‘La canción del olvido’; una zarzuela valenciana y cosmopolita

                                                        ‘La canción del olvido’; zarzuela  Por Pedro Valbuena

Que estamos cada día más cerca de la normalidad es algo que vamos asumiendo sin apenas darnos cuenta. La vida cultural revive, y uno de los indicadores más claros de esta reactivación es que la iniciativa privada toma impulso. Esta tarde hemos asistido a un espectáculo que se ha abierto camino por si mismo, a base de tesón, esfuerzo y una pequeña dosis de inconsciencia. El resultado ha sido  más que digno, y  el público, que prácticamente llenaba el teatro, así lo agradeció. ‘La canción del olvido’; zarzuela

La canción del olvido es uno de los trabajos más reconocidos del maestro Serrano, y desde que se estrenó con gran éxito en Valencia, hace más de un siglo, no ha perdido ni un ápice de popularidad. Para esta producción se logró reunir una orquesta de proporciones adecuadas, con todos los instrumentos que requiere la partitura, incluyendo un arpa. El conjunto sonó afinado y consistente, y tan sólo reprocharía algún momento de volumen excesivo. Un contratiempo de última hora impidió colocar la guinda del pastel, y es que el maestro valenciano incluyó en la orquestación del muy popular Soldado de Nápoles, una rondalla con la que finalmente no se pudo contar. Sin embargo el coro solventó el contratiempo irrumpiendo en escena con determinación castrense. Es curioso que este mismo problema lo sufriera ya el propio compositor cuando inició la gira por provincias. 

El maestro Ximo Romero dirigió con eficacia a cantantes e instrumentistas, marcando con precisión las entradas de todos ellos, que en ocasiones están escritas de forma algo engañosa. Encontré muy acertada la elección de los tiempos, y transmitió a sus músicos seguridad sin fajar demasiado la expresividad. ‘La canción del olvido’; zarzuela

Raquel Roig (Rosina) y Jacobo Rubianes (Leonello)
Raquel Roig (Rosina) y Jacobo Rubianes (Leonello) ‘La canción del olvido’; zarzuela

El personaje principal, Rosina, estuvo encarnado por Raquel Roig, que ofreció una lectura afinada, con la voz bien apoyada y bastante seguridad, confiriendo al personaje la altivez necesaria y resolviendo con eficacia algún traspié respecto a la réplica del texto. Su partener, Leonello, fue cantado por Jacobo Rubianes, un barítono de noble timbre que estuvo francamente bien respecto a la parte musical de su papel. Quizá en la parte declamada confirió un excesivo aire de solemnidad al texto y además redujo mucho el volumen, lo que provocó que en alguna ocasión el espectador perdiese el hilo argumental. Ambos funcionaron bien como base sobre la que recae el peso musical de esta obra. El contrapunto cómico, como suele ocurrir en el género, lo ofrecían dos personajes de extracción popular que en este caso solamente contaban con parte hablada. Yoel Caballero representó a Toribio, un músico callejero, vividor y caradura. A pesar de que olvidó el texto en algún momento y se trastabilló con algún que otro verso, lo cierto es que su interpretación tuvo  frescura y acabó por obtener la simpatía de un público que rió sus ocurrencias desde su irrupción en escena. Encarna García, la prudente criada Casilda, ofreció el contrapeso de cordura a todo el embrollo con una dicción clara y una gestualidad muy bien planificada. El resto de intervenciones fue muy acertada y todo el mundo resolvió su parte con profesionalidad, especialmente el buen decir y estar de Salvador Roig (el mesonero) y María Jordán (la cortesana Flora).

Yoel Caballero (Toribio)
Yoel Caballero (Toribio) en ‘La canción del olvido’

La escena, dirigida por Federico Figueroa, aprovechó los limitados recursos que ofrecía la sala y a través de muy pocos elementos consiguió crear el ambiente adecuado para cada cuadro. Todo el movimiento de personajes sobre las tablas estuvo bien  coordinado, y a pesar de lo tumultuoso de ciertos números todo se entendió perfectamente. Me pareció muy acertado concentrar el atrezzo en los puntos que podían ser resaltados por la iluminación, que a su vez era  algo limitada. Molestó bastante uno de los focos principales del cielo escénico, que no dejó de parpadear en toda la función.  El texto original, muy bien adaptado, incluyó algunas expresiones y chascarrillos contemporáneos que ayudaron a aproximar la trama al espectador de hoy. Estupenda la idea de acompañar los saludos con uno de los fragmentos más conocidos de esta zarzuela. ‘La canción del olvido’; zarzuela

En definitiva tuve la sensación de asistir a un espectáculo vivo, promovido con ilusión y muchísimo trabajo,  con defectos y equivocaciones, pero también con la frescura y el toque de candidez que son inherentes a nuestro gran género chico. ‘La canción del olvido’; zarzuela


Valencia, 30 de abril de 2022. Ximo Romero, direción musical. Federico Figueroa, dirección de escena. Raquel Roig (Rosina), Jacobo Rubianes (Leonello), Juan Luis García (Lombardi), Yoel Caballero (Toribio) María Jordán (Flora), Encarna García (Casilda), Salvador Roig (Hostalero), Juanjo Fornas (Pietro), David Tejeda (Paolo), Maribel Burón (Invitada). Orquesta y coro de la compañía «Tiempo de Zarzuela».                                                                                  OW