La boheme. Puccini. B. Aires

La-boheme.Puccini.B.Aires

Libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa

Teatro Avenida de la Ciudad de Buenos Aires

6 de Septiembre de 2013.

“Los hombres mueren y los gobiernos cambian, pero las canciones (“songs” en el original, entiéndase “arias” o “melodías”) de La Bohème vivirán para siempre” Le escribía Tomas Alba Edison a Puccini en 1920, y las palabras del mítico inventor resultaron premonitorias ya que es esta maravillosa e íntima historia de bohemios musicalizada por el genial compositor italiano, la ópera más representada en Buenos Aires desde su estreno, el primero de la obra fuera de Italia.

Razones existen, y de sobra, para que el público siga emocionándose, disfrutando, riendo y llorando de la mano y con las voces de Mimi, de Rodolfo, de Marcello, de Musetta y de sus amigos en aquella  Paris de finales del Siglo XIX, y es que la ópera superó el cuadro costumbrista, la anécdota, el color local, para hablarnos del alma humana, de sus sueños y quimeras… de su cruda realidad…

Puccini se consolidó con este título como el gran compositor post-verdiano que Italia y la lírica italiana esperaban y desde ella su carrera fue una sucesión de éxitos a uno y otro lado del Atlántico… Un suceso que tras su muerte siguió dando la vuelta al mundo.

La compañía Juventus Lyrica (una de las dos compañías privadas estables que ya hace más de una década vienen presentando temporadas en la capital argentina) decidió cerrar su ciclo 2013 (un ciclo con una programación ciertamente tradicional y dentro del favor seguro del público) con La Bohème que se estrenó en la función a la que asistimos con una sala colmada.

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Ana D´Anna optó por una puesta tradicional, pero en la que estuvo presente el carácter naturalista de la historia de Murger en la que se basa el libreto, despojándola del idealizado encanto de la bohemia parisina y presentándonos una historia netamente realista y, tal vez por ello, más cercana también a nosotros… Vimos en escena una bohemia con su desenfado y su despreocupación, pero también con su miseria contundente. Para ello contó con la eficaz escenografía de Gonzalo Córdova que omitió el «encanto» de los cuadros y presentó un Montmartre suburbano, frío y gris, una buhardilla despojada, un Paris lejos de la romántica estampa for-export. Tal vez una iluminación que aprovechara la creación de climas con mayor acierto no hubiera estado de más, de manera de enriquecer aquí y allá ciertos momentos del planteo visual  de la obra. El vestuario de María Jaunarena resultó grato y consecuente con la concepción general de la puesta.

En cuanto a la marcación actoral fue muy interesante presentarnos una Mimi que supera su tradicional ingenuidad, un poco «ñoña», y la vuelve una mujer que, con delicadeza pero con intención, toca a la puerta del apartamento de hombres solos. Musetta por su parte presentó definidamente su espíritu práctico, con menos poesía y más pragmatismo frente a las necesidades, lo que se notó particularmente en el último acto, cuando es ella la que organiza la acción del conjunto. El grupo de bohemios respondió a su imagen tradicional y se desenvolvió con conviccción e internalización de la situación dramática.

Las escenas populares del segundo acto estuvieron bien resueltas y fue muy efectiva la marcación del coro de niños.

Sabrina Cirera logró una Mimi de primer orden, cantada con una bella voz lírica con un color que le permitió enriquecer el carácter de su interpretación; su interesante caudal hace que corre sin problemas y luce un bello timbre a lo largo del registro. Matizó y fraseó con buen gusto, dando expresividad a su texto, y nos regaló un «Si, mi chiamano Mimi» que fue recibido con una cerrada ovación. Muy interesante el dúo con Rodolfo, conmovedor su «d´onde lieta usci» y su participación en todo el tercer acto (aunque aquí no la favoreció su ubicación, un poco caprichosa, durante el dúo entre Rodolfo y Marcello); coronó la velada con un inspirado cuarto acto. La sala la aclamó, ovacionándola en los saludos finales, un premio que ganó con justicia y retribuyó con una marcadísima emoción.

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El Rodolfo de Mariano Spagnuolo fue creciendo con el transcurso de la función. En el primer acto se lo notó tenso, tal vez con los nervios del estreno, pero a medida que la noche avanzó, logró darnos mucho de lo bueno que tiene: bello timbre, buenos agudos, un caudal muy estimable, buen gusto a la hora de matizar el canto… Durante los dos últimos actos logró sus mejores resultados, conmoviendo sin ambages. Si logra que esos valores sean más seguros damos por sentado que el futuro será muy halagador.

Laura Polverini nos entregó una Musetta de buen cuño, cantada con una voz que se pliega a la perfección a las exigencias del rol y que manejó sin fallas. Su «Quando m´en vo…» arrancó cerrados y merecidos aplausos. Su personaje resultó más completo que en otras versiones y se pudo apreciar su evolución a lo largo de los actos, desde su seductora intervención inicial, a la desenfadada discusión con Marcello del acto III y al pragmatismo y resolución con el que actúa en el acto final. Su presencia en el escenario  es, cada vez más, garantía de calidad.

Fernando Grasi es un Marcello frecuente en los escenarios argentinos y en esta ocasión puso de manifiesto su claro dominio del rol. Su pintor fue servido con buena voz, pareja y de buen fiato; interpretó con intención y logró que su personaje fuera plenamente creíble. Su presencia en el escenario que es siempre articuladora de las acciones de los restantes personajes deparó una grata impresión. Puccini no dotó a su rol de un aria de lucimiento, pero sus intervenciones fueron siempre acertadas y su dúo con Rodolfo del III acto, de muy alto vuelo.

El Colline de Mario De Salvo nos conmovió con una magistral «Vecchia Zimarra…» cantada con tan buen gusto como buena voz. Fraseó con acierto,  actuó con convicción, mostró un timbre y un color oscuro y dúctil ¿puede pedirse más?

Juan Font fue un Schaunard muy convincente desde lo escénico y servido con una voz de bello timbre pero de un volumen un poco por debajo de lo que sería necesario. En cualquier caso dotó de vida a su personaje y pintó desde su ligereza hasta su conmoción final con habilidad y talento.

Gabriel Carasso no encontró en Alcindoro y Benoit personajes en los cuales pudiera lucir lo mejor de sí. Su vis cómica se explayó en el primero, pero el segundo resultó un tanto anodino. Deseamos volver a aplaudir su mucho talento en papeles que le hagan más justicia.

Bien Fernando Navarro, Juan Felco y Gustavo Vita como Parpignol, el Aduanero y el Sargento.

El Coro cumplió una muy lucida intervención en el segundo acto y otro tanto puede decirse del coro de niños que se movió con soltura y cantó con plena musicalidad.

El Mtro. Antonio María Russo puso de manifiesto su oficio y obtuvo un buen rendimiento de la orquesta. Si bien por momentos sus tempos fueron un tanto lentos, su concertación de las escenas de conjunto fue precisa y supo extraer detalles de la partitura con delicado gusto. Su batuta estuvo atenta y vistió la escena enlazándola con el foso con sapiecia.

El publico ofrendó cerradas ovaciones a los intérpretes premiando una labor que testimonia cuánto talento tenemos entre nuestros artistas y cuánto se puede lograr cuando se trabaja a conciencia y al servicio del Arte.

 

LA BOHÈME

ópera en cuatro actos

Música de Giacomo Puccini

Libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa

 

Reparto:

 

Mimi…….. Sabrina Cirera

Rodolfo…. Mariano Spagnolo

Musetta…. Laura Polverini

Marcello… Fernando Grassi

Colline…… Mario De Salvo

Schaunard.. Juan Font

Alcindoro / Benoit… Gabriel Carasso

Parpignol…. Fernando Navarro

Aduanero… Juan Feico

Sargento… Gustavo Vita

Niño…. Luca O. Loza Pérez

 

Coro Juventus Lyrica

Preparador: Mtro. Antonio María Russo

 

Coro de Niños Musizap de la Asoc. Amigos de Orquestas Infantiles

Director Federico Neimark

Orquesta de Juventus Lyrica

Dirección: Mtro. Antonio María Russo

Dirección escénica: Ana D´Anna

Escenografía e iluminación: Gonzalo Córdova

Vestuario: María Jaunarena

 

Función del 6 de Septiembre de 2013. ESTRENO

Teatro Avenida de la Ciudad de Buenos Aires

Prof. Christian Lauria