La Accademia del Piacere triunfa en Les Arts

Accademia del Piacere triunfa Por Pedro Valbuena

Como tercero de los cuatro conciertos que integran el ciclo «Les Arts es Barroc i música Antiga», la Accademia del Piacere, dirigida por el violagambista sevillano Fahmi Alqhai, ofreció está tarde el espectáculo titulado, Muera Cupido.

Se trata de una serie de arias -e interludios instrumentales, más o menos improvisados- escritos por algunos de los compositores españoles más destacados del s. XVIII. Entre ellos se colocó un aria de Bononcini, «Pastorella che tra le selve», que a mi juicio, guardaba poca relación con el resto del pograma, y cuya inserción fue justificada en razón de su pertenencia a una colección regia de piezas italianas, según el propio director explicó de viva voz al público. Yo seguí sin entenderlo. El resto de autores, Durón, Torres, Guerau y Nebra ofrecían una buena panorámica de la música escénica habitual en la corte de los primeros borbones y la influencia decisiva que el incipiente italianismo tuvo en toda Europa y en Madrid en particular. Accademia del Piacere triunfaAccademia del Piacere triunfa

Fahmi Alqhai y Núria Rial en una imagen promocional © Les Arts
Fahmi Alqhai y Núria Rial en una imagen promocional cortesía de Les Arts Accademia del Piacere triunfa

Para esta ocasión, la Accademia del Piacere ha contado con la soprano Núria Rial, una reconocida especialista, que estuvo realmente bien. Rial ha colaborado con prestigiosísimas agrupaciones y se ha centrado en la actividad concertística y discográfica, trabajando a las órdenes de directores de la talla de Antonini o Pinnock, entre otros. En su línea de pureza y contención, esta tarde dio una lección de buen hacer. Su timbre exquisito y su afinación certera se vino a mezclar con un fraseo delicado y una dicción irreprochable, empastando de maravilla con el acompañamiento, que solamente la tapó un poco en la parte grave. Se podría decir, en contraposición, que los adornos fueron poco imaginativos y su variaciones estuvieron cerca de la timidez. El gran aria de Nebra, «Adiós, prenda de mi mor», que se prestaba a cierto dramatismo, fue interpretada con frialdad y los ornamentos de la bonita secuencia central se cantaron con un aire más francés que italiano. Fuera de estos matices, su interpretación fue excelente y así se le reconoció con aplauso cerrado.

Foto promocional de La Accademia del Piacere en Les Arts
Foto promocional del ensenble La Accademia del Piacere para la presentación en Les Arts

El resto de integrantes tocó primorosamente, incluidos los pasajes virtuosísticos que cada uno de ellos tuvo que defender a solo. El violón estuvo muy seguro, el instrumento sonó rotundo y con el músculo justo para no enturbiar las texturas superiores. La guitarra se fundió con las cuerdas frotas y parecía formar un todo inmiscible, cosa que no suele ocurrir con este tipo de bajo continuo a la española. Las demás violas estuvieron empastadas, y afinadas de principio a fin, y con una sincronización perfecta, a pesar de los difíciles pasajes en los que, circulando en paralelo, es posible colisionar. De entre ellas destacó claramente el propio Alqhai, que exhibió una técnica incuestionable y un profundo conocimiento de la música que estaba interpretando y dirigiendo a la sazón. Solamente me intranquilicé cuando abordó una variación, de composición propia, sobre el bajo de canarios, una de las danzas mas habituales de la época. Esta pieza estuvo tan festoneada de armonías inusuales que me sacó, un poco a tirones, de la atmósfera que se venía creando desde el principio del recital. La otra objeción por mi parte tendría que ver con la plantilla instrumental. Un consort de violas sería muy poco probable en la interpretación de este tipo de obras, pensadas para la escena y en un momento en que la familia de la moderna cuerda frotada se había impuesto ya claramente. Consecuencia directa de ello es que las violas soprano, que hacían la parte del violín, llegaron a la zona aguda con ahogo, y los momentos álgidos, lejos de ser liberadores, resultaron un poco frustrantes. A pesar de todo, el conjunto sonó con gran cantidad de matices, dinámicas y fraseos homogéneos. Se notaba que no era un grupo de profesionales unidos bajo un mismo contrato (aunque espero que también) sino un ensemble con un gran trabajo a sus espaldas y con un criterio claro, es decir, este programa era un proyecto en si mismo y así se percibió.

El público llenaba algo más de la mitad del auditorio y reconoció el trabajo con aplausos decididos y jaleo variado. La Accademia respondió a estos afectos propinando, de nuevo, a Bononcini que volvió a sonar con energía y gracia. Una tarde deliciosa y un éxito.


Valencia, 1 de diciembre de 2021. Teatre Martín i Soler. Palau de Les Arts. Accademia del Piacere. Núria Rial, soprano. Fahmi Alqhai, viola da gamba y dirección.