Teatro Pérez Galdos
ACO
Como no podía ser menos y viene siendo habitual, se cerró la temporada 46 de ópera de Las Palmas de Gran canaria que gestiona dirige y organiza ACO, con un éxito total de la popular ópera de Puccini, La boheme.
Es casi milagroso que ACO, con un presupuesto muy disminuido siga presentando su temporada sin merma de calidad y éxito. ACO funciona de forma muy eficaz y con una amor a la ópera contagioso. Disponen de un director artístico, regista y figurinista de lo mejor que se puede encontrar, sin duda en España., Mario Pontiggia. Si no hay dinero se recicla maravillosamente los elementos escénicos de forma que parecen nuevos y diferentes. Igual con el vestuario. Pero no se toca lo referente a contratar grandes voces que conocen las dificultades económicas y rebajan su caché.
Buscan insospechados patrocinadores y reciben el apoyo de todos sus socios. Lástima que Canarias quede tan lejos porque sus producciones son perfectamente exportables a otros teatros de España y de otros países como ya ha ocurrido alguna vez.. Mario Pontiggia sabe crear un clima entre los artistas y músicos de verdadero amor por el trabajo bien hecho y todos se entregan sin reservas. De ahí los resultados felices.
Esta Boheme ha sido todo un lujo. Traladada la acción a los años 60, posee una coherencia sorprendente. Ha desaparecido el sentimentalismo barato y todo pare mejor explicado. Los bohemios no son tales por ser pobres de solemnidad, sino porque han hecho esta opción de vida. Y Mimí no es una jovencita simplona que se lamenta de principio a fin. Que muera de tuberculosis en los 60 es “pecata minuta”, podría ser de cáncer, sida o cualquier otra cosa incurable en la época. El decorado es sencillamente suntuoso. Desde la buhardilla con una profundidad genial, al café Moumús absolutamente increíble. El escenario se duplica con el mismo espacio de siempre. Decorado fastuoso a base de una proyección de fondo que es puro relieve. La escena invernal es sobrecogedora e inteligentísimamente resuelta, bajo un puente parisino cayendo nieva que son dos proyecciones magistrales de Antonella Conte. La iluminación de Alfonso Malanda es de un gran profesional. El vestuario de Claudio Martín, es muy bello, pese a algunos espectadores que le pusieron reparos… Muy de la época. Finalmente la dirección escénica de Mario Pontiggia es un alarde de manejo de actores, cantantes, coros, figurantes, etc. En el café Moumús, convertido en un cabaret, se mueven cómodamente 110 personas. Asombroso.
El coro que dirige Olga Santana, amateur todos, sorprende por su afinación, compacto y movimiento, así como el Coro Infantíl cde la OFGC, dirigido por Marcela Garrón Velarde.
En cuanto a los cantantes Fiorenza Cedolins encarnó a la desgraciada Mimí siendo el motor de toda la acción; con voz bella y sentida. Una gran artista. Rodolfo lo representó el tenor Massimiliano Pisapia, un poco corto en el centro y bajo pero luminos en la zona aguda. Beatriz Dñíaz compuso una Museta deliciosa por canto y actuación. Felipe Bou supo sacar muy buen partido de su aria “Veccia cimarra”. La gran sorpresa vino del barítono italiano Giorgio Caoduro, con una voz extraordinaria, sabiendo rel+gular las dinámicas, con una proyección formidalbe en los fortes y en el canto a flor de labios. Habrá que seguirla. El resto, Simone del Savio como –Schaunard, Jenómino Tejera como Benoity Rubén Pérez como Parpignol cumplieron con eficacia.
La dirección intensa y sin caídas correspondió al maestro Stefano Ranzani con una orquesta Filarmónica de Gran Canaria entregada y expresiva.
Aplausos y bravos cerraron la última función. Un gran éxito; uno más a la larga lista de ACO
Francisco García-Rosado
