Robert Carsen, entre otros, cuando todavía no habían alcanzado el estatus de “stars” que hoy disfrutan.
Vaya por delante que merece todo tipo de elogios la iniciativa de sacar en gira una obra de estas características a pesar de las limitaciones presupuestarias de la compañía y las exiguas condiciones de los espacios donde desarrollan su actividad. Ya nos gustaría en España que alguna vez pudieran llevarse a cabo un proyecto similar con la calidad con que la ETO nos propone su King Priam.
Sin duda, lo mejor vino por parte del reparto vocal, que sin ser excepcional, cumplía bastante bien las exigencias de la partitura. Especialmente notables fueron Roderick Earle en el rol principal del rey de Troya (particularmente en sus ariosos del primer y tercer acto), Laure Meloy en el papel de Hécuba o Nicholas Sharrat como Paris. Charne Rochford, en cambio, ofreció un canto rudo y en ocasiones estentóreo que parecía válido únicamente para el grito de guerra de Aquiles. Niamh Kelly, a pesar de contar con las exigencias físicas que se requieren para lograr la verosimilitud al interpretar a Elena, no estaba a la altura del resto del elenco en cuanto a condiciones vocales.
La obra se presentó en una nueva orquestación reducida realizada por Iain Farrington hasta cierto punto desequilibrada por la relación entre metales y cuerdas. A pesar de ello, la batuta de Michael Rosewell mantiene el balance convenientemente, sobre todo teniendo en cuenta que la orquesta y el director se situaban en el escenario, detrás del telón de fondo de la escenografía, pues el Linbury Studio no cuenta con foso. A pesar de todo ello, la orquesta no tapó a los cantantes en casi ningún momento, lo cual dadas condiciones de espacio y de tipo de orquestación ya es todo un logro.
La puesta en escena corrió a cargo del director de la compañía, James Conway, quien también tuvo que bregar con las características del escenario. Precisamente por ello, no se termina de entender bien el planteamiento de la escenografía, que constaba de una pared corpórea con una puerta, situada en el hombro izquierdo, por donde aparecían y desaparecían la mayoría de los personajes principales y unas patas también corpóreas a la derecha, por donde salía y entraba el coro. En el centro, un módulo en forma de roca y una tarima servían tanto para las intervenciones principales del rey Príamo (al final del tercer acto, la “roca” se abría para dejar ver unas velas en un efecto que poco aportaba), como también para situar el lugar donde se guarcía la tienda de Aquiles y Patroclo: demasiados elementos para el espacio disponible que impedía un movimiento fluido de los personajes principales. Imaginamos que en otro escenarios más grandes podrá adaptarse la escenografía de manera más apropiada.
Tampoco parecía muy razonable la función del coro, que sólo cuenta breves intervenciones en la partitura. Desgraciadamente, no tengo a mano la partitura para poder comprobar si el compositor indica que se tratan de coros internos o si, por el contrario, deben salir a escena. En cualquier caso, quizás habrían funcionado mejor como coros internos, pues sus intervenciones son mínimas y no cumplen ni la función propia del coro griego en las tragedias (que en la obra de Tippett viene cumplida por tres personajes secundarios), ni ninguna otra función dramática en particular; su presencia en un espacio tan reducido, más que aportar resta. No obstante, merece ser reconocida la prestancia vocal del Coro de la ETO, afinadísimo y empastado, algo bastante frecuente en estas tierras.
Se habría agradecido un mayor cuidado en algunos detalles con el fin de conseguir un acabado más profesional sin necesidad de grandes gastos. Por ejemplo, usar un telón opaco que aforase completamente a la orquesta (desde las butacas de arriba podía verse a la orquesta y la luz de atril del director creaba un efecto de sombra del propio director pues el telón de fondo no era completamente opaco), conseguir una mayor uniformidad en peinados y maquillaje (especialmente en el coro) y, sobre todo, una elección más apropiada de vestuario.
King Priam
Música y libreto de Michael Tippett
Nueva orquestación reducida de Iain Farrington
14 de febrero de 2014, Linbury Studio Theatre (Royal Opera House, Londres)
Director music: Michael Rosewell
Director de escena: James Conway
Diseños: Anna Fleischle
Diseño de luz: Guy Hoare
Ayudante de dirección: Natalie Katsou
King Priam: Roderick Earle
Hecuba: Laure Meloy
Hector: Grant Doyle
Andromache: Camilla Roberts
Paris: Nicholas Sharratt
Helen: Niamh Kelly
Achilles: Charne Rochhord
Patroclus: Piotr Lempa
Hermes: Adrian Dwyer
Old man: Andrew Slater
Nurse: Clarissa Meek
Joven guardia: Adam Tunnicliffe
Paris niño: Caryl Hughes
Cazadores: Stuart Haycock, Johnny Herford, Henry Manning
Coro de la English Touring Opera
Orquesta de la English Touring Opera
Raúl Asenjo